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El cuerpo expresa todo lo que pasa en nuestro interior, nada queda oculto  pues incluso cuando estamos en absoluto estatismo, estamos comunicando algo. El ser humano experimenta emociones en todo momento, siempre estamos emitiendo señales respecto de cómo nos sentimos. Alegría, miedo, tristeza, ira, enojo, amor y muchas otras emociones, tienen  su forma de expresión que se revela a través del cuerpo y del rostro.

Cada emoción que experimentamos nos hace adoptar una posición corporal que va a la par de un gesto facial e incluso de un determinado ritmo respiratorio. Si es ira, respiramos rápido, nuestros ojos se encienden fijando la mirada en su objetivo. Si es amor el suspiro es largo y la mirada vuela buscando en las nubes el rostro amado. Si el enojo nos domina nuestras cejas lo denotan y hablamos fuerte y golpeado. Si la tristeza nos invade, parecemos ausentes, mantenemos la mirada baja y no podemos sonreír.

Cada vez que nuestro cuerpo expresa algo, nuestro entorno lo percibe, y cada cosa que decimos está determinado por cómo lo decimos, por ejemplo, si manifestamos corporalmente tristeza y nos preguntan cómo estamos, podremos responder que estamos bien, pero nuestro interlocutor sabrá que mentimos pues es nuestro cuerpo y nuestro rostro lo que revela nuestro verdadero estado interior.

Existe un arte especializado en crear a través de nuestro cuerpo y rostro expresando emociones y narrando situaciones. Es el arte del mimo dramático que existe desde los griegos, pero que es revivido por el francés Étienne Decroux quien vivió entre 1898 y 1991, quien lo dio a conocer ante el mundo contemporáneo y lo difundió dejando muchísimos seguidores y creadores que lo han desarrollado y dado a conocer a través del mundo.

El mimo corporal es una rama del arte dramático del movimiento, que se diferencia de la pantomima ya que esta última se dedica más a cambiar palabras por gestos. El objetivo específico del mimo corporal dramático es representar lo invisible, sobre todo las emociones, lo que requiere mucha técnica de observación y de aplicación donde el cuerpo debe transformarse en una excelente herramienta que exprese el gesto justo en el momento indicado.

Un excelente exponente del mimo dramático fue Marcel Marceau, quien en 1947 creó a su personaje Bip que le acompañaría por el resto de su vida. El arte de Marceau no ha encontrado otro igual, sus simples y silenciosas secuencias han recibido los elogios en cada lugar en que se han presentado. Bip cargando la caja, caminando en contra del viento, el fabricante de máscaras, en el parque y sátiras de todo tipo, desde escultores a matadores, han sido descritas como geniales llegando a ser considerado el mejor mimo del mundo. ¡Juzga por ti mismo!