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Más que en la boca de los tontos, la risa parece estar en la de los sanos. Esta sencilla actividad tiene tantos beneficios como realizar ejercicio físico: reduce las hormonas del estrés, el colesterol malo, la presión arterial y ayuda a mejorar el ánimo y las defensas del organismo.

«Veinte minutos de risa, disfrutando la experiencia, equivalen a 20 minutos de ejercicio«, explicó al diario La Tercera Lee Berk, investigador de la Universidad de Loma Linda en Estados Unidos y autor de una serie de estudios sobre la materia  dados a conocer en la conferencia de Biología Experimental celebrada en California.

Para descubrir los efectos de la risa en el organismo, el equipo investigador seleccionó a un grupo de 14 personas sanas, las cuales fueron expuestas a un video de 20 minutos de duración a su elección entre programas humorísticos como Saturday Night Live, Seinfield y el Show de Bill Cosby. Al inicio y al final de esta sesión fueron medidos sus niveles de hormonas del estrés, presión arterial y colesterol en la sangre.

Así constataron que la risa logró reducir de 120 a 110 la presión sanguínea sistólica, mientras que la diastólica se mantuvo inalterada y la concentración de colesterol en la sangre bajó de 168 a 162 mg/dl. Estos beneficios estarían asociados a una reducción producida por la risa en los niveles de cortisol y adrenalina, hormonas responsables del estrés. «La sangre baja por que el ejercicio decrece tu necesidad de tener adrenalina en el cuerpo, lo mismo sucede si te ríes con frecuencia», dice Berk. Un mecanismo similar permite que la risa disminuya las concentraciones de colesterol.

Por otro lado, las carcajadas ayudan a mejorar el estado de ánimo general y a reforzar las defensas del organismo al incrementar la producción de anticuerpos y la actividad de los linfocitos T y de las células asesinas, encargadas de eliminar virus y bacterias. Todos estos efectos no fueron observados luego de exponer a los mismos pacientes a un video de 20 minutos con imágenes de la película «Rescatando al Soldado Ryan».

Risas verdaderas

Para obtener todos estos beneficios de la risa no basta con hacer un simple ejercicio de mover los músculos de la cara, sino que también debe ser acompañada por una sensación placentera. «Esta risa tiene que venir del humor y hay que gozarla», dice Berk.

Otro efecto adicional atribuido a la risa es la modificación en los patrones de apetito. Al igual que el ejercicio físico, la risa reduce los niveles de leptina, hormona encargada de la sensación de saciedad y eleva los niveles de grelina, sustancia responsable del apetito. Según los investigadores esto puede ser útil para aquellas personas que han perdido las ganas de alimentarse, debido, por ejemplo a una depresión o a alguna dolencia crónica.


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