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LA TERCERA

A partir del 24 de noviembre recién pasado, las escuelas públicas estadounidenses pueden decidir si  prefieren separar a sus alumnos por género, según una nueva disposición del Departamento de Educación. En lo que se considera el mayor cambio registrado en los últimos 30 años, el Departamento de Educación en la oportunidad, difundió las normas sobre cómo hará cumplir la legislación llamada “Título IX” de la ley contra la discriminación escolar por motivos de género de 1972.

La nueva medida permitirá a las escuelas crear clases a las que asistan solamente alumnos del mismo sexo en materias como matemáticas y lenguas extranjeras, ya sea en un nivel determinado o en todo el colegio. “Algunos estudiantes quizás aprendan mejor en clases integradas solamente por alumnos del mismo género”, dijo la secretaria de Educación, Margaret Spellings. “Estas regulaciones finales permiten a las comunidades establecer escuelas y clases de un solo género para satisfacer las necesidades del alumnado”, añadió. “Todo alumno debería recibir en Estados Unidos la mejor educación posible y cada escuela y distrito merece contar con los medios necesarios para impartirla”, dijo Spellings.

Tras analizar estudios que descubrieron una ventaja académica y una menor incidencia de problemas disciplinarios en las clases segregadas por género, incluyendo matemáticas y lenguas extranjeras, funcionarios de educación propusieron a principios de 2004 cambiar las normas vigentes.

Tras recibir más de 5.600 comentarios públicos, los responsables de la enseñanza diseñaron un plan que fue considerado legalmente aceptable por el secretario de Justicia, Alberto Gonzales.

En todos los casos, la participación en las escuelas o clases segregadas por género será voluntaria. Sin embargo, los opositores al plan, que lo comparan con el sistema de una educación “separada pero igual”, lema que presidía la segregación racial en la época en que era legal en Estados Unidos, no recibieron con entusiasmo el anuncio.

Desde que fueron adoptadas las normas actuales en 1975, las clases segregadas por género han sido permitidas en contadas ocasiones, como la educación sexual o clases de gimnasia en las que son practicados los deportes de contacto físico. Los cambios afectan a la enseñanza primaria y secundaria, pero no a la universitaria.

24 no mixtos

Hasta ahora sólo 24 de los 93 mil establecimientos públicos de Estados Unidos no son mixtos, contando para ello con aportes municipales o una situación de excepción determinada, y muchos de ellos fueron abiertos en los últimos dos años.

Desde la aprobación del “Título IX” de la ley contra la discriminación escolar por motivos de género, los sucesivos gobiernos habían interpretado esta normativa como que se les deben proporcionar virtualmente idénticas oportunidades a los estudiantes de ambos sexos. De hecho, los cursos debían tratar de tener igual cantidad de niñas y niños.

La idea de terminar con la exclusividad de colegios estatales mixtos comenzó a ser promovida por el gobierno de Bush en 2002. Así, en el último tiempo, el gobierno ha destinado US$ 297 millones cada año a “programas innovadores” en educación, incluyendo escuelas no mixtas.

En los colegios mixtos los niños tienen menor rendimiento que las niñas

La tendencia de apostar a escuelas no mixtas o clases segregadas por género ha venido respaldada por estudios que sostienen que estos casos obtienen mejores rendimientos académicos que aquellos cursos integrados por niños de ambos sexos. Y quienes se ven más afectados por el tipo de educación mixta son los varones, con menores rendimientos en todas las áreas frente a las niñas, con menores tasas de matrícula en las universidades y menores niveles de egreso de la educación superior.

Kathy Stevens, coautora con Gurian del libro“La mente de los niños: salvando a nuestros hijos del fracaso en el colegio y la vida”, había explidado a La Tercera que sólo ahora se está aceptando que niños y niñas procesan datos en forma diferente, que maduran a ritmos propios y que su conducta es distinta.

La principal fuente para estos cambios viene de una de las más amplias revisiones hechas sobre la materia por el doctor Leonard Sax, que preside los colegios no mixtos en EE.UU., y que recopiló en el libro “Por qué el género importa”.

Consultado por este a mediados del año pasado, el experto afirmó que esto no se trata de una visión sexista o discriminadora, sino que se hace un favor a los niños reconociendo que no todos son iguales, ni tiene por qué serlo. “Es básico. A las niñas, las voces fuertes y el ruido las altera, pero un maestro de voz suave y pausada perderá la atención de los varones. Las niñas se sienten bien en aulas a temperaturas de 23º, para los niños debe ser de 20º. Los niños, al exponer sus ideas, necesitan estar de pie y caminando, moviendo las manos; las niñas se enfocan mejor si están quietas y sentadas”, explicó Sax.


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