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Los tipos de sismos son:

Los terremotos son movimientos de la Tierra causados por la repentina liberación de energía acumulada durante un largo tiempo en la corteza terrestre.

La duración de un movimiento sísmico puede ser de varios segundos, o uno o dos minutos como máximo. Sin embargo, se debe distinguir la duración total de la duración sensible; la total comprende el paso de todas las ondas sísmicas durante el sismo, pero sólo se advierten las más intensas, ya que las otras las perciben únicamente los aparatos sismográficos. La duración sensible dura pocos segundos y comprende los movimientos que las personas perciben.

Cuando son de alta intensidad, estos movimientos sísmicos pueden derrumbar edificios y puentes, botar líneas telefónicas y de electricidad, provocar incendios, explosiones, derrumbes de tierra y causar la muerte de miles de personas.

Un tsunami o maremoto es una ola o varias olas de gran energía, que viajan largas distancias sobre el agua hasta que rompen en áreas costeras. La energía que descarga un tsunami depende de la altura y velocidad de la ola o de las olas. Este tipo de ondulaciones remueve una cantidad de agua muy superior a las olas normales del mar, que son producidas por el viento.

Si bien en cualquier océano puede ocurrir un tsunami -como ha sucedido en el Atlántico y el Índico-, es más frecuente que ocurran en el océano Pacífico, ya que allí está la zona más activa del planeta, el «Cinturón de Fuego». Además, el tipo de falla que ocurre entre las placas de Nazca y Sudamericana hace más favorable la deformidad del fondo marino.
La principal causa de un tsunami es el terremoto. Este movimiento telúrico mueve abruptamente en sentido vertical el fondo marino, de modo que el océano es impulsado fuera de su dinámica habitual. El desplazamiento vertical puede ser tan solo de centímetros, pero si se produce a una suficiente profundidad, la velocidad será muy alta y la energía transmitida a la onda, enorme. Cuando esta inmensa masa de agua recupera su trayectoria, se generan las olas.

Cabe señalar que no todos los terremotos generan tsunamis, sino sólo aquellos de gran magnitud, que ocurren bajo el fondo marino y que son capaces de deformarlo.

Otros factores que ocasionan un tsumani, pero con menos frecuencia, son las erupciones volcánicas, las explosiones submarinas, los deslizamientos de tierra y los meteoritos.

Estas causas provocan una ola con mucha energía, pero de poca profundidad y menor velocidad, por lo cual disminuye su fuerza durante el trayecto hacia la costa. Además, suelen producirse en aguas relativamente poco profundas.

De todos estos factores, el más común son las erupciones volcánicas, ya que pueden hundir en pocos minutos islas o montañas en el mar.

Respecto de los meteoritos, no existen registros de que se haya producido un tsunami debido a un impacto, pero si ocurriese, la onda expansiva que provocaría al entrar al océano o el impacto en el fondo del mar, produciría al inicio olas de gran amplitud, pero bastante superficiales, por lo que a grandes distancias quizás los efectos no serían tan grandes. Solo se verían en las zonas cercanas al impacto.

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