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Escuchar cuentos es una actividad que las personas han llevado a cabo desde siempre. Podemos imaginar cómo los seres humanos pasaban las noches reunidos en torno de una fogata, escuchando relatos cuando no existían ni la televisión ni menos los computadores.

Las personas siempre han disfrutado de escuchar historias y también de inventarlas. Antes, hace muchísimo tiempo atrás, cuando no existían ni los números ni la escritura, el contar cuentos era la forma en que los adultos enseñaban a sus niños; transmitiéndoles oralmente los detalles más importantes de su historia, su cultura, y, lo que era fundamental, el idioma.

Entonces, contar y escuchar cuentos era una actividad muy importante, fue la primera escuela de la humanidad. Imaginemos a los hombres y mujeres primitivos inventando relatos para entretener y educar a los pequeños y pequeñas de la tribu, niños, adultos y ancianos reunidos compartiendo los saberes que fluían como un cuento.

Los relatos eran la única forma que existía para transmitir aquellas cosas que los más viejos ya sabían y que querían que otros supieran y sobre todo, que no olvidaran para poder contárselos a otros. Así fue que el recordar se volvió algo muy necesario, era fundamental guardar en la memoria con la mayor precisión los detalles de los relatos que habías escuchado.

No importaba si aún eras pequeño y no comprendías algunas cosas, ya que ese mismo relato iba  a ser contado muchas veces  en la vida de una persona, y así era seguro que lo recordaría para poder contarlo a otros más jóvenes cuando ya fuera una persona vieja.

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Claro que  algunas veces, la memoria fallaba o surgían situaciones que motivaban que el relator decidiera inventar una forma de completar ese vacío y así empezaron a surgir distintas  versiones de un mismo relato.

Los primeros cuentos reflejaban el temor y asombro que podía sentir el hombre frente a lo desconocido; a la naturaleza se le atribuían poderes,  creyendo, por ejemplo, que el relámpago, el trueno o las estrellas del universo tenían vida y que, al igual que los animales, esa vida se manifestaba.

Así surgieron mitos y leyendas que intentaban explicar el origen del mundo y los elementos de la naturaleza, sobre todo por la fuerza inexplicable que muchas veces estas manifestaban.

Tan antiguo y poderoso es el cuento, que muchos de los que hoy conocemos y que fueron escritos por diferentes autores, no son creaciones originales, sino que serían nuevas versiones de estos cuentos transmitidos oralmente.

Los cuentos más antiguos provienen de oriente. Las mil y una noches quizás sea el cuento conocido más antiguo. Este reúne muchos relatos que son transmitidos a través del personaje de Scheherezade quien narra cuentos fantásticos al rey Shahriar.

¿Qué cuentos te contaban a ti cuando eras más pequeño? Pide a alguien en tu familia que te cuente un cuento; explícales el sentido que tiene tu solicitud, ya que así podrán compartir las experiencias de haber escuchado o contado cuentos.

Intenta reunir a tu familia y que cada uno de ellos narre un cuento. Si tienes hermanos o primos más pequeños, cuéntales cuentos que alguien te haya contado a ti. Así, de tanto contarlos, los cuentos seguirán siendo inmortales.