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Nació en Santiago, el 12 de febrero de 1879. Cursó su educación básica en una escuela pública y con posterioridad ingresó al Colegio San Ignacio, para luego estudiar derecho en la Universidad de Chile, egresando en 1901.

En 1925 formó parte de las comisiones que se abocaron a la redacción de la nueva Constitución. Miembro del Partido Radical, ocupó el cargo de ministro del Interior en 1931. Como tal, asumió como vicepresidente de la República para, con posterioridad, con el apoyo de su partido y los partidos Conservador y Liberal, derrotar a Arturo Alessandri (Partido Demócrata), Manuel Hidalgo (Socialista) y Elías Lafferte (Comunista) en las presidenciales de 1931, con un 64% de los votos. Sin embargo, en julio del año siguiente fue derrocado por un golpe de Estado y asumió el poder una junta presidida por Arturo Puga e integrada por Carlos Dávila, Eugenio Matte y el coronel Marmaduque Grove, que proclamó una república socialista.

Falleció en Santiago, el 25 de febrero de 1948.

Los efectos de la crisis mundial

Montero se vio enfrentado a buscar solución a la grave situación económica que vivía el país en ese momento: alta tasa de cesantía, el encarecimiento del costo de la vida y la paralización de las salitreras.

Para mitigar el hambre de los cesantes y sus familias, se contó con la cooperación de instituciones de beneficencia y de otras familias e instituciones que, en las puertas de sus casas, ofrecían comida a los más necesitados.

Los empleados públicos tuvieron gestos de generosidad, donando un día de sueldo para los desocupados. También la ciudadanía concurrió al Banco Central, a donar sus joyas y objetos de valor a beneficio fiscal.

Insurrecciones civiles y militares

El escenario político en que le correspondió intervenir a Montero estuvo marcado por diversas pugnas y expresiones de rebeldía. En septiembre de 1931 se produjo una crisis de proporciones, al sublevarse la marinería y los suboficiales de la escuadra en Coquimbo, en protesta por las rebajas de los sueldos de la administración pública. Al movimiento adhirió el resto de la escuadra emplazada en Talcahuano. Luego del bombardeo a la escuadra en Coquimbo, por parte de la Fuerza Aérea, los sublevados fueron neutralizados, sometidos a consejo de guerra y, finalmente, indultados. El Partido Comunista, por su parte, protagonizó, unos meses después, otro intento de subversión en Copiapó y Vallenar. En las localidades se comentaba que el motín constituía el primer paso en la escalada revolucionaria que terminaría por afectar a todo el territorio. Las autoridades no acogieron el rumor. El 25 de diciembre, militantes comunistas se presentaron en el Regimiento Esmeralda, apoderándose del arsenal. Luego de un intercambio de disparos, los rebeldes huyeron hacia los cerros. Carabineros intentó ocupar la sede del Partido Comunista y, ante la resistencia de sus miembros proveniente del interior del edificio, decidieron dinamitarla. Luego, allanaron los domicilios de conocidos dirigentes y a los que encontraron los fusilaron en el acto. La revuelta dejó un saldo total de 36 muertos.

Medidas económicas

En abril de 1932, durante la presidencia de Montero, se creó la Comisión de Control de Cambios Internacionales, que tuvo como tarea ajustar las importaciones a las letras de cambio disponibles, a fin de evitar la disminución de las reservas de oro del Banco Central. Simultáneamente, se ordenó suspender la emisión de los billetes del mismo banco. Otro artículo dispuso que el banco fijara, día a día, el tipo de cambio, sobre la base del promedio de las últimas transacciones efectuadas.

La renuncia de Montero

El retorno al conservadurismo en plena crisis económica fue interrumpido por el Ejército. El 4 de junio de 1932, un levantamiento militar liderado por la Aviación provocó la renuncia del presidente y la proclamación de una república socialista. El coronel Marmaduque Grove desempeñó un papel clave en esta sublevación y en su orientación política, pero el poder quedó a cargo de una junta de gobierno integrada por Arturo Puga, Carlos Dávila y Eugenio Matte. Uno de sus primeros actos fue disponer una serie de medidas de carácter social. Este nuevo gobierno captó la simpatía popular; no obstante, dentro de él no había unidad. Pronto Dávila renunció a la Junta y fue reemplazado por Rolando Merino Reyes.

Días después, Dávila conformó una nueva junta, encabezada por él mismo y conformada, además, por el demócrata Nolasco Cárdenas y el radical moderado Alberto Cabero. Se restableció el orden público, pero se instauró un régimen que no tenía más apoyo que la fuerza.


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