Había una vez, una niña que nunca fue al colegio, pues sus padres la explotaban diciéndole que pidiera dinero, haciéndole creer a la gente que era pobre.
Un día, la gente la vio salir de su casa , la niña dijo tristemente: «Así es, tengo casa, pero mis padres me obligan a trabajar».
Cuando la gente escuchó esto, le gritaron a los padres de la niña: «¡No sigan explotando a su propia hija!, ¡llévenla al colegio!».
Y cuando la niña escuchó aquella palabra, ‘colegio’, pensó: «¿Qué es el colegio?». Y sin preguntar nada le dijo a sus padres: «Quiero ir a un colegio». Pero los padres le dijeron que nunca asistiría a ese lugar.
La niña iba caminando tristemente por la calle y un par de carabineros al verla le preguntaron: «¿No deberías estar en el colegio?» .
– «Sí, pero mis padres no me dejarán ir nunca», dijo la niña aún más entristecida.
– «¿Dónde vives?», le preguntaron.
– «En aquella casa que queda en la esquina», respondió la niña.
– «¡Gracias y adiós!», se despidieron los carabineros.
Cuando llegaron a la casa, arrestaron a los padres y se fueron.
Finalmente, la niña quedó sola, y nadie la quería adoptar ni alimentar porque sabían que sus padres la habían obligado a pedir dinero.
Y pasó que la niña estaba en riesgo de morir. Después la llevaron al médico y le dieron muchos cuidados, pero ya era tarde, la niña murió.
Esta historia nos deja dos enseñanzas: la primera, «nunca le des dinero a un niño sin preguntarle por qué lo hace, y la segunda, «todos tienen que llevar a sus hijos a un colegio».
Por: Millaray Lecaros, 9 años.