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El arte egipcio está ligado ante todo con la religión. De hecho, los únicos monumentos que han perdurado hasta hoy son templos y tumbas; y las esculturas y las pinturas que encierran son casi siempre como un complemento de la arquitectura.

Los monumentos más antiguos que se conocen son tumbas. Las del primer período son la pirámide y la mastaba. Subsiste un centenar de pirámides, pero las tres más grandes son las de Keops, Kefrén y Micerinos, que tienen respectivamente 146, 138 y 44 metros de altura.

La mastaba, de dimensiones menores, era un edificio en forma de tronco de pirámide de planta rectangular construido en piedra o ladrillo. Contaba en su interior con una capilla funeraria, un recinto tapiado que guardaba todas las estatuas del muerto, y un foso lleno de arena que finalizaba en la cueva donde reposaba la momia.

De la época tebana han quedado ruinas grandiosas en Karnak y en Luxor, en el asiento de la antigua Tebas.

No está bien establecida la naturaleza del simbolismo que preside las construcciones funerarias, pero es probable que representaran al morador del templo (o de la tumba) participando simbólicamente en el proceso mismo de la creación o en los ciclos cósmicos, muy especialmente los del Sol. Ese símbolo se expresaba en la planta y diseño de templos, así como en la decoración de muros y techos.

Los artistas egipcios empezaron a pintar los muros de las tumbas de los faraones con representaciones mitológicas y escenas de las actividades cotidianas, como la caza, la pesca, la agricultura o la celebración de banquetes. Igual que en la escultura egipcia, predominan dos rasgos: las imágenes, más conceptuales que realistas, presentan los rasgos anatómicos más característicos, combinando las vistas frontales y de perfil de la misma figura; y la escala de las figuras indica la importancia de las mismas. Así, el faraón aparece más alto que su consorte, hijos o cortesanos.

Las esfinges

Además de las pirámides, existen otros monumentos que caracterizaron a la civilización egipcia, las esfinges.

La más importante de ellas es la esfinge de Gizeh, que se sitúa junto al camino que conduce a la pirámide de Kefrén. Este monumento mide cincuenta y siete metros de largo y representa la figura de un león con cabeza humana. Se dice que esta esfinge podría tratarse del rostro de Kefrén, perteneciente a la IV dinastía.


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