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Alicanto

Es un ave mitológica que habita en pequeñas cuevas entre los cerros de minerales del desierto de Atacama y cuyas apariciones son esperadas con ansias por los buscadores de fortunas.

Esta criatura, que se alimenta con oro y plata, es enorme, tiene grandes alas de color metálico, un pico encorvado y patas con poderosas garras.
Además, tiene la particularidad de que sus alas brillan durante la noche. Así, si su alimento había sido el oro, durante el vuelo lanzaba refl ejos dorados, y si había sido plata, los destellos eran plateados.

Si el Alicanto tenía el buche lleno, no podía volar debido al peso de los metales que había comido. Luego de ello, se dirigía a su nido, donde ponía dos huevos, que podían ser de oro o de plata, dependiendo del tipo de metal con el que se había alimentado.

Se dice que quien decidía seguir al Alicanto, se enriquecería, ya que esta ave era capaz de conducirlo a los sitios exactos donde había ricos yacimientos o a puntos donde había algún tesoro enterrado.

Sin embargo, si el Alicanto se sentía perseguido, oscurecía sus alas y se confundía con la noche. Además, con movimientos rápidos y otras veces lentos, desorientaba al minero que lo seguía.

Finalmente, a su perseguidor le arrojaba una fuerte luz que lo encandilaba, dejándolo enceguecido en medio de un camino desconocido, y solo con una plegaria a la virgen de Punta Negra, el minero podía encontrar la ruta de regreso a su hogar.

También se cuenta que si la persona que lo seguía tenía ambiciones desmedidas, esta ave se enojaba y lo llevaba hasta el borde de un precipicio, donde el minero caía y moría.

Es por ello, que la persona que iba detrás de él debía hacerlo silenciosamente y solo espiar desde una distancia prudente el lugar donde se alimentaba. Luego que esta ave había comido e iniciado su vuelo, el hombre podía acercarse al yacimiento de oro o plata. (Versión basada en la recopilación de Oreste Plath)

El Yastay

También conocido como Yestay, es un guanaco protector de las manadas y que destaca sobre los demás por su gran tamaño y belleza. Se cree que este animal era el jefe de todos los demás animales y que tenía la particularidad de aparecer en los momentos más inesperados.

Algunas veces, la apariencia de este animal no es muy agradable de ver, ya que cuando desata toda su furia contra los cazadores, se muestra con una cabeza de demonio y lanzando fuego por su boca. Pero en otras oportunidades, se presenta con un rostro tierno e incluso puede hacer las veces de guía en medio del desierto, cuando detecta la bondad de quienes se acercan a sus protegidos. Su alimento predilecto es el cocho con harina de quintitaco (algarrobo dulce).

Si alguien desea cazar algún animal, debe pedirle permiso al Yastay y dejarle una ofrenda entre las piedras del cerro.

Además, este animal protege a los cazadores pobres que atrapan animales solo para alimentarse, y castiga a los que lo hacen sin necesitarlo. Se dice que en ciertas ocasiones asume la forma humana para hacer tratos con las personas.

La Lola

Esta leyenda se desarrolló en la zona de Antofagasta, en la época del descubrimiento de Chile. Por ese entonces había una bella mujer llamada Lola, quien tenía un padre que vivía para cuidarla y distanciarla de sus enamorados.

Este hombre era conocido con el apodo de vagabundo, ya que salía solo a buscar minas y realizó varios viajes por las costas en su pequeño barco.

Por su parte, Lola ilusionaba y desilusionaba a los hombres y provocaba gran envidia entre las mujeres.
Un día, conoció a un joven del que se enamoró perdidamente, pero este amaba a otra mujer. Lola vivía odiando a su rival, que era una hermosa rubia y espiaba a diario a la feliz pareja.

Fue así como una noche, se dirigió descalza y silenciosa hasta la pieza donde dormía tranquilamente el hombre que la hacía sufrir y le enterró un puñal en su corazón, provocándole la muerte. En ese momento, huyó hacia los cerros dando gritos y alaridos.

Al día siguiente, conocido el crimen, el padre de Lola salió a buscarla, pero las inclemencias del tiempo y la falta de agua terminaron con su vida.
Tiempo después, la joven regresó al poblado, pero víctima de la locura, solo se paseaba y se reía, hasta que al poco tiempo murió. Desde entonces, ella y su espíritu vengativo recorren los cerros aledaños a esta zona. (Versión basada en la recopilación de Oreste Plath).

La Añañuca

Es una flor típica de la zona norte de nuestro país, que crece específi camente entre Copiapó (Región de Atacama) y el valle de Quilimarí (Región de Coquimbo). Pocos saben que su nombre proviene de una triste historia de amor.

Cuenta la leyenda que en tiempos previos a la Independencia de Chile, en la localidad de Monte Patria, vivía Añañuca, una bella joven indígena que todos los hombres querían conquistar, pero nadie lo lograba.

Un día llegó al pueblo un minero que andaba en busca de un tesoro. Al conocer a Añañuca, surgió el amor entre ambos, por lo que decidieron casarse.

La pareja fue feliz durante un tiempo, pero una noche, el joven tuvo un sueño donde un duende le revelaba el lugar en donde se encontraba la mina que por tanto tiempo buscó. A la mañana siguiente, sin avisarle a nadie, ni siquiera a su mujer, partió a buscarla.

Añañuca, desolada, lo esperó y esperó, pero pasaban los días, las semanas, los meses y el joven minero nunca regresó.

Se dice que este habría sido víctima del espejismo de la pampa o de algún temporal, causando su desaparición y, presuntamente, su muerte.
Añañuca pronto murió, producto de la gran pena de haber perdido a su amado. Fue enterrada por los pobladores en pleno valle en un día de suave lluvia. Al día siguiente, salió el sol y todos los vecinos del pueblo pudieron ver un sorprendente suceso. El lugar donde había sido enterrada la joven se cubrió por una abundante capa de flores rojas.

Desde ese momento, se asegura que esta joven se convirtió en flor, como un gesto de amor a su esposo, ya que de esta manera permanecerían siempre juntos. Así fue que se le dio a esta flor el nombre de Añañuca.

La historia de Juan Soldado

Se cuenta que hace varios siglos, en la ciudad de La Serena, vivía un joven de escasos recursos llamado Juan Soldado. Este hombre se enamoró de la única hija de un cacique adinerado, que habitaba en las afuera de esta ciudad. Al tiempo, la pareja decidió casarse, pero el padre, al enterarse de esto, se opuso. Entonces, la pareja decidió huir y casarse en secreto en la iglesia de La Serena.

Justo en el momento en que el sacerdote bendecía a la pareja, gente del pueblo entró a la iglesia para advertir que venía el cacique junto a sus mocetones, diciendo que destruiría la ciudad y mataría a los enamorados. Nadie sabe cómo pasó, pero luego que la turba entró a La Serena, la ciudad desapareció.

De esta manera, se dice que en ciertas noches, especialmente los sábados, los que pasan cerca de donde estuvo edifi cada la antigua ciudad, oyen música y canciones, y que los Viernes Santo, la urbe se hace visible a los que la contemplan desde lejos, pero la imagen se va borrando de a poco.

Otra versión de la historia, señala que en la época de la Colonia existió en La Serena un soldado español llamado Juan. Cierto día mató en la calle a dos compatriotas adinerados que se habían burlado de él al verlo pobremente vestido. Desde ese momento, este joven desapareció, quedando en el suelo solo su espada.

Meses más tarde, en lo alto de un cerro se encendía todas las noches una luz. Sin embargo, al año se extinguió. Cuando los curiosos llegaron a este punto se encontraron con el soldado Juan, muerto y envuelto con ropa de monje. En ese momento, se decidió llamar al cerro Juan Soldado. (Versiones basadas en la recopilación de Oreste Plath).

Otros mitos y leyendas nortinas

– Los socavones de Pica: cuando los españoles llegaron a Pica no tuvieron acogida por parte de los habitantes, por lo que se trasladaron a Matilla, donde fundaron un pueblo. Uno de los lugareños, llamado Dámaso Morales, se enamoró de la hija del cacique de Pica.

Morales le pidió permiso al padre para casarse con la niña, pero este se lo negó. Sin embargo, el español insistió en su petición y el cacique le señaló que no tendría inconveniente en cederle la mano de su hija, siempre que le hiciera fl orecer el valle entre Pica y Matilla.

Aunque para este joven era una misión casi imposible, se puso a construir el primer socavón que se realizó en este lugar, logrando obtener agua. Esto hizo fl orecer todo el valle, por lo que logró su cometido, se casó con la hija del cacique. (Versión basada en la recopilación de Oreste Plath).

– Cueva de Salamanca: Se dice que es la cueva donde se aprende el arte de la brujería. En ella, están las almas de los brujos fallecidos, quienes les entregaban poderes a los que se iniciaban.

Además, en esta se rinde homenaje a Satanás, se efectúan misas negras y se realizan las confesiones de brujos y brujas. Solo una palabra religiosa o la señal de la cruz podían disolver una asamblea.

Cada cierto tiempo, se realizan fiestas a las que asisten los maestros, y en ellas se usa servicio de oro y plata. Sin embargo, ninguna pieza del servicio se puede sacar de esta guarida, ya que en el exterior se convierten en algo de poco valor.

Una vez, un brujo invitó a un joven a una de estas fiestas y cuando este se quedó solo metió una cuchara de plata a su bolsillo. En ese momento, vio a una hermosa niña que se le acercaba y al rato despertó en la plaza del pueblo recordando lo ocurrido. Se llevó las manos a los bolsillos para ver si tenía la cuchara, pero solo se encontró con una bolita. (Versión basada en la recopilación de Oreste Plath).

– Tesoro del inca: justo cuando murió el inca Atahualpa (1533), una caravana le llevaba catorce y media arrobas de oro a Cuzco (Perú). Pero cuando se les informó a los de la comitiva que el jefe indígena había fallecido, los indios, sin saber qué hacer con el tesoro, lo depositaron en el fondo de la laguna del cerro Quimal, en el desierto de Atacama.

Se cuenta que lugareños han logrado sacar algunos objetos de la laguna, pero que después cada uno de ellos ha tenido mala suerte en sus vidas. (Versión basada en la recopilación de Oreste Plath).


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