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EL TIEMPO DE LOS CAROLINGIOS

 

Los carolingios son merovingios que con el tiempo se constituirán como verdaderas dinastías. Reunieron bajo su autoridad la Galia, la Germania occidental, el macizo alpino e Italia del norte.

 

En la Galia, los grandes nobles se disputaban el cargo de mayordomos de palacio, que les hacía dueños de la situación. Los carolingios se apoderaron de dicho cargo.

 

Pipino de Heristal ocupó la mayordomía de Austrasia en el 680. Siete años más tarde consiguió derrotar a los neustrios, ocupando así Neustria. Con su muerte va a haber una revuelta en dicho reino.

 

Su hijo, Carlos Martel renovó la conquista, haciéndose con el poder de Austrasia y Neustria (719). Emprendió una amplia política de conquistas. En Germania lucha contra los sajones y los frisones del N (consigue Baviera). En Aquitania detuvo la invasión musulmana en la batalla que libró en los alrededores de Poitiers y, más tarde, obligó a Borgoña y a Provenza a reconocer su autoridad. Carlos Martel logró todos sus objetivos en el 739. Algunas de las causas que favorecieron esta situación fueron las siguientes:

 

-  Compró a la nobleza a través de beneficios territoriales que procedían de la usurpación de tierras eclesiásticas.

 

-  Un factor técnico, la adopción del estribo, dotó a la caballería de una mayor eficacia en el combate.

La figura de Carlos Martel adquiere tanto prestigio que acuden a él en busca de ayuda. Gregorio III (Papa) solicitó en vano la ayuda de éste contra los lombardos.

 

Muere en 741 y establece como sucesores a sus hijos: Carlomán y Pipino (el Breve). Pipino, a la muerte de su padre, heredó Borgoña, Neustria y Provenza, compartiendo el poder con su hermano, aunque éste último desaparece pronto de la escena política.

 

Pipino, en el 751, depone, con el apoyo del Papa Zacarías, a Childerico III. Este mismo año se hace elegir rey por medio de una asamblea de nobles reunida en Soissons y fue ungido por el legado del Papa (ceremonia de coronación). La alianza entre el reino franco y el papado se hizo patente cuando Esteban II acudió a la corte de Pipino en busca de ayuda contra los lombardos (que habían conquistado Rávena y querían entrar en Roma). Con la ayuda prestada consigue que:

 

-  El pontífice vea su poder.

 

-  Asegurar la legitimidad de su poder y la posibilidad de transmitirlo a sus hijos (también ungidos).

Antes de morir (768), repartió su reino entre sus dos hijos: Carlomán y Carlos I -el Grande- (Carlomagno). El reparto va a provocar discordias entre ambos pero, tres años más tarde, Carlomán muere, con lo que Carlomagno obtiene sin ninguna dificultad su reino.

Carlomagno va a unificar el occidente europeo, política y culturalmente, y va a llevar a cabo logros militares, políticos y culturales.

En su conquista va a seguir la línea de Carlos Martel (abuelito) y Pipino el Breve (papaíto): hacia el Este (son paganos). Los motivos de la conquista son dos:

 

-  Extender el cristianismo.

 

-  Evitar otro tipo de amenaza.

 

En el 774 conquistó el reino lombardo, que amenazaba a los estados pontificios y se oponía a la expansión franca, y recibió la corona de hierro de los lombardos.

 

Aquitania y la mayor parte de Italia eran reinos subordinados. Pero el problema fundamental eran los sajones, a los que venía combatiendo desde el 772 y que no fueron sometidos sino al cabo de treinta años (802). Sajonia fue por fin dominada.

 

Otro éxito importante se produce cuando consigue el control de Baviera. Dividió la tierra en condados y fueron integrados en el imperio en el 788.

 

También destruyó el imperio ávaro, en Panonia. En el 796 se apoderó del campamento del jefe ávaro.

De esta firma el estado franco extendió sus fronteras hacia el E y el N.

 

Para dominar el S organizó dos expediciones que se reunieron frente a Zaragoza, con objeto de tomar posesión de esta plaza musulmana de acuerdo con el gobernador, pero éste cambió de parecer, y Carlomagno, que no llevaba fuerzas suficientes para asediarla, tuvo que pasar de nuevo los Pirineos y su retaguardia fue deshecha en Roncesvalles (778).

 

Desde entonces renunció a la conquista y se contentó con avanzar lentamente en Cataluña, donde constituyó una marca fronteriza: Marca Hispánica.

 

A pp del s. IX, el imperio franco era ya un vasto imperio. Carlomagno era el árbitro de occidente y el Papa, León III, le pidió ayuda contra sus enemigos (799). Debido a la situación en oriente, Carlos tuvo que asegurar la defensa de la Iglesia y logró ocupar el trono imperial. El día de Navidad del 800 fue coronado por el Papa (coronación imperial).

 

Carlomagno, con la ayuda de Alcuino de York y de Teodulfo, creó una escuela palatina, para formar servidores del estado, laicos y clérigos.

 

Carlomagno era el intermediario entre Dios y la tierra: un solo Dios, un solo hombre en la tierra. El cristianismo fue para él el nexo más seguro entre las diversas partes de su imperio.

 

Organización del imperio

Carlomagno intentó organizar los territorios conquistados. En su inmenso imperio, donde algunas regiones conservaban una relativa autonomía, mantuvo las instituciones francas.

 

El conde, colocado por el rey a la cabeza de cada pagus (condado), tuvo poderes muy amplios, tanto administrativos como militares.

 

El obispo y el abad de algunos grandes monasterios aconsejaban o vigilaban al conde, promulgaban y aplicaban con él las ordenanzas emanadas de palacio: las capitulares (órdenes del rey).

 

-  Los vassi dominici mandaban a los hombres que dependían de ellos en la ost (hueste) y contribuían a la vigilancia de la región.

 

-  Los missi dominici, agrupados generalmente en parejas, uno laico y otro eclesiástico, estaban encargados de realizar inspecciones sobre diversos asuntos, una o varias veces al año.

 

Ambos (vassi y missi) asistían a pp del verano de cada año al plaid general, asamblea en la que el emperador tomaba contacto con los agentes del poder y con el pueblo. El palacio recibía las reclamaciones y los ruegos; del emperador emanaban las instrucciones.

Carlomagno intentó sustituir las órdenes orales por textos escritos: los más importantes fueron las capitulares (ordenanzas divididas en capítulos) que atestiguaban su voluntad de unificar el imperio y de ser obedecido en todas partes.

 

Aspecto judicial

 

Intentó ejercer la justicia directamente o por delegación en los tribunales condales (para campesinos, vasallos,…).

 

El emperador juzgaba los casos de las altas alcurnias, casos en que se juzgaba a aristócratas.

Los condados tenían potestad para juzgar a campesinos.

Para ejercer el derecho de juzgar las partes tienen que pagar.

 

La última instancia a la que se recurría, cuando no se llegaba a un acuerdo, era al juicio de Dios.

 

Organización del imperio a través de lo militar

 

Carlomagno trató de mantener la unidad militar. Una de las fórmulas que utilizó para ello fue a través del beneficium. Consiste en la entrega de tierras en usufructo. Los campesinos que estaban en estas tierras tienen que pagar rentas a los militares, para pagarse su armamento. El emperador podía revocar esos beneficios y entregarlos a otros vasallos. Era una práctica usual. De esta manera se garantizaba la fidelidad de los guerreros.

(Pirámide: rey, vasallos, señores, campesinos,…)

 

Existe un doble vínculo entre vasallos:

 

-  De carácter personal: encomendación del vasallo al señor. Se basaba en símbolos, gestos.

 

-  De carácter real: se entrega el beneficio. A cambio estos vasallos deben servicios al señor de dos tipos:

 

– Auxilium: Servicio de armas. Se autofinanciaba con rentas de campesinos.

 

– Consilium: Consejo, asesoramiento en pleitos. Especie de consejo en el que asesoraban al señor en cuanto a cuestiones políticas a seguir.

 

Carlomagno muere en el 814 y es sustituido por su hijo, Luís el Piadoso (o Ludovico Pío), que reina de 814-840. Le resulta difícil conservar el Imperio. Tiene un carácter más débil que el de su padre y está influido por la Iglesia, que se aprovecha de su debilidad. Demostró poco inclinación hacia las actividades guerreras, y se ocupó con preferencia de la administración eclesiástica.

En el 817 reguló por adelantado su sucesión, concediendo a cada uno de sus tres hijos el gobierno de un reino.

 

La fragmentación del poder se va a ver potenciada por:

1- El reparto del Imperio.

2- Segundas invasiones.

 

1- Reparto del imperio

 

El problema del reparto lo va a aprovechar la aristocracia, apoyando a unos y otros, y recibiendo como beneficios inmunidades como evitar el control de los oficiales del rey en tierras de los señores.

 

En el 840 muere Luís el Piadoso y se tienen que hacer realidad las particiones. El hijo mayor del rey, Lotario, trató de hacer valer su primogenitura. Pero había dos herencias más, las de sus hermanos Luis y Carlos, que tratarán de evitar el poder de Lotario.

En el 843, los tres hermanos, firman el tratado de Verdún, en el cual el Imperio queda dividido en tres partes:

 

-  Occidental: Carlos el Calvo.

 

-  Central: Lotario.

 

-  Países germánicos del E de Lotaringia (futura Alemania): Luís el Germánico.

 

De esta manera el territorio queda fragmentado en tres.

 

2- Segundas invasiones

 

El Imperio va a sufrir varias invasiones por parte de pueblos como los vikingos, húngaros, sarracenos,… En el reino existía un clima de ruina e inseguridad que va a contribuir a fortalecer los siguientes procesos:

 

-  La existencia de vikingos por occidente, sarracenos por el sur y húngaros por oriente provocará una defensa por parte de los habitantes del Imperio contra las invasiones. Esto hará que algunos aristócratas obtengan más poder.

 

-  Debido al clima de inseguridad se van a producir deserciones de esclavos, desestructurándose así la sociedad.

 

En estas circunstancias el título imperial pasa de unas manos a otras.

 

El Imperio estaba muy dividido y, debido a las sucesivas generaciones y sus descendientes, se va a ir fragmentando cada vez más.

 

Del 885-888 se va a ir desintegrando la unidad del Imperio. Esta situación va a generar los siguientes procesos:

 

-  El fortalecimiento de principados territoriales bajo la dirección de una sola persona, que ostentaba el título de duque, y que se declaraba vasallo de uno de los múltiples reyes del Imperio Franco.

 

-  La fijación del ceremonial de la coronación de los reyes franceses del reino. Lo retoma el obispo del reino, lo que garantiza la participación de la legitimación real (preserva la figura del rey).

 

-  La vinculación entre la prestación de homenaje, la fidelidad, y dar el beneficium del feudo, a quien se prestaba al homenaje. Si no hay beneficium no hay homenaje. En el s. IX los señores necesitan más las ayudas de sus vasallos, por tanto, tenían que dar más tierras. Más tarde el derecho de los vasallos se hace hereditario, el rey ya no lo puede reclamar. A finales del reinado de Carlos el Calvo nacen verdaderos principados territoriales, que en adelante estuvieron en manos de grandes familias y llegaron a hacerse casi independientes, a pesar de los esfuerzos del soberano.

 

-  En Francia occidental, en el 888, los vasallos elevan al trono a Eudes (condado de París). La aristocracia, en contra, apoyaba la candidatura de Carlos el Simple (último carolingio que reinó). Más tarde, durante un siglo, se va a prolongar la lucha entre Robertinos y Carolingios. A ff del s. X (987), un robertino, Hugo Capeto, consigue imponerse por un golpe de estado y logra imponerse como heredero del trono en Francia.

 

NACIMIENTO Y EXPANSIÓN DEL ISLAM

Para la transcripción de las palabras árabes, en este tema se mantiene la norma culta hispana moderna simplificada salvo en aquellas que están incorporadas tradicionalmente al idioma español. No obstante, si se considera necesario, se indican otras normas de transcripciones para facilitar su localización en las enciclopedias.

 

Introducción

 

La expansión islámica es un fenómeno muy complejo en el que no se deben tener encuentra una sola variable. El islam es ante todo una religión fundada por Mahoma a comienzos del siglo V. Las gentes a las que predicó Mahoma eran nómadas del desierto, de religión animista y politeístas.

 

La Meca y Medina: la creación de la religión

 

La Meca era una ciudad comercial dominada por la oligarquía mercantil. Era el lugar en el que vivía Mahoma y donde estaba la Kaaba.

 

En el 622 la situación se hace insostenible para Mahoma y decide emigrar. Esta emigración se llamará la Hégira. En Medina se creó el primer centro de oración propio de la comunidad: la mezquita.

La creación del Estado islámico: la primera expansión

 

Uno de los motivos que más influyó en la rápida difusión del islam fue la creación de un Estado musulmán.

 

Tras la muerte de Mahoma se perfilaron para designar sucesor: califa. El primer califa fue Abú Bakr. Durante su gobierno el islam se extendió definitivamente por toda Arabia. El segundo califa fue Omar (634-644), el auténtico creador del Estado islámico. Inició una campaña de conquista. Para administrar las regiones se crea la figura del diván.

 

En los países que se rendían los propietarios conservaban sus posesiones, y los que se convertían pasaban a ser protegidos (dimí). El poder político y militar de las provincias se entrega a un valí.

 

En el 644 muere Omar y le sustituye el tercer califa: Otmán (644-656), de la familia Omeya. Bajo el califato de Otmán se terminó la organización del Estado y se fijó la redacción definitiva del Corán. Aparecieron las primeras disensiones entre los musulmanes árabes y los no árabes. Al frente de las provincias se puso a un emir que era gobernador, jefe del ejército y de la policía, y la máxima autoridad.

En el 656 Alí es nombrado califa. Surge así la primera fitna, o ruptura, de los musulmanes los chiítas, partidarios de Alí; y los sunitas, partidarios de la suna o tradición ortodoxa, encarnada en los Omeyas. El islam estaba dividido en tres gruFpos irreconciliables, junto con los jariyíes que aparecieron en Egipto.

 

Los Omeyas

 

El oponente de Alí en la guerra civil fue Moavia familiar de Otmán y valí de Siria, el auténtico fundador de la dinastía omeya, ya que hace el califato hereditario.

 

Moavia (661-680) reestructuró el Estado islámico para hacer de él un sistema aún más centralizado. Traslada el califato a Damasco en el 661 y crea la Sura, un consejo consultivo.

 

Pero los conflictos internos no habían sido extinguidos. La oposición se reunió en torno a la familia de los Abasíes. En el 749 Abú-l-Abás al-Safá se proclama califa en Jurasán.

 

Los Abasíes

 

Los Abasíes son más unos líderes religiosos, imanes, que gobernantes. Los califas abasíes dejarán el gobierno en manos de sus visires. Esto provocó el desprestigio del califato y favoreció que aparecieran otros califas, como el fatimí en el norte de África (909), o el omeya de al-Ándalus (929).

 

A la muerte de al-Mansur se abre un periodo de luchas por el califato (809-813). Los mercenarios trucos acabaron dominado al califa, y a la institución califal, quitando y poniendo califas a su antojo. En 1299 Osmán I se hace con el poder y funda la dinastía de los Otomanos.

 

La expansión islámica

 

Una de las características de la expansión musulmana es su rapidez, y su persistencia en los países ocupados. Los pueblos conquistados por los musulmanes no están obligados a la conversión, aunque deben pagar impuestos. El Estado islámico ofrece estabilidad política a la región y, en principio, una escasa islamización de las estructuras del poder.

 

La estructura tribal de los beduinos y los bereberes, otro pueblo nómada islamizado, llevará a profundos conflictos sociales dentro del islam, a pesar de la umma. El Estado islámico se desintegrará en múltiples estados de carácter plenamente feudal, al igual que los reinos cristianos.

 

La conquista de Oriente

 

La expansión fuera de Arabia comienza muy pronto, en el califato de Abú Bakr. En principio son simples razias dentro de un estado en descomposición, como era el Imperio persa.

 

Las tribus islámicas que se instalaron en el valle del Tigris y el Éufrates verían como la población les facilitaba su labor ya que ellos ofrecían estabilidad política.

 

La conquista de Siria, Mesopotamia y Armenia

 

Bizancio logra contener el avance de las tropas musulmanas, aunque pierde territorios. El Imperio se encuentra en graves dificultades económicas y en plena campaña para reconstruir el Imperio romano.

La cultura islámica se urbaniza definitivamente, será la civilización urbana de la Edad Media.

Conquista del Occidente: Egipto y el norte de África

 

La invasión de Egipto comienza en el 642. En Alejandría se crea la primera flota musulmana, en el 649, que expulsaría del Mediterráneo a los piratas y aseguraría la navegación por este mar.

 

La conquista de Egipto planteó algunos problemas. A diferencia de los territorios conquistados hasta entonces, Egipto tenía una raza y una lengua diferente, y totalmente extraña para ellos. Con la a conquista del norte de África se crea el Magreb desvinculado de Damasco.

 

Las conquistas europeas: España, Francia e Italia

 

La iniciativa de comenzar la conquista al otro lado del estrecho de Gibraltar no surge en Damasco, sino en el Magreb, por iniciativa del valí Muza y con apoyo de su jefe militar Tarif.

 

La invasión de la península ibérica comienza en el 711. El reino visigodo se está descomponiendo. Los musulmanes no encuentran excesiva resistencia por parte de la población hispanovisigoda, ya que para ellos sólo significó un cambio de señor feudal. Muza y Tarif avanzan hasta las estribaciones de la Cordillera Cantábrica y los Pirineos. En el 722 (según la tradición en el 718) Pelayo detiene la incursión en Covadonga, al mismo tiempo que comienzan los problemas internos en al-Ándalus. Los musulmanes comienzan a perder territorios al norte del Duero. Sin embargo, están plenamente asentados en la península, y las conquistas consolidas. En el año 756 Abderramán llega a al-Ándalus e independiza el territorio de los califas abasíes, creando un Estado unitario.

 

Las conquistas orientales

 

El islam también se expande hacia el Oriente por el Asia central y la India. Allí domina el budismo y el zoroastrismo, y está bajo la influencia del Imperio chino. La cultura y la población asiática es totalmente diferente a la musulmana y ofrecieron una resistencia feroz a la invasión.

 

El califato se traslada a Bagdad en el 762 y la unidad del islam se viene abajo, sin embargo, la religión se universaliza. Es entonces cuando se emprende la conquista de la India.

 

El fin del imperio

 

Tras la revolución abasí, en el 750, se crean tres califatos y múltiples reinos de taifas. En 1258 la invasión mongola de Gengis-Jan sacude el Imperio en el oriente. El imperio musulmán se ha desintegrado.

 

Allí donde se instaló el islam la religión perdura, o al menos estuvo asentada durante muchos años. El espíritu del Imperio musulmán pasará a los turcos otomanos.

 

El Imperio Bizantino -llamado también, sobre todo para hacer referencia a su etapa inicial, Imperio Romano de Oriente- fue un imperio cristiano medieval de cultura griega cuya capital estaba en Constantinopla o Bizancio (actual Estambul). Los orígenes del Imperio Bizantino se remontan a la etapa final del Imperio Romano. Inicialmente abarcaba todo el Mediterráneo oriental, pero con el tiempo fue sufriendo importantes reducciones territoriales.

 

No hay un consenso general en cuanto a la fecha de inicio del Imperio Bizantino. Para algunos autores la fecha clave es la fundación de Constantinopla en el año 330, en tanto que otros estudiosos consideran como acta de nacimiento del Imperio Bizantino la muerte de Teodosio I, en 395, cuando el Imperio Romano fue definitivamente dividido en dos mitades, oriental y occidental. Otros piensan que puede hablarse con propiedad de Imperio Bizantino a partir del momento en que fue depuesto el último emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo (476).

 

La desaparición del Imperio Bizantino se produjo con la caída de Constantinopla en poder de los turcos otomanos en 1453. Sin embargo, la desaparición del estado bizantino no acabó con los sentimientos nacionalistas del pueblo, ya que los actuales habitantes de Grecia se consideran herederos de la tradición bizantina.

 

El término «Imperio Bizantino»

 

«Imperio Bizantino» es un término moderno que hubiera resultado extraño a sus contemporáneos. El nombre original del Imperio en griego era Romania o Basileía Romaíon traducción directa del nombre en latín del Imperio Romano, Imperium Romanorum.

 

La expresión «Imperio Bizantino» (de Bizancio, antiguo nombre de Constantinopla) es una creación del historiador alemán Hieronymus Wolf, quien en 1557 -un siglo después de la caída de Constantinopla- lo utilizó en su obra Corpus Historiae Byzantinae para designar este período de la historia en contraposición con las culturas griega y romana de la Antigüedad clásica. El término no se hizo de uso frecuente hasta el siglo XVII, cuando fue popularizado por autores franceses, como Montesquieu.

 

El éxito del término puede guardar cierta relación con el histórico rechazo de occidente a ver en el Imperio Bizantino al heredero legítimo de Roma, al menos desde que, en el siglo IX, Carlomagno y sus sucesores esgrimieron el documento apócrifo conocido como «Donación de Constantino» para proclamarse, con la connivencia del Papado, emperadores romanos. Desde esta época, en las tierras occidentales el título Imperator Romanorum (emperador de los romanos) quedó reservado a los soberanos del Sacro Imperio Romano Germánico, mientras que el emperador de Constantinopla era llamado Imperator Graecorum (emperador de los griegos), y sus dominios, Imperium Graecorum, Graecia, Terra Graecorum o incluso Imperium Constantinopolitanus. Los emperadores de Constantinopla nunca aceptaron estos nombres.

 

La palabra «bizantino» adquirió después un sentido peyorativo, como sinónimo de «decadente», debido a la obra de historiadores como Edward Gibbon, William Lecky o el propio Arnold J. Toynbee, quienes, comparando la civilización bizantina con la Antigüedad clásica, vieron la historia del Imperio Bizantino como un prolongado período de decadencia. Influyó seguramente también en esta apreciación el punto de vista de los cruzados de los reinos de Europa occidental que visitaron el imperio desde finales del siglo XI.

 

En español se utiliza la expresión «discusión bizantina» para referirse a una disputa sobre cuestiones carentes de verdadera importancia, seguramente basada en las interminables controversias teológicas sostenidas por los intelectuales bizantinos.

 

Origen

 

Para asegurar el control del Imperio Romano y hacer más eficiente su administración, Diocleciano, a finales del siglo III, instituyó el régimen de gobierno conocido como tetrarquía, dividiendo el imperio en dos mitades, gobernadas por dos emperadores augustos), cada uno de los cuales llevaba asociado un «vice-emperador» y futuro heredero césar). Tras la abdicación de Diocleciano el sistema perdió su vigencia y se abrió un período de guerras civiles que no concluyó hasta 324, cuando Constantino I el Grande unificó ambas partes del Imperio.

 

Constantino reconstruyó la ciudad de Bizancio como nueva capital en 330. La llamó «Nueva Roma» pero se la conoció popularmente como Constantinopla (La Ciudad de Constantino). La nueva administración tuvo su centro en la ciudad, gozaba de una envidiable situación estratégica y estaba situada en el nudo de las más importantes rutas comerciales del Mediterráneo oriental.

 

Constantino fue también el primer emperador en adoptar el cristianismo, religión que fue incrementando su influencia a lo largo del siglo IV y terminó por ser proclamada por el emperador Teodosio I, a finales de dicha centuria, religión oficial del Imperio.

 

A la muerte del emperador Teodosio, en 395, el Imperio se dividió definitivamente: Honorio, su hijo mayor, heredó la mitad occidental, con capital en Roma, mientras que a su otro hijo Arcadio le correspondió la oriental, con capital en Constantinopla. Para la mayoría de los autores, es a partir de este momento cuando comienza propiamente la historia del Imperio Bizantino. Mientras que la historia del Imperio Romano de Occidente concluyó en 476, cuando fue depuesto el joven Rómulo Augústulo por el germano Odoacro, la historia del Imperio Bizantino se prolongará durante aún casi un milenio.

 

Historia temprana

 

En tanto que el Imperio de Occidente se hundía de forma definitiva, los sucesores de Teodosio fueron capaces de conjurar las sucesivas invasiones de pueblos bárbaros que amenazaron el Imperio de Oriente. Los visigodos fueron desviados hacia Occidente por el emperador Arcadio (395-408). Su sucesor, Teodosio II (408-450) reforzó las murallas de Constantinopla, haciendo de ella una ciudad inexpugnable (de hecho, no sería conquistada por tropas extranjeras hasta 1204), y logró evitar la invasión de los hunos mediante el pago de tributos hasta que se disgregaron y dejaron de representar un peligro tras la muerte de Atila, en 453. Por su parte, Zenón (474-491) evitó la invasión del ostrogodo Teodorico, dirigiéndolo hacia Italia.

 

La unidad religiosa fue amenazada por las herejías que proliferaron en la mitad oriental del Imperio, y que pusieron de relieve la división en materia doctrinal entre las cuatro principales sedes orientales: Constantinopla, Antioquía, Jerusalén y Alejandría. Ya en 325, el Concilio de Nicea había condenado el arrianismo que negaba la divinidad de Cristo. En 431, el Concilio de Éfeso declaró herético el nestorianismo. La crisis más duradera, sin embargo, fue la causada por la herejía monofisita que afirmaba que Cristo sólo tenía una naturaleza, la divina. Aunque fue también condenada por el Concilio de Calcedonia, en 451, había ganado numerosos adeptos, sobre todo en Egipto y Siria, y todos los emperadores fracasaron en sus intentos de restablecer la unidad religiosa. En este período se inicia también la estrecha asociación entre la Iglesia y el Imperio: León I (457-474) fue el primer emperador coronado por el patriarca de Constantinopla.

 

A finales del siglo V, durante el reinado del emperador Anastasio I, el peligro que suponían las invasiones bárbaras parece definitivamente conjurado. Los pueblos germánicos, ya asentados en el desaparecido Imperio de Occidente, están demasiado ocupados consolidando sus respectivas monarquías como para interesarse por Bizancio.


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