Como no podemos hacer que el día tenga más horas, debemos aprovechar el tiempo que tenemos, y sacarle el máximo provecho posible. Eso no significa que tengamos que correr para alcanzar a hacer el máximo de cosas posibles, sino que más bien, podamos rendir en lo exigido en el colegio, además de dejar tiempo para disfrutar y hacer otras actividades.
Si el tiempo no te alcanza, es el momento de planificar un horario, en el cual delimites tus horas de estudio y las de juegos, entre otras.
¿Cómo organizarse?
Una ventaja de contar con una planificación semanal es que permite formarse de un hábito de estudio, lo que en definitiva te ayudará en tu futuro escolar y/o profesional. El estudiar, por ejemplo, todos los días un momento Historia y Geografía, hará que te acostumbres a una rutina, y luego ya no resultará tan difícil abarcar todas las materias.
Además es muy útil para potenciar tu concentración. Si dedicas un espacio de tiempo exclusivo para realizar una tarea, podrás concentrarte específicamente en ella y así resultará más fácil y eficaz.
La idea es que puedas hacer tus trabajos, estudiar para las pruebas, jugar, ver televisión, además de otras actividades recreativas sin mayores presiones. Seguramente algunas semanas son más cargadas que otras porque tienes exámenes en forma consecutiva, o tienes muchos deberes, pero si aprendes a planificarte, el tiempo te va alcanzar sin problemas.
Consejos prácticos:
– Determina cuál es el mejor momento del día para dedicar al estudio, qué actividades extraescolares realizas normalmente, además de dejar el tiempo necesario para el descanso y el ocio.
– Sé realista. Tienes que crear un horario que se ajuste a tus capacidades. Incluso al principio podrías dejar 1 o 2 horas para cada materia, y a medida que te acostumbres incrementar o reducir las horas de estudio. Lo principal es que tu sientas que puedes lograrlo.
– El horario no puede ser extremadamente estricto. Por el contrario, debe ser flexible, porque también es probable que ocurra algún imprevisto. Hay que tener en cuenta que, con mayor o menor frecuencia, surgen compromisos que nos obligarán a modificar horarios y actividades, pero intentaremos que afecten lo menos posible a las tareas prioritarias que hemos establecido.
– Es muy importante que escribas el horario. Si sólo lo recuerdas mentalmente, lo más probable es que fácilmente lo olvides. Puedes hacer uno a tu gusto, grande o pequeño, con cartulinas de colores, pintado a tu estilo, o de la forma que más te acomode.
– Prioriza tus materias. Dedicar un interés especial a las materias que te resulten más complicadas y al orden de realización de las tareas. Es mejor comenzar con las de mediana dificultad para pasar a las de dificultad más elevada y terminar con las más fáciles.
Termina la Guerra de Corea