Había una vez una niña y un niño que se querían mucho, el niño llegaba con pequeños tesoros para la niña, como canicas, flores amarillas y blancas. Todos los «tesoros» siempre dentro de un frasco de vidrio…
Pero un día se tuvieron que separar… el niño se mudaba, no la vería más.
Habían pasado doce años, los pequeñitos tenían 18 años… y un día se encontraron, se reconocieron… y adivina: después de un largo tiempo el niño le pidió a la niña que fuera su novia. La niña dijo que sí… (por supuesto).
Han pasado 30 años… los niños tenían 42 años, se habían casado y tenían cuatro hijos…
Y lo mejor… vivieron felices por siempre.
Sorpresa de Yerbas Buenas