Hace mucho tiempo, en un viejo y solitario rancho, vivía un niño muy desordenado, llamado Luchito.
Un día, los padres de Luchito salieron y éste se quedó solo en casa.
Aprovechando esto, el niño fue a un lugar muy oscuro, y, de repente, escuchó una voz que decía: «Tú has venido hasta acá y ahora tendrás que sufrir».
Luchito se asustó mucho y salió corriendo de vuelta a su casa.
Luego de algunos días, el niño regresó a ese mismo lugar. Cuando volvió a escuchar aquella extraña voz, Luchito se acercó para descubrir de donde provenía. De pronto, se encontró con una luz roja, que le decía: «Soy el Más Allá y me has encontrado. Ahora, tendrás que darme tu alma, o mataré a toda tu familia».
Luchito, muy asustado, aceptó. En ese momento, el Más Allá invocó todos sus poderes y le quitó su alma. El Más Allá le entregó una botellita al niño y le dijo que si esa botellita se rompía, él se iría al infierno.
Un año después, la mamá de Luchito quebró la botellita sin querer.
En ese momento, el niño desapareció. La señora desesperada, llamó a su esposo y él encontró el lugar dónde su hijo había visto la luz roja un año atrás.
En aquel instante, el padre de Luchito escuchó una voz que decía:»Yo me llevé a tu hijo, porque él vendió su alma para que ustedes no salieran lastimados. Ahora él está conmigo».
Al escuchar esto, el papá salió y le dijo a su esposa que a Luchito se lo había llevado el Más Allá, pero también que desde donde esté Luchito, siempre los va a querer.
Desde ese entonces, el espíritu nunca más volvió a molestar.
Termina la guerra de Vietnam