La Ministra de Educación, Yasna Provoste, firmó ayer en el predio Monte Verde, ubicado a 28 kilómetros al suroeste de Puerto Montt, el decreto que declara el lugar como Monumento Histórico. El lugar fue reconocido por el Consejo de Monumentos Nacionales porque en estos terrenos fueron encontrados vestigios de la existencia de asentamientos humanos desde hace 12.500 años.
La secretaria de Estado concurrió al mismo lugar donde a mediados de la década del ’70 una familia de campesinos de la zona encontró los primeros indicios de material arqueológico. Luego, numerosas investigaciones lideradas por científicos chilenos permitieron determinar la existencia y desarrollo de una cultura rica en el trabajo de la tierra y uso de plantas medicinales.
“Descubrimos que los primeros habitantes de esta zona contaban con un conocimiento del medio ambiente y una creatividad mucho mayor que la que les asignan nuestros estereotipos a los primeros habitantes de nuestro continente. Estamos frente a seres humanos con una tecnología muy distinta a la nuestra, tal vez “precaria” desde nuestro punto de vista, pero interactuaron con su entorno de una manera tal, que obtuvieron de la naturaleza una diversidad de recursos mucho más amplia que la atribuida al ser humano remoto”, comentó la Ministra durante el acto.
En la oportunidad la autoridad reafirmó su intención y la del gobierno regional por preservar y proteger este predio, donde conviven varios asentamientos de vecinos, de manera que no sean explotados de manera irracional y conserven el valor cultural e histórico que le confiere la calidad de monumento nacional.
“No es posible imaginar un desarrollo activo de este sector sin la presencia de la comunidad. No queremos que venga gente desde fuera a imponer un desarrollo y una preservación y nosotros por cierto que vamos a asumir plenamente el esfuerzo que ha delineado el gobierno regional con una estrategia muy clara, de poder preservar, conservar y también de difundir este patrimonio cultural”, afirmó Provoste.
En su calidad de Presidenta del Consejo de Monumentos Nacionales, la Ministra Yasna Provoste hizo un llamado a toda la comunidad, incluidos los propietarios de las áreas donde fueron encontrados los restos arqueológicos, a trabajar como un solo cuerpo en beneficio de todos. Además, afirmó que en esa misma línea se ha puesto al predio Monteverde en la lista para ser declarada patrimonio mundial.
A la ceremonia de firma del decreto, asistieron el Intendente, Sergio Galilea, el Alcalde de Puerto Montt, Rabindranath Quinteros, quienes se comprometieron a difundir el patrimonio local entre los estudiantes de la región, además de programar visitas guiadas al sector de manera de rescatar el valor cultural y arqueológico de los asentamientos.
También concurrieron a la ceremonia el diputado Patricio Vallespín, el senador Carlos Kuschel, el seremi de Educación, Héctor Gallardo, además de vecinos y dirigentes de la comunidad Monteverdina.
Historia de Monte Verde
Monte Verde es un yacimiento arqueológico descubierto en 1976, correspondiente al pleistoceno tardío.
Hace 12.500 años, un pequeño grupo humano habitaba las inmediaciones de la actual ciudad de Puerto Montt en las cercanías del río Maullín. Sus restos arqueológicos fueron excepcionalmente bien conservados por causas naturales fortuitas que permitieron la formación del sitio.
En 1997, luego de la verificación de sus datos por un grupo de científicos, fue reconocido como el sitio más antiguo de América habitado por seres humanos que se halla podido verificar hasta el presente. El descubrimiento puso fin al Consenso de Clovis que postulaba el poblamiento tardío del continente americano y dio inicio a nuevas ideas como la del poblamiento temprano.
La casualidad permitió que este sitio se mantuviera perfectamente bien conservado, incluyendo carne y cuero de mastodonte, cuerdas, estacas, maderas, gran cantidad de restos de alimentos y plantas y hasta las pisadas de un pie pequeño.
Esta conservación se produjo por el ascenso del nivel del agua del pequeño arroyo Chinchihuapi, lo que transformó el lecho del arroyo y el piso del sitio en el fondo de un pantano. El depósito de sedimentos pobres en oxígeno y la buena turba cubrieron el campamento de Monte Verde permitiendo que se preservara perfectamente lo que habitualmente no se conserva en un sitio arqueológico. La evolución de este pantano que contenía una gran cantidad de hierro proveniente de los volcanes andinos, originó sobre esta turba un segundo sello formado por óxido de hierro, duro como una roca, pero más importante, impermeable al agua de las lluvias sureñas.
En la década de 1970 campesinos locales, cambiaron a pala y picota el curso del arroyo Chinchihuapi para facilitar el tránsito de sus yuntas de bueyes que tiraban carretas para el transporte de troncos. Al año siguiente, la erosión causada por la modificación del arroyo dejó a la vista grandes huesos de mastodontes, que los habitantes locales no supieron reconocer, pero que fueron guardados por curiosidad.
En 1976, por azar, un estudiante de la Universidad Austral de Chile, Luís Werner, de paso por el lugar, recibió los huesos y se los entregó a los profesores Mauricio van de Maele y Troncoso, quienes visitaron Monte Verde e incrementaron la colección de huesos recogiendo los que estaban a la vista en los estratos del Chinchihuapi.
Posteriormente en el 2007, Monte Verde fue relacionado con un nuevo yacimiento arqueológico conocido como Pilauco Bajo, postulándose que ambos sitios son complementarios; en el que Monte Verde sería un sitio habitacional, y Pilauco Bajo un lugar de carroñeo.
Monte Verde es monumento arqueológico, reconocido por el Consejo de Monumentos Nacionales, según la ley 17.288.
En el sitio Monte Verde se recuperaron: 38 trozos de carne y cuero de animal, 11 especimenes de papa silvestre, 6 variedades de algas, 23 especies de plantas no locales, más de 20.000 partes de plantas pertenecientes a 55 taxones locales, 380 elementos arquitectónicos y herramientas hechos de madera, la mayor parte relacionada con la estructura de viviendas domésticas; más de 650 líticos culturales; decenas de huesos de mastodonte y otros animales; varios fogones, braseros y hoyos en distintas áreas; fragmentos de cordeles y de pedazos de piola hechos de juncos.
Sorpresa de Yerbas Buenas