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En medio del siglo XVI ocurrieron distintos conflictos entre los españoles y mapuches. Uno de los más importantes motivó el alzamiento general de los indígenas que habitaban el sur de la actual Región del Biobío. Este episodio se conoce como el Desastre de Curalaba.

Fue en esta batalla en la que, el 23 de diciembre de 1598, murió el gobernador Martín García Oñez de Loyola, sobrino-nieto de San Ignacio de Loyola.

La autoridad fue atacada en medio de un conflicto liderado por el toqui Pelantaru, cuando las tropas españolas -formadas por encomenderos y vecinos- viajaban con rumbo a Angol.

Desastre de Curalaba y el fin de la Conquista

El Desastre de Curalaba, ubicadoa orillas del río Lumaco, es reconocido como un hito histórico, ya que marcó el fin de la Conquista. Este enfrentamiento se dio en el marco de la Guerra de Arauco.

Curalaba es reconocido como el mayor revés para los españoles en tierra americana. Esto, principalmente, porque el terreno perdido antes los mapuche nunca volvió a ser recuperado en los doscientos años posteriores.

La ferocidad de la batalla quedó de manifiesto, luego de que algunos de los cuerpos oficiales españoles fallecidos fueran decapitados y sus cabezas clavadas en una pica.

Entre ellos, estaban los restos de Oñez de Loyola, consigna un archivo histórico publicado por La Tercera.

Nuevo gobernador

La corona española trató de enmendar el descalabro generado tras el Desastre de Curalaba, donde muchos asentamientos terminaron saqueados y totalmente destruido.

Por esta razón se produjo el nombramiento de Alonso de Ribera, militar español reconocido por su experiencia en la resolución de conflictos.

La derrota española significó el abandono de siete ciudades fundadas al sur del río Biobío, el que desde ese momento quedó establecido como la frontera entre los indígenas y el Reino de Chile.

Bajo este escenario, Ribera fue nombrado gobernador para «pacificar» una de las zonas más conflictivas del sur de Chile.

Luego de su llegada a suelo chileno, Ribera constató que el ejército español carecía de disciplina militar. Frente a ello, Ribera trabajó en la profesionalización de las tropas.

Esto aplicó un estricto régimen y organización interna, consiguió ordenar a los militares.

Instancias de «pacificación»