Una vez en un pequeño pueblo se encontraba una niña llamada Perla, le solían decir Perlita por lo simpática que era o algunos simplemente por el cariño que le tenían.
Ella era una niña común y corriente, le gustaba salir a jugar pero nunca tenía con quién, le gustaba hacer amigas nuevas pero en el pequeño pueblo que ella vivía nunca llegaba gente.
Lo más triste era que nunca jugaba, nunca hacía amigos ni amigas.
Ella se sentía abandonada, sentía que nadie la quería.
Pero llegó un día en que todo cambió y cambió para mejor de todos los que vivían en ese pueblito.
Un bondadoso hombre llegó al pueblo, pero él no llegó solo sino que con toda su familia.
Perlita muy emocionada de las nuevas amigas que iba a hacer esa tarde, la pobre no hallaba qué ponerse con tanta emoción.
En el pueblo también todos estaban emocionados por la llegada de este hombre, gritos de felicidad se sentían en todo el pueblo.
Perlita conoció a las hijas del hombre, las niñas muy educadas se presentaron pero ellas tenían un hermano llamado Sebastián, una de las niñas se llamaba Constanza y la otra niña Martina, la madre se llamaba Ignacia y el buen hombre se llamaba Joaquín. Ellos eran millonarios por eso es que fueron a ayudar.
Pasado el tiempo inauguraron la nueva «ciudad» la llamaron «El Paraíso», la ciudad tenía un parque de diversiones, varios mall, plazas… se podría decir que tenía de todo.
En cuanto a Perlita todo iba todo bien, se aclararon las cosas y como ella era huérfana la familia Pérez adoptó a Perlita.
Todos terminaron muy felices.
