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La contaminación del agua como fenómeno ambiental de importancia, se inicia desde los primeros intentos de la industrialización, para transformarse en un problema generalizado, a partir de la revolución industrial, iniciada a comienzos del siglo XIX.

Los procesos de producción iniciados en esta época, en su esencia significaban la utilización de grandes volúmenes de agua para la transformación de la materia prima, las cuales al final del proceso productivo, eran vertidas en los cauces de agua natural con desechos contaminates.

Desde entonces, esta situación se ha repetido en todos los países que han iniciado la industrialización, y aún cuando la tecnología ha podido mitigar de alguna forma el volumen y tipo de contaminates vertidos a los cauces de agua natural, esto no ha sido en la forma ni cantidad necesaria para que el problema de contaminación de las aguas esté resuelto como parte integrante de los procesos industriales.

La contaminación del agua, se produce a través de la introducción directa o indirecta de sustancias sólidas, líquidas, gaseosas así como de energía calórica, entre otras. Esta contaminación, es causante de daños en los organismos vivos del ambiente acuático y, representa además, un peligro para la salud de las personas.

El «deterioro» de la calidad del agua, en sus diferentes formas, representa una seria amenaza en todas las especies para las cuales este recurso es un componente de su hábitat.