Skip to main content

Inicialmente evocativo y sentimental en Cancionero sin nombre (1937), más tarde adoptó en definitiva la línea que él mismo denomina «antipoesía«, revelación irónica e iconoclasta de un mundo problemático, hecha en lenguaje antirretórico, coloquial, a menudo sorprendente. Esta renovación de proyecciones internacionales, comienza en Poemas y antipoemas (1954) y se prolonga en una docena de obras más. Obtuvo el premio Nacional de Literatura en 1969 y en 1991, el internacional Juan Rulfo en su primera entrega.