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El nuevo gobernador llegó a la bahía de Coquimbo en abril de 1557.

Sin pasar por Santiago, se dirigió a Concepción y enfrentó a los mapuches (dirigidos por Caupolicán), en los combates de Lagunillas y Millarapue (1557). García Hurtado continuó explorando el territorio y fundando ciudades. También, reconstruyó Concepción y Tucapel y en 1558 levantó la ciudad de Cañete. Llegó hasta el seno de Reloncaví, fundando, además, Osorno.
El gobernador también ordenó algunas exploraciones como la de Juan Ladrillero (ver recuadro) y la de Pedro del Castillo quien fundó la ciudad de Mendoza (1561).

Los mapuches, por su parte, tomaron la ofensiva tan pronto vieron que García Hurtado dividía sus fuerzas. Así, al mando de Caupolicán, atacaron el fuerte de Tucapel, pero fueron derrotados.

Luego, Alonso de Reinoso arremetió de sorpresa sobre las tropas de Caupolicán logrando vencerlos y tomando prisionero a su toqui, quien murió empalado.

De la aparente paz al retroceso de la Conquista

El rey Felipe II (sucesor de Carlos V) decidió deponer al virrey del Perú y a su hijo (1559) y nombró como gobernador a Francisco de Villagra. Cabe señalar que al finalizar el mandato de García Hurtado, la situación era de tranquilidad entre los ríos Copiapó y Biobío. No obstante, más al sur, la lucha del pueblo mapuche continuaba y varias ciudades y fuertes se encontraban en constante amenaza.

Francisco de Villagra no consiguió detener la rebelión mapuche. Así, las derrotas en Purén, Mareguano, Cañete y Licoya demostraron la ineficacia de los españoles en su objetivo de someter a los indígenas. Villagra falleció en 1563, dejando a su primo Pedro de Villagra a cargo del gobierno.

La política militar del nuevo gobernador tendió a la concentración de fuerzas, por lo que fortaleció las guarniciones de Angol y Concepción, logrando varias victorias sobre los mapuches. Sin embargo, pronto fue destituido y en su remplazo se puso a Rodrigo de Quiroga, quien ordenó la reconstrucción de Cañete y el repoblamiento de Arauco. Además, realizó la conquista de la isla de Chiloé (1567). Sin embargo, el rey, al ver que la resistencia mapuche seguía, quiso solucionar el problema entregando el gobierno a los cuatro oidores de la Real Audiencia de Concepción, recientemente creada (1567).

La falta de experiencia de estos funcionarios los llevó a tomar decisiones equivocadas, por lo que los españoles sufrieron varias derrotas.

Al año siguiente, un nuevo gobierno, dirigido por Melchor Bravo de Saravia, organizó una campaña contra los mapuches. Pero en la batalla de Catiray (1569), sufrió una gran derrota. El rey, luego, designó nuevamente como gobernador a Rodrigo de Quiroga (1575), cuya administración estuvo marcada por varios problemas: un terremoto, una insurrección indígena comandada por el mestizo Alonso Díaz y la aparición de los corsarios ingleses. En 1580, murió De Quiroga, siendo sucedido temporalmente por Martín Ruiz de Gamboa, quien ese mismo año fundó la ciudad de Chillán.

Alonso de Sotomayor sucedió a Ruiz de Gamboa (1583), quien consideraba que para vencer a los indígenas se debía contar con un ejército numeroso y preparado. Este gobernador solo lograría esporádicos triunfos en la guerra.

Desastroso fin del siglo XVI

El último gobernador de la etapa de la conquista, Martín García Óñez de Loyola (1592) pensó que para vencer a los indígenas había que, primero, fomentar la paz (haciéndoles regalos o prometiéndoles liberarlos de los tributos). Ante esto, los mapuches supusieron que los españoles actuaban así, porque estaban debilitados. Por ello atacaron las ciudades fundadas en su territorio.

En diciembre de 1598, las tropas de Pelantaro atacaron Angol. El gobernador, al enterarse de la situación, partió a defender la ciudad. Antes de llegar, los españoles acamparon en Curalaba y en este lugar, los mapuches los sorprendieron (23 de diciembre) matando al gobernador y casi toda la tropa. Esto se conoció como el desastre de Curalaba.

Después de la muerte de Óñez de Loyola la insurrección mapuche se extendió. Las ciudades que los españoles habían levantado fueron abandonadas. Solo Concepción logró resistir. De esta manera, se decidió fijar la frontera en el río Biobío. El siglo XVI terminaba dejando a Chile sumido en el más espantoso desastre y miseria.

El descubrimiento de Chile

Terminada la conquista del Perú (1535), los españoles continuaron con sus expediciones encaminadas a encontrar oro y metales preciosos que, según los rumores de los incas, abundaban en estas tierras.

El 3 de julio de 1535, Diego de Almagro salió desde el Cuzco acompañado por 50 hombres en busca de dichas riquezas. El conquistador bordeó el lago Titicaca y al cruzar el río Desaguadero se le sumaron 100 soldados que habían salido con anterioridad (a cargo de Juan de Saavedra) para conocer el terreno.

Con una tropa aumentada a 150 hombres, Almagro siguió camino por Tupiza y Chicoana y atravesó los Andes por el paso San Francisco (frente a Copiapó actual). Este era el punto donde comenzaban las nuevas tierras que se conocerían posteriormente con el nombre de Chile.

El frío y el hambre mataron a cientos de indígenas que acompañaban la expedición. Ante tal panorama, Almagro tomó parte de sus tropas y se adelantó por la quebrada de Paipote. Aquí los nativos los auxiliaron y los abastecieron de víveres.
Al llegar a Copiapó, Almagro y su expedición se convirtieron en los descubridores de Chile. No obstante, el navegante Hernando de Magallanes había bordeado por el sur nuestro territorio en el año 1520.

Antes de su partida desde el Cuzco, Almagro comisionó al capitán Ruy Díaz para que navegara con refuerzos y víveres y aguardara en algún punto de la costa de Coquimbo. A estas alturas, Almagro ya había traspasado los límites de su gobernación (Nueva Toledo) y continuó hacia el sur. En los siguientes valles, Huasco y Coquimbo, los españoles se enfrentaron a los indígenas. Almagro llegó al valle del río Aconcagua y de ahí siguió hasta el valle de Maipo.

Paralelamente, había mandado a dos de sus capitanes a recorrer las regiones cercanas. La expedición de Juan Saavedra llegó hasta la costa donde estaba la nave de Alonso Quintero, quien estaba al mando del San Pedro (única nave sobreviviente de la flota de Ruy Díaz). Otro destacamento, comandado por Gómez de Alvarado, avanzó hasta la confluencia de las márgenes del río Itata. Ante la resistencia de los indígenas y la ausencia de riquezas, Almagro resolvió regresar al Perú, llegando al Cuzco en 1537.

Segunda expedición a Chile

A pesar de los negativos comentarios de Almagro acerca de las tierras del sur, años más tarde vendría un nuevo conquistador. En 1539, Pizarro nombró a Valdivia teniente gobernador, autorizándolo a una expedición a Chile. Este se unió con el comerciante Francisco Martínez y con el capitán Alonso Monroy, teniendo que aceptar además a Pedro Sánchez de la Hoz.

En enero de 1540, Valdivia salió del Cuzco con una tropa de 11 españoles (entre ellos Inés de Suárez) y cerca de mil yanaconas con dirección a Chile. La ruta que decidió tomar el conquistador fue la misma que usó Almagro a su regreso al Perú (camino del Inca).
Así, luego de bordear el salar de Atacama, llegó a Copiapó (1540). La expedición continuó su travesía hacia el sur pasando por los valles de Huasco, Coquimbo, Limarí, Choapa, Aconcagua y del Mapocho (diciembre de 1540). En este último, Valdivia encontró buenas condiciones para el emplazamiento de una ciudad.

Así, el 12 de febrero de 1541, a los pies del cerro Huelén (actual Santa Lucía), se realizó la fundación de la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo.
Luego de levantar algunas construcciones básicas (casas de madera y paja, bodegas y una iglesia), el paso siguiente fue instaurar un cabildo (marzo de 1541), que se encargaría de la administración de la ciudad.

Pedro de Valdivia, el Gobernador de Chile

Las noticias que llegaban del Perú sobre la posible muerte de Francisco Pizarro, que significaba un cambio de teniente gobernador en Chile y la más que segura pérdida del derecho a tener encomiendas, alertaron al cabildo de Santiago. Por ello se decidió nombrar a Valdivia gobernador y capitán general (junio de 1541).

Con el fin de continuar con la conquista, Valdivia debía abastecerse de oro y un barco con el cual viajar al Perú para traer hombres y provisiones. Por ello, inició la explotación de los lavaderos de oro del Marga Marga y la construcción de la embarcación se llevó a cabo en la desembocadura del río Aconcagua. Por esos días, Valdivia había salido de Santiago hacia el valle del Cachapoal con el objetivo de someter a indígenas rebeldes. Pero debió volver a la ciudad (alertado de una conspiración en su contra) llevando consigo a gran parte de los españoles encargados de la construcción del barco, situación que fue aprovechada por los nativos para atacarlos.

El gobernador, luego, decidió dirigirse hacia el sur del río Maipo, dejando otra vez Santiago. El cacique Michimalonco aprovechó esto y atacó la ciudad (11 de septiembre de 1541). La defensa de Santiago estuvo dirigida por Alonso de Monroy. Este ataque significó un gran retroceso en las tareas de conquista, y por ello, a su regreso, Valdivia ordenó a su lugarteniente Alonso de Monroy que viajara al Perú (1542) en busca de refuerzos y de provisiones. Este consiguió una tropa de setenta hombres y el envío de un barco («Santiaguillo») con suministros. Su arribo se produjo en Valparaíso (1543).

La fundación de ciudades

En 1544, Valdivia comisionó a Juan Bohón para que fundara una ciudad en el norte, a mitad de distancia entre Santiago y Copiapó. Fue así como el 15 de noviembre fundó la ciudad de La Serena.

Valdivia, también le pidió a Juan Bautista Pastene que explorara las costas que quedaban al sur. Este a su vuelta a Valparaíso, informó sobre la numerosa población indígena que habitaba estas tierras. Al enterarse de ello, Valdivia pensó inmediatamente en someter a los indios con el fin de darlos en encomienda. Pero necesitaba reforzar sus tropas y por ello envió al Perú a Monroy y Pastene (septiembre de 1545).

En tanto, Valdivia comenzó una excursión que alcanzó hasta el Biobío, pero ignoraba el instinto guerrero de los mapuches. Se alojó en Quilacura, en donde fue atacado por los indígenas (1546). El enfrentamiento marcó el inicio de un extenso conflicto que se denominó guerra de Arauco.

Valdivia volvió a Santiago, pero antes tomó prisionero a una cantidad indeterminada de mapuches. Entre ellos estaba Lautaro que más tarde se transformó en su sirviente.

Valdivia viaja al Perú

A mediados del año 1547, Pastene regresó a Chile y le contó a Valdivia que en el Perú, Gonzalo Pizarro (hermano de Francisco) estaba liderando una sublevación y que desde España había llegado un enviado real, Pedro de la Gasca.
Ante estos graves hechos y con el fin de colaborar con De la Gasca, Valdivia partió al Perú, pensando, también, en aprovechar su viaje para obtener recursos para la conquista.

Al llegar, Valdivia colaboró con las tropas de Pedro de la Gasca y juntos derrotaron a las fuerzas de Gonzalo Pizarro (1548). Por su labor, Valdivia fue recompensado con el título de gobernador de Nueva Extremadura (1549). Este territorio comprendía desde Copiapó, en los 27º de latitud sur, hasta los 41º, y hasta 100 leguas desde el mar al interior. Valdivia llegó a Valparaíso en abril de 1549.

Expedición hacia el sur

En su regreso al país, Valdivia comenzó a planificar una expedición para llegar más allá del Biobío con el fin de incorporar estas tierras a la conquista y someter a los indígenas. En 1549, acompañado de cerca de 200 soldados y un grupo de indígenas que colaboraban con los españoles (comandados por Michimalonco, ahora de aliado), Valdivia pasó el río Biobío y se enfrentó a los mapuches en la batalla de Andalién (15 de enero de 1550), donde los hispanos resultaron estrechamente victoriosos.

Luego, los españoles se dirigieron hacia la costa y en el lugar que los nativos conocían como Penco, fundaron un fuerte. Aquí recibieron una nueva embestida indígena que terminó con otro triunfo para los conquistadores. Creyendo dominado el territorio, el 5 de octubre de 1550, Valdivia fundó en ese lugar la ciudad de Concepción.

Las tropas de Valdivia continuaron su avance al interior de la Araucanía y fundaron las ciudades de Valdivia y Villarrica y el fuerte de Tucapel (1552). Al año siguiente, se fundó Los Confines de Angol y Santiago del Estero (actual Argentina), además de levantar dos fuertes: Arauco y Purén.

Valdivia sostenía una actividad conquistadora intensa y estaba determinado a dominar hasta el estrecho de Magallanes. De hecho, en septiembre de 1553, envió a Francisco de Ulloa en busca del estrecho, regresando en diciembre del mismo año sin haberlo logrado. Cabe señalar que la fundación de ciudades y fuertes en un territorio tan dilatado había provocado la dispersión de las fuerzas españolas y, por lo tanto, las dejaba debilitadas. Esto fue aprovechado por los indígenas, que Valdivia creía sometidos. Durante este período, el joven mapuche Lautaro huyó de los españoles y volvió a su pueblo.

El encuentro de Lautaro y Valdivia

Lautaro convencería a los guerreros mapuches de usar los conocimientos adquiridos en su contacto con los españoles y que tenían que ver con tácticas de combate, uso de armas y dominio del caballo. Así, les sugirió que había que dejar el ataque masivo y enfrentarlos en bloques o grupos sucesivos. Con estos argumentos, Lautaro fue elegido toqui, e inició una hábil preparación de su ataque. En tanto, los españoles comenzaron a sospechar de los planes mapuches cuando un grupo de ellos se fugó de los lavaderos de Villarrica. Por ello, Valdivia decidió separar sus tropas y envió a La Imperial a Gabriel de Villagra y hacia Tucapel a Diego de Maldonado. Sin embargo ambos fueron emboscados. Así, mientras eso pasaba, otro grupo, comandado por Caupolicán, atacaba el fuerte de Purén. Ante tal situación, Valdivia partió a defender el fuerte de Tucapel (15 de diciembre de 1553), pero se encontró con el feroz ataque de los mapuches. Los españoles soportaron de buena forma la primera embestida de los nativos, pero cuando pensaban que el combate estaba ganado, apareció otro escuadrón de indígenas diezmando las tropas españolas y haciendo que Valdivia ordenara la retirada. Sin embargo, Lautaro logró tomar prisionero a Valdivia y luego lo mató.

La ofensiva mapuche

Tras la muerte de Valdivia, los cabildos del sur, Santiago y La Serena nombraron, paralelamente, tres gobernadores: Francisco de Villagra, Rodrigo Quiroga y Francisco de Aguirre. Esto a pesar de que el testamento de Pedro de Valdivia decía que sus sucesores debían ser Jerónimo de Alderete o Francisco de Aguirre.

Finalmente, la Corona, respetando los deseos del conquistador, nombró gobernador a Jerónimo de Alderete, pero este murió antes de llegar a Chile. Para poner fin a este conflicto, el virrey del Perú, impuso a su propio hijo, García Hurtado de Mendoza, como gobernador.

Mientras, Lautaro siguió organizándose para luchar contra los invasores y en febrero de 1554, logró una holgada victoria en la batalla de Marihueñu. Los sobrevivientes españoles se refugiaron en Concepción y los pobladores, temiendo un ataque, huyeron. La ciudad fue destruida. El temor se extendió entre los pobladores españoles y se produjo también el abandono de Villarrica.

Además, Lautaro comandó un avance hacia el norte (1555), pero antes de llegar, una epidemia de tifus lo detuvo. Esto fue aprovechado por Francisco de Villagra para reforzar sus guarniciones y reconstruir Concepción.

Lautaro reanudó la ofensiva y volvió a destruir Concepción, iniciando su marcha hacia Santiago. En su avance decidió acampar cerca de Peteroa, recibiendo el ataque de Villagra (abril de 1557), quien logró que los mapuches retrocedieran.
Lautaro reforzó sus huestes y volvió a la carga, logró cruzar el río Mataquito y acampó a los pies de los cerros de Caune. Sin embargo, en ese lugar los españoles le dieron un certero golpe, matándolo y derrotando a sus tropas.


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