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Más pronto que tarde, las colonias españolas recibirían el fuerte influjo de la «Ilustración», tendencia intelectual que situaba a la razón como ente protagónico y que solo aceptaba como verdadero lo que podía ser racionalmente demostrado, colocando en tela de juicio desde asuntos políticos hasta religiosos y el progreso de la humanidad como una de las principales metas a alcanzar.

Esto influyó directamente en el espíritu de las casas reales europeas y en la administración de sus gobiernos y colonias. Es así como la monarquía española adoptó para sus territorios nuevas reformas, orientadas al desarrollo y al incremento del control estatal sobre los nuevos dominios.

Un nuevo impulso

Con la llegada de Gabriel Cano y Aponte, gobernador de nuestro país desde 1717 a 1733, se inició una importante etapa en el país: comenzaba la era de los gobernadores ilustrados, preocupados por el crecimiento de las colonias no solo en el aspecto económico, sino que también social y urbano.

Numerosas reformas y adelantos se impulsarían en el territorio, de la mano de dirigentes políticos eficientes. Una nueva generación de autoridades se instalaba en Chile, la mayoría consciente de los problemas que aquejaban a la sociedad, preocupados del conflicto indígena e interesados en impulsar un desarrollo duradero.

El progreso material sería una de las constantes de esta etapa. El espíritu emprendedor de los nuevos gobernadores explicaría la construcción de caminos, nuevos cementerios, obras públicas de gran envergadura (como la catedral de Santiago y los tajamares del río Mapocho), canales de regadío, la fundación de ciudades y una serie de medidas económicas que beneficiaron a toda la población, como la creación de la casa de Moneda y la generación de redes comerciales con los demás países de Latinoamérica.

Entre los principales gobernadores del último siglo colonial destacan José Antonio Manso de Velasco (1733-1745), Manuel de Amat y Junient (1755-1761), Antonio de Guill y Gonzaga (1761-1768) y Ambrosio O’Higgins (1788-1796).

Cambios en la monarquía

A España no solo arribaron nuevas ideas durante el siglo XVIII, sino que también llegó una nueva dinastía al poder. Con la muerte de Carlos II se terminaba la dinastía de los Habsburgo, ya que el monarca no contaba con descendencia. Así, tras revisar la línea de sucesión y resolver las suspicacias generadas en los países vecinos, asumió el duque de Anjou, perteneciente a la dinastía de los Borbones, quien adoptó el nombre de Felipe V. Durante su reinado se impulsaron importantes reformas, como el fomento a la diversifi cación económica, la gradual liberalización del comercio con América y el desarrollo de exploraciones científi cas en las colonias, entre otras. Su estilo de gobierno explicaría, incluso, las reformas administrativas implementadas en el país.

Ejemplo de eficiencia

Si bien nuestro país tuvo la suerte de tener, durante el siglo XVIII, connotados y eficientes gobernadores, existió uno que sobresalió entre ellos. Fue el caso de Ambrosio O’Higgins, comerciante de origen irlandés, que dirigió al país entre 1788 y 1796 y que es considerado uno de los principales impulsores del desarrollo del Chile colonial. Entre sus méritos se encuentran la optimización de los recursos fiscales, la fundación de numerosas ciudades (como Illapel, Vallenar, Linares y Parral) y la implementación de varias obras públicas (construcción de caminos, edificios públicos y mejoras urbanas).


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