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Poco se sabe sobre el pasado o historia de los aztecas, también llamados mexica o tenocha, antes de que se aparecieran en el valle central de México.

Según la historia autóctona, sus antepasados vivían dedicados a la caza y recolección y en 1168 d.C. habrían iniciado una larga travesía que los hizo abandonar su mítico punto de partida, Chicomoztoc (o «Siete Cuevas»), en la región de Aztlan («Lugar de garzas»), hacia el territorio en donde siglos más tarde alcanzarían su mayor apogeo cultural: las riberas del lago Texcoco.

Una parte de la historia de los aztecas sostiene que la peregrinación de los mexicas habría durado unos 200 años y en este lapso habrían sido guiados por varios sacerdotes y caudillos, según los designios del dios Huitzilopochtli (dios de la guerra).

Historia de los aztecas
Foto: La Tercera

Historia de los aztecas

En una primera parte de este recorrido habrían pasado por la antigua ciudad de Tula, donde el pueblo tolteca desapareció. Cabe señalar que en el mismo siglo, tribus náhuatl llegaron al valle de México, entre ellas las acolhuas, que se establecieron en Coatlichan (Puebla) y también arribaron los tepanecas, que fundaron Azcapotzalco.

Los aztecas, luego de pasar por Tula, por Zumpango, por Cuauhtitlan y por Ecatépec, lograron en 1276 asentarse en las cercanías de Chapultepec.

Pero en 1319, habrían sido dominados por Culhuacán (un señorío vecino fundado por los toltecas) y otros pueblos del lago Texcoco, quedando confinados a Tizapán.

Más tarde, se aliarían aztecas y colhuas (o culhuas) en contra de los acérrimos enemigos de estos últimos, los xochimilcas.

Alianzas de los aztecas

Esta alianza se impondría y en recompensa Coxcoxtli, señor de Culhuacán, les concedió la libertad a los mexicas y les permitió establecerse en Mexícatzingo.

Allí edificaron de inmediato un templo en honor a Huitzilopochtli y le pidieron a Coxcoxtli una hija para tenerla como una reina.

Sin saber que los aztecas en verdad se proponían sacrificarla así, cuando el padre supo lo ocurrido inició una persecución contra ellos.

Finalmente, los aztecas se refugiaron e instalaron en unos islotes de lago Texcoco. Aquí, habrían encontrado su destino final, a través del signo sagrado de Huitzilopochtli: el águila sobre el nopal que estaba en un islote en medio de la cuenca lacustre.

En este lugar, que ofrecía óptimas condiciones para el asentamiento (buena provisión de agua y alimento), se fundaría su nueva capital, Tenochtitlán (1325).

Alimentándose de serpientes

Luego de ser rechazados en numerosos lugares donde quisieron instalarse, el rey de Colhuacán, Coxcoxtli, envió a los aztecas a la región pedregosa de Tizapán, al sur de la actual Ciudad de México, zona plagada de víboras venenosas, con la esperanza de que estas se deshicieran de ellos.

Sin embargo, en vez de perecer mordidos por las serpientes, les dieron muerte y se las comieron, convirtiéndolas en su alimento, demostrando con esto el carácter particular que los diferenciaba de otros pueblos.