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La adolescencia es la edad del «estoy gordo«, «me gustaría tener el pelo liso» y «sería feliz siendo más alto«. O peor, la edad del «no sirvo para nada«, «nadie me entiende» y «nadie valora lo que hago«… Es decir, la adolescencia es una de esas etapas en que, como parte del proceso de búsqueda de identidad, la autoestima -la medida en que valoramos lo que somos y nos sentimos orgullosos de ser así- se pone a prueba en cada minuto.

Y enfrentar el cuestionamiento sistemático e implacable que da la inseguridad ante la propia imagen está marcando más de lo que se pensaba a los jóvenes chilenos. Y en forma negativa. Las primeras pistas de cómo anda la autoestima a esta edad es un estudio publicado en 2009 en la revista de psicología Castalia, en el cual participaron 973 estudiantes, hombres y mujeres, de un colegio de clase media de Santiago (ver recuadro).

Entre los hallazgos de esta investigación está el que los adolescentes se autocalifican como de mala conducta, porque «hago cosas malas» (70%) o porque «molesto a la gente» (68%); pero a la vez, el 86% dice tener buena presencia… Hasta ahí no habría mucho de lo que preocuparse, las respuestas -sobre todo las sobre conducta- pueden atribuirse a la inmadurez de la edad.

Pero cuando las preguntas profundizan un poco, lo que se encuentra es que los adolescentes en Chile se ven a sí mismos de manera más bien positiva en cuanto a su imagen, y negativa y crítica cuando hablan de sus capacidades, sobre todo si éstas implican el juicio de los demás.

Felices y reacios a la exposición

Dentro de la investigación, una de las área que presenta mayores porcentajes y de manera positiva, es la que tiene que ver con aspectos como las relaciones con los demás y la familia. Ahí y ante la pregunta «se considera alegre», el 93,4% de los estudiantes de entre 7° básico y 4° medio respondió que sí. Una cifra similar (95,4%) obtuvo el ítem «me llevo bien con la gente». También un porcentaje alto y positivo marcaron aspectos como «soy importante en mi familia», con un 93,8%, y «soy una buena persona», 95,4%.

Pero enfrentados a sus propias capacidades, se consideran lentos para terminar los trabajos; un 68% dice que se distrae en clases, y un 55% olvida lo que estudió. En tanto, sólo un 51% se considera un buen lector.

Más preocupante aún es el ítem sobre «presentarse voluntario a los trabajos en el colegio», donde sólo el 23,6% de los consultados lo hace. «Esto es algo que tiene que ver con el exponerse ante los demás o con mantenerse en el anonimato. Refleja de alguna manera esa cosa apocada del chileno», dice la psicóloga María Elena Gorostegui, docente de la U. Academia de Humanismo Cristiano, autora de este trabajo junto a la psicóloga y docente de Salud Mental de la U. de Chile, Anneliese Dörr.

Panorama preocupante

Además del mal concepto que tienen de sí mismos en el área académica, los adolescentes no se consideran líderes entre sus pares. Apenas un 24% siente que tiene esa capacidad de agrupar a sus compañeros en torno a una actividad común, como pueden ser juegos o deportes. Asimismo, sólo un 39% se siente popular entre sus compañeros y más del 43% considera que no tiene buena suerte.

Sumando y restando los resultados de los 60 ítemes en que fueron consultados los casi mil jóvenes, se concluye que hay una baja autoestima, la que puede estar explicando el bajo rendimiento académico de los escolares.

Además, el hecho de tener un mal concepto de sí mismo en lo intelectual, el no atreverse a tomar la iniciativa, no considerarse líder entre los suyos, son elementos que van en contra de la imagen del modelo ideal que todo adolescente aspira a tener. Esta distancia entre cómo un adolescente se valora y cómo le gustaría ser, produce ansiedad. Lo que, según los especialistas, puede llevar a empeorar el concepto que tienen de sí mismos.

Buscando soluciones

La familia y la sociedad son elementos decisivos en definir el concepto que cada uno tiene de sí mismo. Y esto es de gran relevancia en el proceso de aprendizaje, por lo cual es fundamental promover en los estudiantes una autoimagen positiva

Para Gorostegui, esto es algo que no puede manejar solamente el colegio. «Es importante que se involucren la familia y la sociedad. Es fundamental que existan reglas del juego claras, en que se conozcan las consecuencias  de las acciones que los jóvenes realizan. De esta manera podrán mejorar su rendimiento», afirma.

Chile versus Estados Unidos

El trabajo de las psicólogas María Elena Gorostegui y Anneliese Dörr comparó la población adolescente entrevistada en Santiago con una muestra de estudiantes estadounidenses, a los que se había aplicado los mismos 60 ítemes usados en Chile. En conducta, los escolares de EE.UU. se evalúan mejor. Y si bien en apariencia física se valoran menos que los chilenos, en presentarse voluntario a los trabajos, o sea exponerse ante los demás, los superan en más de 30 puntos. Asimismo, los estadounidenses superan en casi 20 puntos a los chilenos en liderazgo, además de sentirse más populares, más aceptados y más conocidos entre sus compañeros.
Todo indica que los escolares en EE.UU. gozan de una mejor autoestima, lo que va de la mano del mejor estatus y reconocimiento que dicen tener en el colegio.


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