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La furia mundial de las armas

Hitler fue dando poco a poco los pasos que desencadenarían la Segunda Guerra Mundial: en marzo de 1938 invadió Austria, declarando el Anschluss (unión de Austria y Alemania); en septiembre del mismo año se anexó (ver glosario) los Sudetes, territorios checoslovacos donde la población alemana era mayoría. Posteriormente, con la ayuda de Polonia y Hungría, ocupó Checoslovaquia. Todo esto ante la impotencia de la Sociedad de las Naciones.

Preocupado por la amenaza de la Unión Soviética (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS), Hitler firmó en agosto de 1939 un pacto de no agresión con este poderoso país. Así quedó libre para invadir, el 1 de septiembre de ese mismo año, al país vecino Polonia, mediante la táctica de blitzkrieg o guerra relámpago, donde usaba su poder militar en forma intensiva y rápida. Ante esta operación, Inglaterra -apoyada por casi todos los miembros de la Comunidad Británica- y Francia declararon la guerra a Alemania. Había estallado la Segunda Guerra Mundial.

La Europa nazi

Alemania y la URSS se repartieron Polonia. Además, la Unión Soviética ocupó Finlandia y la obligó a cederle parte de su territorio. Las Repúblicas bálticas (Estonia, Lituania y Estonia) fueron incorporadas a la Unión Soviética.

Usando sus unidades blindadas y a la aviación, Hitler tuvo espectaculares victorias. En abril de 1940 las fuerzas germanas invadieron Dinamarca y Noruega. El mismo año ocuparon Holanda, Bélgica, Luxemburgo, irrumpieron en Francia y cortaron las comunicaciones de los aliados, que fueron evacuados en Dunquerque.

Del continente europeo, solo Inglaterra continuaba la lucha. Para atacarla, Hitler confió en su poderío aéreo y bombardeó numerosas veces las ciudades inglesas. Pero bajo la dirección del Primer Ministro inglés Winston Churchill, esta nación no cedió. Finalmente, el líder alemán suspendió la “batalla de Inglaterra”.

Por su parte Italia, que había entrado en guerra el 10 de junio de 1940 apoyando a Alemania, atacó a Inglaterra en el norte de África y a Grecia en los Balcanes, zona donde las fuerzas alemanas, junto a las de Hungría y Bulgaria, también invadieron Yugoslavia (abril de 1941).

Entusiasmado y convencido de que era necesario para consolidar definitivamente su poder, el 22 de junio de 1941 Hitler invadió la URSS, traicionando el pacto de no agresión mutua con este país.

Con casi toda Europa a sus pies, intentó crear el Nuevo Orden, que en el fondo era germanizar a este continente, sometiéndolo al dominio de la superior raza aria, según Hitler. Para eso creó numerosos campos de concentración (ver infografía) donde fueron enviados millares de prisioneros. En ellos murieron casi seis millones de judíos, pero también fueron asesinados europeos de otras nacionalidades y religiones.

Despierta Estados Unidos

Si bien Estados Unidos se había mantenido neutral en el conflicto, con lentitud comenzó a mostrar sus preferencias por los aliados, a los cuales ayudó económicamente, sobre todo a Inglaterra.

Sin embargo, Japón, que con su agresión a Tailandia e Indochina había provocado una gran tensión en Asia, atacó con 250 aviones, sin previa declaración de guerra, a la flota norteamericana en Pearl Harbor, Hawaii, el 7 de diciembre de 1941. Para la nación oriental, el poder de Estados Unidos en el Pacífico era un obstáculo serio a sus aspiraciones de expandirse hacia el continente asiático y las islas de la Polinesia.

Ante la agresión, Estados Unidos y los aliados (excepto la URSS) declararon la guerra a Japón. A su vez, Alemania y sus aliados (excepto Finlandia) declararon la guerra a los estadounidenses. El conflicto se había hecho mundial.

Comienza la recuperación

En 1942, el panorama era desfavorable para los aliados, ya que las potencias del Eje habían logrado grandes avances. Japón había conquistado las Filipinas, muchas islas del Pacífico y todo el sudeste de Asia. En la Unión Soviética, las fuerzas alemanas habían llegado a Stalingrado y al Cáucaso. En África, el Eje se había apoderado de Túnez, Libia, Marruecos y el general alemán Erwin Rommel parecía a punto de conquistar El Cairo. En la guerra naval, los submarinos (ver glosario) alemanes amenazaban con aniquilar a las flotas aliadas.

Sin embargo, una serie de victorias aliadas, cuyos principales países eran Inglaterra, Estados Unidos y la URSS, comenzaron a cambiar el escenario bélico.

En octubre de 1942, la victoria del mariscal inglés Bernard Montgomery en El Alamein, seguida por el desembarco de tropas norteamericanas en Argelia, constituyó un triunfo total sobre las fuerzas del Eje en el norte de África.

Se silencian los cañones

La situación en el Pacífico se volvió en contra de los japoneses. Las victorias navales del Mar de Coral y de Midway, de Estados Unidos, le permitieron desembarcar, no sin una feroz resistencia, en Guadalcanal. Comandadas por el general Douglas McArthur y los almirantes William F. Halsey y Chester W. Nimitz, comenzaron la recuperación isla por isla, lo que les permitió recobrar las Filipinas en 1945 y llegar con sus fuerzas hasta las puertas del Japón en Iwo-Jima y Okinawa.

Por otra parte, Hitler había subestimado las fuerzas soviéticas. Después de grandes avances, los nazis fueron asediados por divisiones siberianas que les hicieron retroceder. A pesar de contar con tres millones de hombres, los alemanes pierden batallas y, en febrero de 1943, el general Friedrich Von Paulus, al mando del VI Ejército alemán, es derrotado y capturado en Stalingrado. Y en el norte son las tropas de Erich Von Manstein las que caen. Hitler había fracasado rotundamente en Rusia. De hecho, el ejército soviético llegó en 1944 al interior de Polonia y Hungría, y expulsó a las fuerzas del Eje de los Balcanes.

En cuanto al poderío naval de Alemania, basado sobre todo en sus submarinos, este fue prácticamente eliminado al fin de la batalla del Atlántico.

Día “D”

Mientras las tropas soviéticas avanzaban en medio de violentas luchas hacia las fronteras orientales de Alemania, y en el centro de Italia los aliados encontraban dura resistencia germana, Estados Unidos y Gran Bretaña preparaban el asalto por el oeste.

El 6 de junio de 1944, dirigidos por el general Dwight Eisenhower, desembarcaron en Normandía, en la costa francesa, en lo que se conoce como el día “D”. Desde ahí comenzaron a avanzar, provocando la retirada de los alemanes. A fines de 1944 fueron liberadas Francia y Bélgica. Se conquistaron Grecia y Checoslovaquia.

Los sistemáticos bombardeos de la aviación aliada destruyeron ciudades alemanas, desarticularon el sistema de transporte y paralizaron la producción industrial.

La resistencia alemana se derrumbó y el 28 de abril Hitler se suicidó. Con posterioridad, el 2 de mayo, cayó Berlín en manos de las tropas soviéticas, a las que luego se les unieron las aliadas, y Alemania, totalmente en ruinas, firmó la rendición el 7 y 8 de mayo de 1945.

Meses más tarde, en agosto, y con el fin de terminar rápidamente con la resistencia japonesa, el Presidente de Estados Unidos, Harry Truman, ordenó lanzar sobre una ciudad nipona, Hiroshima, una nueva y destructora arma: la bomba atómica. En pocos segundos quedaron destruidos 60.000 edificios y murieron 64.000 personas. También Nagasaki, otra urbe japonesa, sufrió ese mes los efectos de una bomba similar. Japón se rindió incondicionalmente.

La Segunda Guerra Mundial, que dejó 22 millones de muertos, 35 millones de heridos e incalculables pérdidas materiales, había terminado.

Consecuencias de la guerra

Entre las numerosas consecuencias que dejó la Segunda Guerra Mundial, se encuentran:

-División de Alemania en cuatro zonas repartidas entre Estados Unidos, Unión Soviética, Inglaterra y Francia, aunque en 1949 quedaría dividida en la República Democrática Alemana (bajo influencia comunista o soviética) y República Federal y Democrática (con un gobierno pro-occidental y capitalista instaurado por Estados Unidos, Francia e Inglaterra).

-El juicio a los máximos dirigentes nazis sobrevivientes en la ciudad alemana de Nuremberg.

-La creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para mantener la paz mundial.

-El fin de la supremacía de Europa en el mundo a manos de dos superpotencias: Estados Unidos y la Unión Soviética, cuya mutua desconfianza daría origen a la llamada guerra fría, que mantendría al mundo al borde de una Tercera, y tal vez, catastrófica Guerra Mundial.

-Una nueva división territorial y política del viejo continente.

Glosario

– Anexar: en este caso, unir un territorio a otro de tal manera que se cree una dependencia del último con el primero.

– Submarino: barco de guerra capaz de navegar bajo el agua.

¿Sabías que?

Durante el puente aéreo sobre Berlín, muchos niños esperaban con ansias un avión en especial, pues su piloto siempre se las arreglaba para lanzarles chocolates.

A pesar de haber liderado el triunfo de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill no fue reelegido como Primer Ministro británico.


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