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El consumo de algas es una práctica que se remonta a los períodos más antiguos del hombre sobre la Tierra, cuando éstos recorrían el interior de los continentes y las costas para recolectar todos aquellos elementos que les servían de alimento o que utilizaban para la confección de enseres y herramientas.

Por la facilidad de recolección y por su abundancia, no cabe la menor duda de que la incorporación de las algas a la dieta del hombre primitivo fue muy temprana. Las algas aportan elementos imprescindibles, como el yodo, difíciles de encontrar en alimentos que se producen lejos del mar.

En la práctica todas las algas de nuestro litoral podrían ser consumidas, prescindiendo de sus condiciones organolépticas (condiciones relativas al sabor, olor y textura de los alimentos), que a veces no son óptimas tanto en sabor como en textura. No obstante, las especies de mayor consumo son el «cochayuyo» (Durvillea antarctica) y los «luches» (Porphyra columbina y Ulva rigida).

Del «cochayuyo» se consumen las frondas y, en especial, la base, conocida como «ulte«, que alcanza un precio bastante alto en el comercio.

Algunas especies de algas que viven en Chile:

Cochayuyo
Chascón
Chicoria de mar
Huiro
Luche
Pelillo

El cochayuyo (Durvillea antarctica)

Se conoce científicamente con el nombre de Durvillea antarctica. Es un alga que se da en los roqueríos expuestos de la zona central y sur de los mares chilenos.

Está formada por un disco adhesivo circular que la fija con firmeza en la roca, y del cual se desprende un tronco cilíndrico, que pronto deriva en láminas planas que, por último, terminan en unas cintas alargadas.

Alcanza de 4 a 5 metros de longitud. A lo largo de su estructura se encuentran especies de vainas de aire, que tienen como finalidad mantenerla a flote. El cochayuyo es muy usado como alimento.

Chascón (Lessonia nigrescens)

Otra especie conocida por todos los que concurren a la playa es la llamada «chascón» (Lessonia nigrescens). Se trata de un alga de color pardo que se encuentra en la zona costera desde el Callao(Perú) hasta el Cabo de Hornos, y que alcanza tamaños de hasta 4 metros.

Vive en roqueríos y zonas expuestas, quedando al descubierto durante las mareas bajas. De ellas se extraen alginatos, a los que se les da diversos usos industriales.

Chicoria de mar (Gigartina chamisoi)

En el mar, desde Antofagasta hasta Ancud, en las zonas abrigadas y poco profundas se reproduce la «chicoria de mar» (Gigartina chamisoi). Se ubica tanto en la región de las mareas como en las submareales. Se le conoce también con el nombre de «luga«.
Esta alga está formada por frondas largas, anchas y planas que se levantan desde un pequeño disco adhesivo. Cuando varias crecen juntas tienen aspecto de penachos rojos de longitud variable.

Tienen frecuentes ramificaciones laterales de forma de espina o alargadas y que son de variable longitud y a menudo de color rojizo o rojo violáceo.

El huiro (Macrocystis pyrifera)

El «huiro«, llamado científicamente Macrocystis pyrifera, es una de las algas más abundantes y conocidas de nuestras costas. Es común encontrarlo cuando se camina por el litoral.

Los grandes tallos del huiro pueden alcanzar un par de decenas de metros y están provistos de frondas (hojas de las plantas inferiores) que salen de los tallos a espacios regulares. Cada una de estas frondas tiene en su base un pequeño flotador relleno con gas, lo que permite que los largos tallos del huiro salgan desde el fondo marino y floten hasta la superficie, donde suelen formar enormes manchas por donde es difícil desplazarse en bote.

El huiro es un alga muy importante en el ecosistema litoral, ya que proporciona refugio a numerosas especies y alimento a otras, destacando los panchotes o jaibas del huiro (Taliepus dentatus y T. marginatus), de largas patas y de color café, además de erizos y moluscos, entre otros.

Una vez desarraigado y en la playa, el huiro es consumido, de preferencia, por crustáceos, como la pulga saltarina (Orchestoidea tuberculata), y algunos insectos, en especial dípteros y coleópteros.

El luche (Porphyra columbina)

Con el nombre vulgar de «luche» o «luchi» se conoce a dos algas que son técnicamente distintas. Una es un alga verde que vive en la zona media de mareas sobre rocas, abundante a lo largo de todo Chile y frecuente de encontrar durante la mayor parte de año. Esta especie se conoce científicamente con el nombre de Ulva rigida. La otra especie es un alga roja, a veces de color café o levemente violáceo que vive hacie el límite superior de la zona de mareas, siendo ntablemente más abundante durante la primavera.

El nombre científico de esta alga es Porphyra columbina. Ambas especies tienen forma laminar parecida a una hoja de lechuga, con bordes ondulados y con la lámina a veces dividida. Pero aunque ambas especies se parecen morfológicamente y son consumidas juntas, su biología, ciclos de vida, reproducción y fisiología son muy diferentes.

El pelillo

El pelillo (Gracilaria spp.) es un alga que se encuentra en el océano desde Arica hasta la zona de los canales.

El pelillo es de forma cilíndrica y alargada, ramificada y de color rojo violáceo. Puede medir hasta 50 centímetros de longitud y vive generalmente en bahías tranquilas con poco oleaje y con fondo de arena.

Estas algas tiene dos formas de vida: una estéril, que crece y se reproduce vegetativamente y que puede sobrevivir flotando por largos periodos de tiempo, y otra que se fija sobre piedras y rocas del fondo y produce esporas y gametos. La forma flotante es la más abundante, formando masa de algas, llamadas praderas: Bahías de Coquimbo, Concepción y Dichato, y en los ríos Tubul, lenga, Maullín, Quenir, Pudeto y en el Quetalmahue.

Es una de las más cotizadas especies de exportación, lo que si bien es bueno desde el punto de vista económico, ha significado una sobreexplotación que, en determinado momento, hizo peligrar su existencia.


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