LA TERCERA, 7 de enero de 2007.
Por : Elizabeth Simonsen
Incorporar a las escuelas indicadores de gestión que tradicionalmente han estado ligados a la empresa no es fácil. Por eso, la Fundación Chile, con el patrocinio del Mineduc, Chile Calidad y el Consejo Nacional de Certificación de la Calidad de Gestión Escolar y el auspicio de La Tercera, ING y BancoEstado, lanzaron el Premio a la Cultura de la Calidad Educacional Gabriela Mistral, que premiará a las escuelas que se destaquen por una buena gestión en sus recursos financieros, humanos y pedagógicos.
JoséWeinstein, gerente del área de Educación de la fundación, explica las cinco claves de una buena gestión escolar y cómo los padres pueden reconocerla.
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José Weinstein. Gerente del área Educación Fundación Chile Fue subsecretario de Educación (2000-2003), y luego ministro de Cultura, hasta marzo de 2006. Ha sido consultor de Unesco y Banco Mundial, entre otras organizaciones. Sociólogo de la Universidad de Chile y doctorado en la Universidad de Lovaina. |
-¿Cómo influye en la calidad de la educación una buena gestión?
-Existe un creciente convencimiento de que una buena gestión mejora el aprendizaje de los niños. Al analizar los resultados del Simce se encuentra que hay escuelas de buen nivel socioeconómico y con malos resultados. A esos los calificaría como las peores escuelas de Chile. Y hay escuelas que, con alumnos con carencias, logran muy buenos resultados. Ellos son la muestra de que una buena gestión consigue buenos resultados.
-¿Qué define a una escuela con una buena gestión?
-Tienen cinco características: la primera, tienen un foco curricular claro, priorizan y focalizan sus energías en los elementos esenciales del currículo. La segunda es que tienen un sistema de operacionalización de ese currículo, de metas claras de aprendizaje y con una evaluación permanente. Es un colegio que no está esperando los resultados del Simce, sino que ve siempre qué logra cada profesor y alumno.
-¿Influye el clima escolar?
-Es el tercer elemento. Son colegios en los que el centro está en la educación y tienen una convivencia armónica con los apoderados, cada uno tiene sus deberes y derechos claros. Establecimientos que viven en la anomia, sin normas claras, difícilmente pueden ser efectivos. El cuarto factor es que los padres no son ajenos a la escuela, sino que están motivados para formar parte de la tarea educativa y están permanentemente al día de lo que ocurre.
-¿Cuál es el rol del director?
-Es muy importante. Estos colegios tienen directivos con liderazgo fuerte, no se centran en la administración financiera y burocrática, sino que realizan una gestión pedagógica, entran a la sala de clases y ven qué aprenden sus alumnos. Igual de importante es el cuerpo docente, son escuelas que permanentemente están trabajando las competencias de sus profesores, y que favorecen el trabajo colegiado. Es el símil de las reuniones clínicas de los médicos.
-¿Cómo un padre puede reconocer un colegio con buena gestión?
-Si está en un colegio que no cumple será un padre poco informado de lo que ocurre, no sabe si hay proyecto educativo institucional, no verá trabajando en conjunto al cuerpo docente y verá directivos lejanos.
-Ustedes tienen un sistema de certificación de la calidad de colegios, ¿cómo ha funcionado?
-Desde 2003, más de 1200 colegios, esto es el 10% de las escuelas del país, ha llegado a la primera fase de diagnóstico. Cuatrocientos han desarrollado un plan de calidad. Y se han presentado a la evaluación casi 70 establecimientos, de los cuales 49 se han certificado.
-¿Cuál es el diagnóstico a partir de esa experiencia?
-Es un tema incipiente. Los directivos y sostenedores no tienen nortes claros. Es un sistema que durante décadas funcionó centralizadamente y depositó la gestión en un ministerio. También ha habido resistencia al cambio y escasa apertura a aprender aspectos de desarrollo organizacional que se asocian sólo a empresas. Con el premio nos interesa avanzar hacia una cultura de la gestión escolar.
-¿Qué gana un establecimiento al certificarse?
-Tiene una carta de navegación clara respecto a sus fortalezas y debilidades. Incluso, cuando algunos han sido rechazados, agradecen y dicen que ahora saben lo que tienen que hacer. Y además, ganan un prestigio y una diferenciación respecto a los otros establecimientos.
-¿Se busca que tal como los padres hoy exigen Simce, exijan indicadores de buena gestión?
-Claro. Por ejemplo, tenemos el de la escuela municipal Alberto Hurtado, muy pobre, fue la primera que se acercó a nosotros en la región. Trabajó y después de dos años, les entregamos la certificación. ¿Te imaginas el orgullo de esa comunidad escolar?
Los modelos japonés y norteamericano
Premios Deming y Marcos Baldrich
“En Japón y en EEUU existen premios Deming y Marcos Baldrich, respectivamente. Incluso, este último lo ha entregado el Presidente de EEUU. O sea, tiene una valoración enorme”, dice José Weinstein.
El primero se implantó en Japón en 1951, en honor a W. Edwards Deming, conocido mundialmente como promotor de la aplicación de la estadística en las técnicas de control de la calidad. Reconoce que los buenos resultados se obtienen por la implantación eficaz de las actividades de control de la calidad en todas las funciones de la empresa.
Los japoneses proponen que la organización de la empresa debe centrar sus actividades en la implantación de una serie de herramientas de Calidad y técnicas estadísticas a todas las funciones y niveles de la empresa como son: el análisis de procesos, los métodos estadísticos de control, los grupos de mejora, etc., para obtener unos buenos resultados.
En vista de la trascendencia de este premio, en EEUU preocupados por la pérdida de productividad y competitividad de la economía norteamericana, lanzaron a fines de los 80 el Premio Malcom Baldrige. A mediados de los 90, lo ampliaron a educación, con indicadores como liderazgo del equipo directivo, planificación estratégica a corto y mediano plazo ligada a los objetivos de la organización, educación centrada en el aprendizaje, prácticas que favorezcan la innovación, etc.
Nace Charles Chaplin