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Durante la Edad Media la escultura se redujo solo a la producción de relieves y figuras para el embellecimiento de grandes obras arquitectónicas.

El artista no buscaba alcanzar la belleza. Por el contrario: sus figuras religiosas eran desproporcionadas, ya que se tendía a una generalización de los rasgos y a la abstracción. En reemplazo de la individualización, habían arquetipos que enfatizaban alguna expresión primaria sobrecogedora, relacionada con el infierno, el mal o el pecado.

Se buscaba enviar un mensaje que tenía por finalidad adoctrinar a los fieles. De hecho, la decoración escultórica se ubicaba en las entradas y en las columnas de las iglesias.

Los árabes, que estuvieron en Europa durante casi toda la Edad Media, utilizaban piedras, estuco, marfil, y en algunos casos la madera, para realizar sus esculturas. En España, el palacio de la Alhambra, construido durante el dominio musulmán, está decorado con estuco.

Los trabajos en marfil tuvieron su mayor desarrollo en España durante el califato de Córdoba. La madera está presente en relieves hechos en puertas de mezquitas, techos y sillas.

Arte gótico

En la Baja Edad Media, conocida también como la Europa de las catedrales, surgió el arte gótico, estilo predominante desde mediados del siglo XII hasta principios del XV, que tendió a recobrar el naturalismo de las formas y cuyas manifestaciones se encontraban principalmente en el exterior de las catedrales y en monumentos funerarios.

Aún se temía a Dios y se obedecía a la Iglesia. Sin embargo, reaparecieron las esculturas más bellas e ideales; las figuras eran alargadas, de postura rígida. Al principio el movimiento estuvo representado en la posición de las cabezas, que están hacia la derecha o izquierda, inclinadas hacia adelante o atrás. Después se fue expresando en los pliegues de las ropas, que permitían intuir la anatomía.

Además de las representaciones relacionadas con temas bíblicos, también surgieron las gárgolas, los monstruos, fieras, diablos, reptiles y cabezas grotescas.

Arte bizantino

Nació en el siglo IV d. C. en el Imperio Romano de Oriente, y se desarrolló hasta el siglo XV. Desde ahí pasó a los países del Este de Europa.

Es un arte subordinado al poder del emperador, y manifiesta tres influencias: un cristianismo incipiente, el racionalismo griego y el Islam.

Varios eventos afectaron su desarrollo. Los más notables fueron: el movimiento iconoclasta del siglo VIII (que destruía las imágenes religiosas), y, en el siglo XI, la ruptura entre la Iglesia de oriente y la de occidente. Este arte produce una arquitectura monumental que se manifiestó en las iglesias, bellos mosaicos y esculturas impresionantes. Dos ciudades de particular interés para el arte bizantino son Bizancio-Constantinopla y Ravena.

La escultura bizantina es enorme o pequeña, y en todo caso, escasa. Era frontal, hierática (motivos religiosos) y formal. Los ojos, grandes y mirando hacia lo alto, pretenden trasmitir inquietudes trascendentales.

Las estatuas grandes son de piedra (mármol, etc.). Las pequeñas son relieves organizados en dípticos portátiles hechos de marfil.


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