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Todos esperaban lo mejor de ella, pero nadie realmente sabe lo que es. Se pasó toda la vida junto a la ventana, esperando la llegada de lo que le daría vida.

Primer día, 10:30 de la mañana; está sola sentada junto a la ventana. Junto a esas resignadas, malditas y marchitas flores, que seguían decorando ese despacho elegante. Espera la llegada del inesperado para todos, todos creían que estaba loca pero nadie era capaz de afirmarlo. Porque había algo en ella que demostraba lo contrario. Todo los días ella se preguntaba cómo era posible que un alma llegara a ese límite… ¿Podría Dios permitir esto?…

Él no lo haría, pero a ella no le alegraba caminar a su lado. Ya estaba acostumbrada a tener que levantarse todos los días y que la ausencia de cariño la dominara, y la obligara a ver todo tan oscuro, tan nublado. Era algo normal para ella porque esa era su forma de ver la vida, pero nadie la entendía. ¿Porqué todo tan oscuro?, tan pantanoso, ¿cómo un ser sería capaz de sobrevivir en esa agonía?, ¿qué clase de persona era ella?.

Tenía que ver todos los días de su vida. Cómo la gente se quejaba del frío, o del calor, o de la luz que se internaba en sus almas sin la aprobación. Cómo la gente se queja de eso sin saber lo que es no sentirlo, ella lo único que había sentido hasta ahora era la misma sensación de los demás, pero hasta que se fue involucrando con el no correspondido. Su vida se empezó a oscurecer y ahora lo único que puede sentir es esa sensación de escasez respecto a todo. Esa brisa helada que retorna su interior día a día. Esa tristeza sin fondo interminable e inacabable que la habia recorrido desde el día en que había dejado de ser como los demás… hasta hoy. 

20:45 y él todavía no llega. Pero ella no se impacienta, todo es tan normal, la espera, la agonía, el mal dormir de siempre ya no la superaban, sino que ahora se convirtieron en su vida, en su día a día, en su manera de vivir, en su triste sentimiento, en el único maldito sentimiento que la penetraba.

1:00 de la mañana y decidió que por ese día su espera finalizaría. Pensó por unos segundos y empezó a preguntarse qué sería de ella si él no llegaba.. ¿Acaso los únicos sentimientos que poseía perecerían?…

Segundo día, 13:40: continuaba su espera. No llegaba. ¿Qué pasaría con él? Pero ella ya consideraba que tenía la respuesta para esa pregunta. ¿O estaba equivocada?.

Prefiero no decir lo que ésta creía. Sus pensamientos son fuertes. Una rosa marchitada es su inspiración a pensar y todo lo que la rodea no es más, ni nada menos. Algo que no tiene sentido alguno. Para ella un poco de cariño, o el calor de otra persona, o quizás un poco de alimento o ropa que abriga no es nada, nada es algo para ella, solo cosas que están acorde con ella, realmente. Esas sí que son cosas con sentido o razón. Había enfocado todo su día en responder esta pregunta que sinceramente la atormentaba como nada. Y se fue dando cuenta que quizás una llama de su corazón se estaba encendiendo. ¿Estaba tomando vida?… Lo único que ella tenía seguro era qué camino seguir. Y no quería ser como los demás. porque todos demostraban algo contrario a ella y ella no quería cambiar. Ella cree que los demás no tienen sentimientos. Cree que no saborean todo lo que les da la vida. Esas personas no saben lo que es sufrir a tan temprana edad. No saben lo que es soñar con cosas imposibles. Soñarlo todo. Soñar tantas cosas que luego no tendrás la posibilidad de hacerlas realidad. Porque un sueño con detalles no puede volverse real. Si tú lo creaste no puede existir… no puede tener vida.

Porque es algo que tu has creado nada más, es algo producto de lo que deseas y nada más. Ella siempre dice y asegura que todos se enfocan demasiado en el futuro. Les encanta planearlo todo y no saben disfrutar lo que les están regalando. Porque es un regalo nada más no significa que lo merezcan. Dios nos tiene tanta compasión que nos a perdonado toda la maldita vida. Completamente. Y no solo a unos, sino que a todos y sin razón alguna. Sin motivo. Sin sentido de la realidad o de la verdad. Ella había dedicado toda su vida en soñar con su futuro. Creía que su vida era tan injusta. Creía que estaba viviendo el infierno, y ahora recién vino a comprender que cuando para ella todo era color de rosa no estaba ni a un trillón de años del infierno. Y ahora que está en este estado sabe que está más cerca del cielo que de cualquier lugar.

Está tan cansada e increíblemente arrepentida. Había dedicado toda su vida en mirar hacia atrás y adelante pero nunca había
ocupado su tiempo en mirar donde está parada. Soñó tanto que las oportunidades se le fueron volando de un día para otro… Y así llegó a donde está parada. En esa ventana de rosas marchitas esperando a lo único que podría devolverle sus sentimientos.

Tercer día, y todavía él no se digna a aparecer. ¿Acaso las ganas se habrían quedado atrás? ¿Acaso ya no deseaba devolverle la vida a alguien?… Demoró todo un día en responder estas preguntas. No lo logró, pero a pesar de nunca haber podido lograr esas preguntas que la han atormentado toda su vida ese día fue distinto a los otros. Muy distinto. Ella comenzaba a tratar de responder sus preguntas. Se lamentaba del pasado. Y cayó lo que para la gente es noche. El insomnio ya no daba para más. Así que decidió ir a acostarse.

Se levantó con mucha cautela de su ventana y se decidió a acostarse. Se refugió en medio de las sábanas y ahora el frío la trastornó… era todo mucho más intenso, era una especie de viento imposible de describir. Eran las lágrimas del adiós que no se comparaban con nada. Levantó un poco su cabeza y se vio a ella parada junto a la ventana, paralizada a la espera de Él. Y comprendió. Días, semanas, meses, años, siglos UNA VIDA. ¿Cuánto tiempo lo había esperado?, ¿Por qué todavía no llegaba?, ¿Qué le había pasado?… ¿Y por qué todavía era una niña.? ¿Se había desecho de su alma?

Se había separado de su ser… había entendido todo. Él no era nadie, más que una ilusión de lo que deseaba. Ella veía un mundo con otros ojos. Unos ojos infinitos de tristeza, amargura. Había dejado toda una mentira atrás. Había dejado todo un sueño y había llegado a lo que toda su vida había anhelado: la muerte. O para ella ¿el infierno?… ¿Quién era ella?

Todos dijeron que esas flores la trastornaron con el dulce aroma a un sueño y mentira.


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