Había una vez, una niña que se llamaba Daniela, que era simpática, tierna y tranquila.
Todos los días iba a su colegio, llamado Santa Susana Montes Velasco. Su mamá, llamada Adela, mejor llamada Ailita, la iba a dejar a la escuela.
Daniela tenía que regresar sola a su casa que quedaba como a un kilómetro de distancia.
Entonces, un día martes, ella encontró en unas matas de moras, bien escondida una caja que tenía $10.230, acompañada por doce perros y una carta que decía «yo no puedo tener mascotas, pero quien los haya encontrado, cuídeme a estos perros». Daniela se los llevó a su casa.
Cuando llegó, su madre le preguntó: «¿y por qué vienes tan callada?».
Ella respondió «es que no sé si te guste lo que hice».
– «Depende, ¿qué hiciste?», le dijo su madre.
Daniela le entregó el dinero que venía en la caja y le mostró a los perros, y le contó todo lo que pasó. Entonces, su madre le dijo: «bueno, por no ser mala persona lo acepto».
Por: Gioconda González, 9 años.