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La revolución de los bolcheviques (1917), que derrocó al Zar Nicolás II en Rusia e instauró poco después el régimen comunista en ese país, cambió el paisaje artístico. En la música son dos los autores más importantes de esa nueva etapa: Serguéi Prokofiev y Dimitri Shostakovich.

Prokofiev mezcló las más diferentes tendencias vanguardistas para usarlas en una sola estética, muy personal, guiada por la pureza de la forma. Se dice que el autor del famoso cuento sinfónico para niños Pedro y el lobo, enriqueció todos los géneros que experimentó, desde el sinfónico y el concertante – con cinco grandes conciertos para piano y dos para violín-, al escénico, con suites de ballet como Romeo y Julieta y con óperas como El amor de las tres naranjas.

Shostakovich fue una de las personalidades más importantes y versátiles de su tiempo. Elaboró un arte de rico timbre y de original lenguaje melódico, pero complejo y vigoroso. Pero su sinfonismo es el que le ha dado mayor fama, como en el caso de las sinfonías número 1, 5 y 7 (Leningrado).