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El  clavel del aire es una epífita que afecta a árboles y arbustos. El hábitat del género Tillandsia, dedicado al botánico sueco Elías Tillands, se encuentra desde Virginia en Estados Unidos, hasta Chubut en Argentina con aproximadamente 49 especies descritas siendo las de mayor frecuencia en los alrededores de Buenos Aires Tillandsia aëranthos y recurvata. Existe otra especie conocida como barba del monte o cabello de ángel bastante frecuente cuyo nombre es T. usneoides.

El clavel del aire ha adquirido una gran difusión en las últimas décadas en varias zonas del país, como por ejemplo el gran Buenos Aires, regiones de la Pcia. de Córdoba como los valles de Punilla, Traslasierra, Paravachasca y el litoral, y afecta tanto a especies nativas como exóticas.

Vulgarmente mucha gente piensa que se trata de una parásita que le «chupa la savia» al huésped, y que esa acción le produce una muerte lenta y prematura. La realidad es que sólo la plaga utiliza al huésped para fijarse a través de su sistema radicular y una prueba práctica de que no necesita de un huésped para vivir es que se observa, por ejemplo, vegetando e invadiendo los cables de los diversos tendidos aéreos. Las semillas de clavel del aire son muy pequeñas, fusiformes y poseen unos pelos sedosos y blancos con  que se fijan a distintas superficies. Los cables, por ejemplo, no son superficies totalmente pulidas, y a medida que van envejeciendo la cobertura se va haciendo mas porosa, se va recubriendo de suciedad,  polvo atmosférico, a veces los colonizan los líquenes,  con lo que la semilla encuentra una superficie apta para  quedar adherida.

¿De qué vive el clavel del aire?

El sistema radicular es muy reducido y la estrategia que tiene para absorber minerales y agua es a través de las hojas. En la superficie de las mismas tiene unas estructuras que se denominan tricomas y estas reemplazan a las raíces en la función de absorción.

Condiciones ambientales

Son epífitas muy rústicas y desarrollan en un variado rango de condiciones ambientales. Si bien necesitan humedad, pueden sobrevivir a situaciones de sequía y con algunas lluvias o con humedad ambiental pueden absorber agua y nutrientes. Al poseer una baja tasa de crecimiento esto les permite contar con ellos por largos períodos. Respecto a la luminosidad también son muy plásticas. Vegetan muy bien a pleno sol, como por ejemplo en tendidos aéreos, alambrados o sobre ramas ó árboles secos. También son muy tolerantes a condiciones de baja luminosidad y las encontramos en el interior de la copa de los árboles. En general podemos observar que los árboles afectados por clavel del aire tienen una mayor densidad del mismo de las 2/3 partes de la altura hacia abajo.

Especies susceptibles de ataque y daños

El clavel ataca una gran variedad de especies: cedros, cipreses, pinos, ginkgos, crespones, robles, liquidambar, cítricos, fresnos, arces, celtis, olmos, araucarias, acacia negra, ligustro, tipa, jacarandá, lapacho, etc. No se observan importantes ataques en plátanos, eucaliptus y alcanforero.

La posibilidad de infestación del huésped depende fundamentalmente del tipo de corteza y de la estructura de la copa. Si la corteza es lisa o bien caediza, por una razón física la semilla no se adhiere; por otro lado si las ramas son más paralelas al suelo, la posibilidad de anclaje es mayor.

Hay quienes sostienen que el clavel del aire es la causa de la declinación del huésped o arbusto, y hay quienes afirman que la epífita no causa ningún daño. A mi criterio el clavel del aire es una maleza y como tal genera un efecto de competencia. El factor limitante es la luz y entonces, cuando el árbol fisiológicamente está en buenas condiciones tiene una tasa de crecimiento mayor que la maleza; si por el contrario el huésped está en un estado de declinación debido a un problema sanitario, nutricional, ambiental etc, la tasa de crecimiento foliar es menor que la del clavel y es por ello que la maleza  encuentra mejores condiciones convirtiéndose en un mejor competidor por el recurso limitante,  generando mayor área foliar con un mejor crecimiento y desarrollo.

Es muy importante realizar un adecuado diagnóstico de los árboles; si minimizamos la situación y sólo consideramos que la causa del deterioro es la presencia de clavel del aire, probablemente lo único que lograremos con un tratamiento será disminuir la presión de la plaga y la reinfestación potencial, pero el proceso de deterioro del huésped no se revertirá.

Estrategias de control

Cuando nos encontramos con árboles en una fase avanzada de decrepitud, con una importante población de Tillandsia y mucho material seco, lo más adecuado indudablemente es comenzar con una poda sanitaria o de limpieza. De esta forma se baja la población de clavel, se disminuye el potencial de reinfestación, se mejora el estado general del árbol y se eliminan riesgos de accidentes.

Los métodos de control son varios y  pueden ser complementarios.

A.Métodos Físicos

A.1. Mecánico: Consiste en la extracción manual de las malezas y puede complementarse con el empleo de un cepillo de fibra que no dañe la corteza. Obviamente, cuando se trata de ejemplares de gran tamaño esta alternativa lleva mucho tiempo y es de riesgo para un operario que no emplea  la técnica de “trepa de árboles”.

Hay que tener en cuenta que se hace dificultosa la limpieza de absolutamente todo el material, ya que pueden quedar semillas adheridas o pequeñas plántulas que no se aprecian visualmente y continúan el ciclo. Un tratamiento químico complementario puede minimizar esta falla. En el caso de la barba de monte es imprescindible realizar una limpieza manual cuando el ataque es importante, ya que al formarse unas densas “cabelleras”, éstas difícilmente se mojen interiormente con la pulverización química.

A.2. Hidráulico: Mediante el empleo de agua a alta presión el clavel del aire es arrancado. Se debe graduar la presión o la distancia de la lanza aplicadora a la zona blanco, a los efectos de no lacerar los tejidos del huésped. Cuando los ejemplares son de hoja persistente, esta metodología se dificulta, y sólo es recomendable para especies caducas en el período de reposo. A los efectos de solucionar fallas inherentes a la aplicación, también puede complementarse con un tratamiento químico posterior.

B. Métodos Químicos:  Es importante mencionar que en la Argentina no existe en el Registro Nacional del SENASA un producto inscripto para ser usado en el control de Tillandsia. Existen diferentes productos que pueden emplearse y se muestran eficaces. Los distintos productos químicos provocan la muerte del clavel después de cierto lapso de tiempo. El mismo permanecerá seco y fijado al huésped hasta que se biodegrade y la acción del viento y la lluvia lo desprenda. El técnico debe elegir el plaguicida más adecuado luego de analizar una serie de factores:

Huésped: Se debe evaluar la especie, su estado sanitario, su estado fenológico y su altura. El huésped puede ser más sensible o más resistente a la acción del terápico por una cuestión genotípica o bien por encontrarse en un determinado momento de su ciclo anual. Asimismo un árbol estresado puede manifestar fitotoxicidad ante la acción de un plaguicida.

Especie de Tillandsia: Ver cual es la especie dominante ya que muchas veces coexisten en el mismo ejemplar más de una.  Por otro lado hay que valorar el grado de infestación y el estado fenológico. Al reproducirse el clavel del aire por semilla, sería más conveniente impedir que los frutos se formen o maduren. Una aplicación para lograr ese objetivo significa que se debería pulverizar en primavera – verano cuando el árbol está cubierto de follaje. Esta época presenta dos inconvenientes, ya que aumentan los riesgos de fitotoxicidad con ciertos productos y por otro lado no se visualiza bien la maleza y el plaguicida es interceptado por el follaje, disminuyendo la efectividad.

Epoca del año: Es importante valorar la temperatura y la humedad ambiental. Algunos producto incrementan su eficacia con temperaturas altas, mientras que en otros se incrementa el riesgo de fitotoxicidad. La humedad ambiental alta aumenta la eficacia del tratamiento, ya que al estar la maleza en mejores condiciones fisiológicas logra una mejor absorción.

Ambito de aplicación: No es lo mismo el tratamiento de árboles en la vía pública, que en un parque, en un monte frutal, un monte natural o en un campo de golf. Se debe evaluar el impacto del plaguicida sobre las aves, las fuentes de agua, la flora ubicada por debajo del estrato de los árboles, animales domésticos, abejas, para lo cual es preciso conocer el perfil toxicológico y ecotoxicológico del formulado a utilizar.

Equipos de aplicación: Cuando el tratamiento debe hacerse en árboles de más de 6 metros de altura, se debe recurrir a pulverizaciones con equipos de alta presión y es importante la elección del mismo. Existe una relación entre la altura a lograr, la presión y el caudal del equipo de aplicación. Existe un punto a partir del cual, para tener un mayor alcance con la pulverización, indefectiblemente se debe aumentar el caudal. Esto significa trabajar con equipos más voluminosos que pulvericen más plaguicida por minuto, lo que representa un mayor costo ambiental y un mayor costo de producto ya  que aumentarán las pérdidas por deriva, goteo y puntos no blanco. Loa árboles pequeños o arbustos pueden pulverizarse con equipos tipo mochila, manuales o motorizados.

Si bien se van a mencionar principios activos eficaces en la práctica, no se mencionarán dosis de uso ya que las mismas fundamentalmente varían de acuerdo con las condiciones ambientales, el huésped, la especie de clavel del aire, empleo de coadyuvantes, y otras condiciones imperantes.

B.1.  Herbicidas no selectivos: Pueden ser de contacto o sistémicos, como en el  caso del paraquat, glufosinato de amonio, glifosato. Las condiciones de aplicación son: el huésped debe estar sin hojas y con yema dormida; la pulverización debe ser dirigida exclusivamente a las zonas afectadas y no en cobertura, con equipos manuales tipo mochila evitando la deriva. Si el estrato inferior fuera césped, el mismo deberá estar en completa latencia y es recomendable un riego posterior.

B.2. Herbicidas selectivos: Se pueden emplear productos de la familia química de las triazinas. Estos son herbicidas residuales preemergentes que penetran por la raíz. No afectan al huésped ya que no entra por hoja, y sí en cambio al clavel ya que se introduce  a través de los tricomas. Dentro de las triazinas, la simazina parece presentar los mejores resultados. Condiciones de aplicación: se recomiendan temperaturas mayores a 18 ºC para realizar los tratamientos ya que se logra una mejor traslocación. Se debe cubrir el estrato inferior con algún polietileno, a fin de que el goteo no llegue a las raíces del ejemplar a tratar ni tampoco a la de los arbustos ó césped.

B.3. Cobre: El cobre es un metal que se emplea para controlar hongos y bacterias, y es fitotóxico en dosis altas, en mayor o menor grado de acuerdo al formulado. El clavel del aire en general es más sensible al cobre que las plantas huéspedes y éste efecto de dosis diferencial es el que se aprovecha para el control. Un producto de probada eficacia es una formulación líquida a base de cobre coloidal. Condiciones de aplicación: temperaturas menores a 20 ºC, riego postratamiento de los vegetales del estrato inferior a fin de reducir la acumulación de producto y la consiguiente fitotoxicidad; requiere un buen mojado de la plaga.


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