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Al igual que en el caso de la contaminación atmosférica, el progreso y los avances logrados por el hombre han llevado a producir desechos, muchos de los cuales llegan hasta el agua. Es así como la contaminación del agua se produce cuando este vital elemento ha perdido las condiciones naturales, por lo tanto, ya no reúne las características de su estado natural.

Como resultado de la contaminación, el agua ha sufrido cambios en su color y composición, producto de la cantidad de suciedad que llega a ella (desechos de los hogares, detergentes, petróleo, pesticidas y desechos nucleares). Estos desechos alteran su sabor, densidad, pureza, etcétera.

Existen diferentes contaminantes del agua. Algunas de ellas son las aguas residuales y los residuos provenientes de las industrias. La ganadería también impacta en la contaminación de las aguas.

La ganadería también contamina las aguas. Foto: Pixabay
La ganadería también contamina las aguas. Foto: Pixabay

Aguas residuales

Son aquellas aguas que trasladan desechos domésticos de la ciudad. La existencia de un mayor número de casas habitaciones, implica un mayor número de personas, lo cual genera un volumen más alto de aguas residuales que transportan materia orgánica de desechos, abundante en fosfato.

En las aguas existen bacterias cuya función es degradar los desechos; cuando estos son moderados, las bacterias son capaces de desintegrarlos sin dificultad. En cambio, cuando los volúmenes de desechos aumentan, las bacterias no son capaces de realizar su trabajo y las aguas se enturbian lentamente.

Esto conlleva que disminuya la luz, las algas no puedan realizar la fotosíntesis, lo que -a su vez- trae como consecuencia la muerte de muchos peces y algas. Por falta de oxígeno, estos organismos comienzan a descomponerse, se van al fondo y se va formando una espesa capa de material orgánico en fermentación, incompatible con la vida de los seres vivos acuáticos.

Otro factor contaminante de las aguas residuales es la presencia de parásitos, bacterias y virus. Lo peligroso es que, si esta agua que forma parte de un río o canal, es usada para regadío. De este modo, dichos microorganismos se depositan en los alimentos que consumimos.

Algunas enfermedades que pueden ser provocadas de esta forma son el cólera, fiebre tifoidea, disentería, etcétera.

Residuos provenientes de industrias

Las aguas que arrastran residuos de industrias son portadoras de un gran número y diversidad de agentes contaminantes. Algunos de estos son:

– Residuos de detergentes (espuma): estos son eliminados y se integran a las aguas de los ríos, donde pueden destruir muchos tipos de vida acuática.

– Residuos minerales y sales metálicas: estos desechos pueden llegar a ser agentes contaminantes en los ríos y provocar grandes daños en la distribución y cantidad de flora y fauna. Su presencia en las aguas de los mares, hace que los contaminantes se concentran en algunas especies que viven en el lugar, sin provocarles la muerte. Pero los residuos tóxicos pueden llegar al hombre, si este consume dichos organismos.

– Derivados del petróleo: estos residuos tienen distintas fuentes y llegan a las aguas de maneras diferentes. Por ejemplo: el agua de las lluvias lava las calles y arrastra restos de alquitrán, aceites y combustibles, los cuales finalmente van a parar a los ríos.

Los residuos van formando una delgada o gruesa película y de ésta se van desprendiendo ciertas sustancias tóxicas las cuales van intoxicando el plancton, peces y los diversos organismos acuáticos.

En los casos en que el petróleo es eliminado en grandes cantidades en forma accidental o no, por los barcos, se forma una densa capa sobre las aguas, llamada marea negra. Dicha capa impide la oxigenación de las aguas y nuevamente se produce la destrucción.

– Productos agrícolas: constituidos por los residuos de los animales y ciertos compuestos químicos, que son usados como plaguicidas y fertilizantes. Cuando este tipo de sustancias se usan descontroladamente, se puede llegar a destruir cierto tipo de animales y vegetales, rompiendo el equilibrio natural y perjudicando mucho a los animales superiores.

Este tipo de contaminante se va depositando en el organismo humano, y en algunos casos no provoca la muerte, pero sí mal formaciones, poco desarrollo, etcétera.

Una tubería con agua contaminada. Foto: Pixabay
Una tubería con agua contaminada. Foto: Pixabay

Contaminación de mares y océanos

«Nuestros océanos reciben el efecto cada vez mayor de la contaminación, la pesca excesiva y la degradación general. Esta situación lo afecta todo: desde el clima hasta los arrecifes de coral» (Agenda 21, capítulo 17)

La contaminación daña enormemente nuestros océanos; el ser humano es responsable de la mayor parte de ella. Al igual que la atmósfera, los mares tienen una gran capacidad de adaptación, que se está acercando a sus límites. Esta situación tiende a empeorar: se calcula que para el año 2020 el 75% de la población podría vivir a 60 Km. (40 millas) de la costa.

Si no logramos cambiar, todas esas personas estarán arrojando desechos y aguas negras en los mares.

Es un hecho que cada año los barcos derraman 600,000 toneladas de petróleo en el mar.  Por lo tanto, no es extraño que muchos peces sean inadecuados para el consumo. Sin embargo, esto no detiene a los pescadores.

Algunos de ellos incluso utilizan redes kilométricas que se arrastran atrapando delfines y otras piezas que no son necesarias. Los excesos en la pesca conducen a una captación de peces cada vez menor.

La vida en las olas del océano

«Las naciones deben comprometerse a controlar y reducir la contaminación del ambiente marino y a mantener su capacidad de sustentar la vida» (Agenda 21, capítulo 17).

No podemos seguir considerando a los mares como cofres de tesoros que esperan ser explotados. Tampoco podemos continuar sacando peces como si estuviéramos aspirándolos. Nuestra comprensión de este ecosistema es aún menor que la de tierra firme. Es necesario estudiarlo y respetarlo más, como a los bosques tropicales. El mar es el hogar de millones de animales que tienen tanto derecho a la vida como nosotros.

Contaminación del agua dulce

En su mayor parte, toda actividad económica y social depende de las aguas dulces. En muchos países, éstas son cada vez más escasas. La administración de las fuentes de agua es de vital importancia para esta década y las venideras. (Agenda 21, capítulo 18)

No es casualidad que los dos capítulos más extensos de la Agenda 21 traten acerca de los ríos y los mares. La «Cumbre de la Tierra» debió llamarse «Cumbre del Agua», ya que la superficie de nuestro planeta está cubierta en un 70% por agua, y es ésta o mejor dicho, la falta de ella, la que causará la mayor parte de los problemas en el siglo XXI. En zonas secas, como el Medio Oriente, las naciones han amenazado con pelear por ella.

Escasez de agua

En nuestros días, muchos países tienen menos agua de la que necesitan. A principios del próximo siglo, una tercera parte de las naciones tendrá escasez de agua de modo permanente.  ¿Dónde encontrar fuentes nuevas? La primavera es cada vez más pobre como consecuencia de la tala de los bosques. Los lagos subterráneos, que datan de tiempos prehistóricos, se agotan con rapidez.

Estamos obteniendo la mayor cantidad posible de agua de los ríos; el resto es inservible a causa de la contaminación. El agua de mar desalinizada es una fuente potencial, aunque el costo del proceso es diez veces mayor.

Contaminación del agua por crudos

La contaminación por crudos consiste en contaminar el hábitat con cualquier hidrocarburo líquido. Se trata de una de las formas más graves de contaminación del agua, y el término se emplea sobre todo en relación con el vertido de petróleo al medio ambiente marino; en este caso, la masa que se produce tras el vertido y que flota en el mar se conoce con el nombre de marea negra.

Sólo un 10% del petróleo que va a parar al mar procede de accidentes marinos.

Otras fuentes son la atmósfera, la filtración natural, la contaminación de los ríos, las refinerías de petróleo situadas en la costa, las plataformas petrolíferas marinas, las descargas operativas de los petroleros, y otras causas (como el vertido en el golfo Pérsico durante la Guerra del Golfo en 1991, que se estima en unas 460.000 toneladas).

El petróleo vertido en el medio ambiente marino se degrada por procesos físicos, químicos y biológicos. Al principio, un vertido de petróleo se extiende con rapidez sobre la superficie del mar, y se divide en una serie de «hileras» paralelas a la dirección del viento dominante.

Evaporación

La evaporación se produce rápidamente: los compuestos volátiles se evaporan en unas 24 horas.

Las manchas de petróleo ligero pueden perder hasta un 50% en cuestión de horas. Las fracciones remanentes del petróleo, más pesadas, se dispersan en el agua en forma de pequeñas gotas, que terminan siendo descompuestas por bacterias y otros microorganismos.

En algunos casos se forma una emulsión de agua en petróleo, dando lugar a la llamada mousse de chocolate en la superficie.

La velocidad a la que se producen los procesos mencionados arriba dependerá del clima, el estado del mar y el tipo de petróleo. Así, cuando el petrolero Braer naufragó en la costa de las Shetland en enero de 1993, liberando 680.000 barriles (85.000 toneladas) de petróleo, los daños quedaron restringidos a las piscifactorías locales y a las poblaciones de aves marinas debido a que el mar estaba muy agitado, el viento era favorable y el petróleo era relativamente ligero.

En el mar, la contaminación por crudo es sobre todo dañina para los animales de superficie, en especial para las aves marinas, pero también para los mamíferos y reptiles acuáticos.

El petróleo daña el plumaje de las aves marinas, que también pueden ingerirlo al intentar limpiarse.

En la costa hay ciertos hábitats especialmente vulnerables y sensibles a este tipo de contaminación. Estos incluyen los corales, las marismas y los manglares.

La contaminación por crudo también puede ser muy dañina para los cultivos marinos (en particular para las jaulas de salmones y las bandejas de ostras) y para los centros recreativos, como las playas y los centros de deporte acuáticos.