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Han pasado dos décadas desde que el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta, en Estados Unidos, identificara los cinco primeros casos de Sida, y los científicos aún no han podido encontrar una vacuna que acabe definitivamente con esta extraña y mortal enfermedad.

Sin embargo, en los primeros años de la epidemia su diagnóstico estaba asociado con una muerte rápida, mientras que hoy los avances médicos han mejorado el pronóstico de la enfermedad y han permitido conocer mejor el complejo mundo de los virus, así como crear tratamientos para atacar cada tipo específico de ellos.

Según el infectólogo de la Universidad Católica, Pablo Vial «el Sida pasó de ser una enfermedad fatal a una crónica. Antes del ’96, no había nada que posibilitara una sobrevida más allá de los 10 años. Ahora, con la combinación de tres drogas (triterapia), las hospitalizaciones ocasionadas por enfermedades oportunistas inmunodepresoras han disminuido en un 95% en todo el mundo y las muertes, en un 40%«.

Avances en tratamientos

Actualmente existen 15 fármacos disponibles en el mundo y en Chile, y de la inicial monoterapia con AZT se ha llegado a las terapias asociadas.

Estas han potenciado los efectos de las drogas para bloquear el desarrollo del VIH en las personas portadoras del virus, retardando el surgimiento de síntomas de las enfermedades asociadas al síndrome. Ello ha implicado que las personas infectadas con el VIH hoy pueden vivir más tiempo, con posibilidades de desarrollo de vida personal y social normales, considerando que las condiciones de discriminación se han ido reduciendo.

La coordinadora de Conasida, Anabela Arredondo destaca que una de las estrategias más importantes es hacer que el tratamiento sea lo más simple posible. Es importante que la gente tome remedios que sean aceptables, una o dos veces al día, y con un mínimo de pastillas, que permita la adherencia por parte del paciente.

Este punto es crucial en el éxito de cualquier terapia. Según especialistas, está comprobado que si la persona cumple más del 95% de las veces con el tratamiento, su éxito es del 90%, el doble de la eficacia que se logra cuando sólo se cumple con el tratamiento entre el 80 y 90% de las veces.

Monoterapia: Consiste en ingerir un solo tipo de medicamento antiviral, ya sea AZT, 3TC o DDL. Estas drogas contrarrestan los efectos de la enzima transcriptasa reversa, responsable de la integración del virus en los cromosomas de la célula. Su costo en el país es de 70.000 pesos mensuales, aproximadamente. En pacientes medicados con esta terapia existe también un alto riesgo de desarrollar el virus multirresistente, después de un año de tratamiento.

Biterapia: Este tratamiento mezcla dos antivirales, como el AZT o el 3TC. Su efecto se basa en el mismo principio de la monoterapia, que es contrarrestar el efecto de la transcriptasa reversa, pero al combinar dos drogas, resulta más potente. Su precio en Chile es alrededor de 180.000 pesos al mes. También existe un alto riesgo de que el virus se vuelva resistente a estos fármacos.

Terapia combinada: Ha demostrado ser lo más eficaz. Consiste en mezclar dos inhibidores de transcriptasa reversa (AZT, 3TC, DDL) y un inhibidor de proteasa. Esta última enzima es la responsable de la duplicación del retrovirus al interior de la célula infectada, por lo tanto, al bloquearla se evita que se contaminen otras células. De esta forma se ataca al virus por dos frentes. Su costo en Chile va desde los $350.000 a los 400.000 pesos mensuales.


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