Skip to main content

En la arquitectura maya, los edificios de piedra eran recubiertos con un estuco de tierra y arena. Las principales obras mayas son los templos piramidales. Conformados por varios cuerpos escalonados, culminaban en una cima en la que se ubicaba el templo, al que se llegaba mediante una escalinata central de peldaños muy angostos. En su interior se realizaban los sacrificios. Algunas pirámides, como el Templo IV de Tikal, superaban los sesenta metros de alto.

Frente a los templos colocaban altares de piedra y estelas, que eran monumentos esculpidos con figuras, en bajo o sobrerrelieve, representando dioses o personajes significativos en la historia o estructura social maya. En los costados escribían el hecho conmemorado y la fecha en que ocurrió.

Los altares, colocados junto a las estelas, tenían formas redondas, y en algunos casos imitaban a animales. En ellos se depositaban ofrendas, que podían ser animales, piedras preciosas, plumas y alimentos. En ocasiones muy importantes ofrendaban sangre humana, pinchándose con agujas de hueso los labios, lengua o lóbulos de las orejas. También quemaban mucho incienso de copal.

Los palacios tenían varios cuartos con anchas puertas. Los techos planos eran sostenidos por vigas y columnas. Sobre el techo, y paralelo a la fachada principal, construían otro muro, que decoraban con bajorrelieves. Estos tenían por objetivo elevar las construcciones respecto a los árboles que las rodeaban. Se les conoce como cresterías.

La parte superior de los muros y sus costados eran decorados con mosaicos o mascarones de deidades.

Durante el período clásico se han identificado tres estilos arquitectónicos, correspondientes a las ciudades ubicadas en la zona norte de la península de Yucatán:

– Río Bec: trataba de imitar las construcciones de la ciudad de Tikal, con torres sólidas y escalinatas de peldaños tan angostos que eran imposibles de subir. Las fachadas eran adornadas con estucos, en los que se entrelazaban motivos geométricos con figuras humanas o de animales. Este estilo correspondía a las ciudades de Xpuhil, Becán, Hormiguero y Río Bec.

– Chenes: muy similar al anterior, pero sin torres falsas. Las fachadas eran más recargadas y tenían incrustaciones de figuras talladas en piedra. Este estilo fue característico en las ciudades ubicadas entre la zona sur y las montañas Puuc. Las más representativas son Santa Rosa Xtampax, Dzibilnocac y Hochob.

– Puuc: las fachadas eran cubiertas de estucos con mosaicos, sobre los que se superponían cuerpos de serpientes y máscaras de deidades con nariz ganchuda. Con mucha frecuencia utilizaban arcos falsos y columnas redondas o cuadradas. Chichén Itzá, Uxmal, Kabah, Labná, Sayil y Kayal son las ciudades más conocidas que corresponden a este estilo.