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¿Conoces la famosa película de dibujos animados Dumbo? Una historia parecida se está repitiendo…pero en la vida real.

«Petita«, una elefanta asiática del zológico Terra Natura, en Benidorm (Alicante, España), sufre a diario el rechazo de sus semejantes, especialmente el de los machos y a veces el de las hembras, «por no responder a los cánones de belleza» de estos animales. Con sólo 2.900 kilos de peso -la media entre sus compañeras es de 4.000 kilos-, los huesos de la mandíbula y la órbita craneal muy marcados y sus patas excesivamente largas, «Petita», de 34 años, pasa mucho tiempo sola e, incluso, debe correr para evitar las agresiones de algunos machos.

Éstos no la quieren y optan por hembras más sanas para relacionarse y procrear, como «Tania», «Yasmin» y «Motki», las más «lindas» por su constitución fuerte, atlética y con carácter, según el biólogo conservador de Terra Natura, Daniel Sánchez. Él prefiere no llamar fea a «Petita», aunque reconoce que es marginada por sus congéneres, que la consideran «un ejemplar débil», aunque esto los humanos no lo logran distinguir.

Su única amiga

A «Baba», un macho de 5.800 kilos, no le gusta la presencia de «Petita», la repele y cuando él sale a la pradera -según Sánchez-, «ella corre hacia las partes más elevadas del recinto, pues sabe que al macho le cuesta llegar por su gran corpulencia».

Pero «Petita» no está sola. Su única amiga se llama «Kaisoso», una elefanta procedente de Birmania que por esas cuestiones del destino y 25 años después coincidió en Terra Natura con dos amigas de su infancia, «La Grande» y «Momo».

La memoria de los elefantes

«Está comprobado que los elefantes mantienen comportamientos sociales complejos y que poseen una gran memoria», dijo el biólogo para relatar que cuando estas tres hembras se vieron de nuevo mostraron «signos evidentes de un efusivo y cálido reencuentro».

Idéntica situación se produjo con «Baby’ y «Cita». Compartieron su infancia y juventud en un circo europeo y después de 15 años volvieron a verse en un momento «de especial emoción», recuerda Sánchez. «El reconocimiento fue inmediato, tanto olfativo y visual como sonoro, y desde entonces son inseparables, incluso de noche».

Estas situaciones de «amistad» son miradas con envidia por «Petita», quien observa cómo «Momo» y «La Grande» rinden pleitesía al macho «Baba», a quien acarician, huelen y barritan. Y aunque «Kaisoso», la amiga de «Petita» también está enamorada de «Baba», siempre tiene tiempo para acudir junto a la pobre elefanta solitaria para demostrarle su cariño. (EFE)


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