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Intentos de cambios

Nació en la hacienda de Longaví, en la provincia de Linares, el 20 de diciembre de 1868. Sus padres fueron Pedro Alessandri y Susana Palma. Sus estudios secundarios los hizo en el Colegio de los Padres Franceses y después ingresó a la Universidad de Chile, donde, en 1893, se tituló de abogado. Fue miembro del Partido Liberal y comenzó su carrera política en 1897, cuando fue elegido como diputado por Curicó y Vichuquén, cargo que mantuvo durante seis períodos.

Su primer puesto público fue como jefe de sección en la Biblioteca Nacional. Luego ocuparía diversos ministerios en varios gobiernos, como ministro de Industrias y Obras Públicas, Hacienda e Interior. Además, fue senador por Tarapacá en 1915.

Después de sus dos períodos presidenciales (1920-1925 y 1932-1938), fue senador por Talca, Curicó, Maule y Linares y Santiago. Entre 1945 y 1950, año en que murió, ejerció la presidencia del Senado.

El León de Tarapacá

Cuando Alessandri fue elegido como senador por Tarapacá, surgió el apodo con que sería conocido popularmente: el León de Tarapacá. Esto, por su comportamiento resuelto y decidido para enfrentar esas elecciones, en las que, incluso, desafió al ministro del Interior de la época, Pedro Nicolás Montenegro, debido a la abierta intervención del gobierno en favor de su contrincante.

Alessandri se presentó a las elecciones presidenciales de 1920, en las que, apoyado por la Alianza Liberal, derrotó por escaso margen a Luis Barros Borgoño, quien era el candidato de la Unión Nacional, de tendencia conservadora.

En su programa de gobierno, Alessandri proponía la laicización de las instituciones, una legislación social y un código del trabajo, para cumplir con las necesidades del proletariado.

En el tema económico, quería fijar un impuesto a la renta y crear el Banco Central y, en el aspecto político, deseaba fortalecer el poder presidencial.

Primeros problemas

A pesar de sus intenciones, Alessandri debió enfrentar numerosos problemas que le impidieron cumplir con su programa de gobierno cuando asumió la presidencia del país. El bajo precio del salitre en el mercado internacional provocó el cierre de algunas oficinas salitreras, incrementando la cesantía. Esto se agravó con los incidentes del 14 de febrero de 1921, en que se produjo una huelga en la oficina salitrera San Gregorio, que acabó con la vida de 73 personas y cuya responsabilidad fue atribuida al gobierno. Además, no sería un caso aislado, ya que para controlar otros movimientos similares, el gobierno tuvo que recurrir a la fuerza, distanciándose, de esta manera, de los sectores populares.

Asimismo, las iniciativas legales propuestas por el Ejecutivo eran tenazmente resistidas por la oposición política, trabando su esperada aplicación. Se llegó así a 1924 sin grandes avances y en un serio clima de agitación social.

Ruido de sables

El 3 de septiembre de 1924, el Senado sesionó para legislar sobre la dieta parlamentaria, es decir, pagarle un sueldo a los diputados y senadores. Como varios proyectos sociales y otros relacionados con las Fuerzas Armadas estaban estancados, un grupo de oficiales militares manifestó su rechazo en esa sesión haciendo sonar sus sables.

Alessandri aprovechó la intimidación para que el Legislativo aprobara las iniciativas, como la limitación de la jornada laboral a ocho horas diarias.

Sin embargo, el Comité Militar, constituido después de la protesta, siguió funcionando, por lo cual Alessandri renunció, aunque solo aceptaron que saliera del país por seis meses. Luego, los militares formaron una junta de gobierno presidida por el general de Ejército Luis Altamirano (11 de septiembre de 1924) y disolvieron el Congreso.

La Constitución de 1925

El estancamiento no mejoró con la junta de gobierno y se propuso el retorno del presidente Alessandri al país, a pesar de que sus opositores levantaron la candidatura del político unionista Ladislao Errázuriz.

El 23 de enero de 1925, el coronel de Ejército Carlos Ibáñez del Campo, junto a un grupo de militares, derrocó a la junta, sustituyéndola por una de tipo cívico-militar presidida por Emilio Bello Codesido y que autorizó el regreso de Alessandri.

A su vuelta, se redactó una nueva Constitución, la que fue aprobada por un plebiscito el 30 de agosto de 1925. Este cuerpo legal estableció, en lo fundamental, un régimen de gobierno presidencialista elegido mediante votación directa, la separación de la Iglesia y del Estado y la creación del Tribunal Calificador de Elecciones, que supervisara los comicios de parlamentarios y del presidente de la República.

Renuncia del presidente

Debido a que la inestabilidad del país se mantenía y a los continuos roces con su ministro de Guerra, Carlos Ibáñez del Campo, Alessandri decidió renunciar a su cargo para evitar un quiebre institucional. Sin embargo, antes de hacerlo y para no dejar que Ibáñez lo reemplazara como vicepresidente de la República debido a que era el único ministro en funciones, Alessandri nombró como ministro del Interior a su anterior contendor electoral, Luis Barros Borgoño, en octubre de 1925. Sin embargo, cuando Barros Borgoño asumió la vicepresidencia, se vio obligado a mantener a Ibáñez como ministro.