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El mercado es el lugar -no necesariamente físico- en el que confluyen la oferta (productores) y la demanda (consumidores) de productos y servicios, así como de activos financieros (necesarios para invertir), con la finalidad de realizar su intercambio por dinero.  Es un lugar, un punto de encuentro en un momento determinado.

También se define como el conjunto de instituciones que permiten relacionar a los compradores y vendedores de un bien o servicio.

Tipos de mercado

– Dependiendo del espacio geográfico, puede ser nacional o internacional.

– En relación al volumen, puede ser minorista -los productos se venden por unidades- o mayorista -sólo se venden productos en grandes cantidades-.

– Si se trata de un producto o servicio en especial, va acompañado del nombre de este, mercado del vino, del cuero, financiero, etc.

El funcionamiento del mercado depende de tres variables: oferta, demanda y precio.

– Oferta: está constituida por la cantidad de bienes y servicios que pueden venderse en el mercado a un precio determinado en un momento dado.

– Demanda: cantidad de bienes y servicios que los consumidores están dispuestos a adquirir en el mercado. La compra está determinada por el beneficio de obtenerlos, su precio y el de sus sustitutos.

Cuando la demanda es muy sensible a las variaciones de precio de un producto, se dice que esta es elástica; cuando la demanda se mantiene estable pese al aumento de los precios, se dice que es rígida.

En general los bienes de primera necesidad (pan, medicamentos) suelen tener una demanda rígida, es decir, que no varía aunque los precios suban.

Por el contrario, los bienes que satisfacen necesidades más superfluas suelen tener una demanda más flexible. Por ejemplo, si un vestido o un pantalón que te gusta mucho sube de precio, probablemente no lo comprarás y buscarás otro que esté acorde a lo que puedes, y consideras justo, pagar.

– Precio: se define mediante la relación entre la oferta de un producto en el mercado en un tiempo determinado y la demanda que por dicho producto manifiestan los consumidores en ese mismo período.

Los consumidores determinan la demanda de bienes y servicios en función de los beneficios que esperan obtener de un producto a un determinado precio; la oferta la definen los productores, quienes determinan la cantidad y la calidad de los productos que ofertan en el mercado. El productor hace su oferta mediante un precio de venta, considerando los costos de producción, el volumen de la demanda y sus expectativas de ganancia.

Así, el precio sube cuando baja la oferta en relación a la demanda. Al revés, si aumenta la oferta y no la demanda, los precios bajarán. Si un producto, por cualquier motivo, se vuelve escaso, el mercado adapta la demanda a la oferta subiendo el precio. Aunque muchas personas requieran este producto, sólo las que tengan el poder adquisitivo suficiente podrán comprarlo. Por lo tanto, el mercado regula la demanda, pero no las necesidades.

Se habla de precio de equilibrio cuando la cantidad demandada de un bien es igual a la que se ofrece de él.

Independientemente del mercado del que se trate, existe un mecanismo básico de regulación: la competencia (que ya mencionamos anteriormente). Esta se refiere a la posibilidad de contar con diversas alternativas de bienes y servicios que nos permitan tomar la decisión más conveniente en relación con nuestros recursos. En otros términos, obtener el mejor bien al menor costo.

Mercados de competencia perfecta

Se habla de un mercado de competencia perfecta cuando:

– Existen muchos oferentes de un bien o servicio; es decir, hay posibilidad de elección.

– El producto es homogéneo, ya que existen productos similares que pueden reemplazarlo.

– No existen dificultades para que un nuevo productor entre al mercado.

– Existe información completa y gratuita para los consumidores y los productores acerca de las mejores oportunidades de compra y venta.

– Ni los consumidores por separado, ni los productores aisladamente, pueden influir en el precio de un bien o servicio.

Se habla de mercados de competencia imperfecta cuando:

– Hay un número restringido de oferentes, como en el caso del monopolio (un solo oferente o vendedor) y del oligopolio (solo unos pocos oferentes o vendedores). Para los consumidores, la posibilidad de elegir es muy limitada o inexistente.

– Los productos tienden a ser únicos, por lo que no pueden ser sustituidos.

– Existen barreras que impiden el ingreso al mercado de nuevos productores u oferentes.

– La definición de precios es manipulada por el productor, fundamentalmente mediante el aumento o la disminución de la producción. Ejemplo: petróleo.


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