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INDICE

José María nació en Barbastro, Huesca, España un 9 de enero de 1902. Sus padres se llamaban José Escrivá y María Dolores Albás Blanc. Fue el segundo de seis hermanos, pero tres de sus hermanas murieron siendo pequeñas. Cuando José María cumplió dos años, padeció una grave enfermedad en la que se pensó que moriría. Tras su recuperación, sus padres lo llevaron en peregrinación a la ermita de Torreciudad en cumplimiento de una promesa a la Virgen María por su curación. En los años 1960, Escrivá impulsó la construcción de un santuario en Torreciudad, que se terminó a mediados de los 70.

En 1914, su padre que era un comerciante de tejidos quebró, quedando la familia en la ruina. Tuvieron que trasladarse a Logroño, donde su padre encontró trabajo como dependiente. Escrivá continuó estudiando hasta acabar el bachillerato. En las Navidades de 1917-1918, al ver las huellas de pasos de un carmelita descalzo en la nieve, quedó impresionado, y decidió hacerse sacerdote, ingresando en el seminario de Logroño como alumno externo en el mes de octubre de 1918.

En septiembre de 1920, se trasladó a Zaragoza.

En las navidades de 1922 recibió los grados de ostiario y lector, junto con los de exorcista y acólito. Sus superiores apreciaron sus dotes, al nombrarlo Inspector del Seminario, tarea que consistía en mantener la disciplina entre los seminaristas, tanto en clase como en los paseos, siendo un hecho insólito que designaran a un seminarista y no a un sacerdote para este cargo. En 1923, siguiendo el consejo de su padre, comienza los estudios de Derecho en la Universidad Civil de Zaragoza.

Su padre muere en 1924, y José María queda como cabeza de familia. Recibe la ordenación sacerdotal el 28 de marzo de 1925 y comienza a ejercer el ministerio en varias parroquias rurales  y luego en Zaragoza, con preferencia en la iglesia de San Pedro Nolasco, regida entonces por sacerdotes jesuitas.

En 1927 se traslada a Madrid, con permiso de su obispo, para iniciar su tesis del doctorado en Derecho. Allí trabaja en una academia dando clases de Derecho romano y canónico para sostener a su familia, y ejerce su ministerio sacerdotal en el Patronato de Enfermos, institución benéfica dirigida por las Damas Apostólicas del Sagrado Corazón de Jesús.

El 2 de octubre de 1928, según su propio testimonio, «vio» que Dios le pedía que difundiese en todo el mundo la llamada universal a la santidad, y que abriera un nuevo camino dentro de la Iglesia. Así nace el Opus Dei (traducido significa «Obra de Dios»), para transmitir a todos los hombres que la santificación puede lograrse a través del trabajo. Desde ese día, mientras continúa con el ministerio pastoral que tiene encomendado en aquellos años, trabaja en solitario en el desarrollo de la organización. Empieza a contactar con personas de diversas profesiones desde artistas, profesores, obreros hasta sacerdotes y pequeños empresarios.

En 1930, pide la admisión en el Opus Dei un antiguo compañero de instituto de Escrivá, de origen argentino, Isidoro Zorzano, y en 1932 se unen un sacerdote asturiano, una mujer cordobesa y un joven empresario, aunque en un año fallecerán estos tres, y Jose María tiene que recomenzar.

La caída de la monarquía trajo la llegada de la Segunda República en abril de 1931, iniciándose un período de gran tensión entre el nuevo régimen y la Iglesia católica, al aprobarse una nueva constitución laica. Al mismo tiempo, fueron atacados numerosos conventos e iglesias. En este contexto, Jose María Escrivá prosiguió su tarea como capellán del Patronato de enfermos, del Patronato de Santa Isabel y del Opus Dei, manteniéndose al margen de las disputas políticas.

En 1933 cuenta ya con un grupo de estudiantes universitarios, y funda la academia DyA, en la que, además de impartirse clases de derecho y arquitectura, se organizaban charlas de formación cristiana. En 1934 publica un pequeño libro llamado Consideraciones Espirituales, que, ampliado durante los años siguiente será reeditado en 1939 con el título de Camino.

Como medio para alcanzar los fines de la institución, Escrivá concibe el llamado «plan de vida» que deben seguir los miembros, que por aquellos años se va perfilando e incluye, entre otras, prácticas como la misa diaria, comunión, rezo del ángelus, visita al sagrario, lectura espiritual, rosario y mortificaciones.

Hacia 1935-1936, en la academia DyA (Derecho y Arquitectura) recién fundada en Madrid, los estudiantes comenzaron a practicar algunas de las ideas que el fundador concibió, y comenzaron a aparecer los signos distintivos de la futura Obra, y que serían consideradas en adelante muestra de «buen espíritu», como la corrección fraterna, ayunos y la mortificación corporal. Según Escrivá, la finalidad de estas prácticas era unirse a la cruz de Cristo, domar las pasiones y obtener dones de Dios, castigando el cuerpo y refrenando la voluntad. Para servir de ejemplo, Escrivá se entregaba a todas estas mortificaciones. Sin embargo, aconsejaba también otro tipo de mortificaciones, más relacionadas con la vida cotidiana.

Al estallar la Guerra Civil Española, en 1936, Jose María se encuentra en Madrid. La persecución religiosa le obliga a refugiarse en diferentes lugares. Por ejemplo, fue hospitalizado de forma clandestina en una clínica psiquiátrica con la cobertura de estar aquejado fuertemente de reumatismo. También fue trasladado al consulado hondureño durante 6 meses, realizando varias tentativas infructuosas para salir con documentación falsa de Madrid. Ejerce su ministerio sacerdotal, con riesgo de su vida, clandestinamente, hasta que en 1937, logra salir de Madrid. Después de una larga huida con algunos de sus seguidores por los Pirineos, pasando por el sur de Francia, se traslada hasta Burgos, donde el ejército Nacional había instalado la capital.

La Guerra Civil y las pruebas que había soportado en ella le habían marcado profundamente. El hecho de que el clero fuera objeto de una venganza especial en algunas regiones defensoras de la República dejó en él un recuerdo particularmente duradero.

Cuando acaba la guerra en 1939, se produce un radical cambio en las estructuras del país y el Estado se proclama como confesional, ligado públicamente al nacional-sindicalismo falangista y al Tradicionalismo carlista.

Escrivá regresa a Madrid el 28 de abril de 1939, en un camión militar, junto con las tropas franquistas que ocuparon ese mismo día la ciudad.

En 1940, obtiene el título de doctor en Derecho. Recuperó también el puesto de rector del Real Patronato de Santa Isabel que obtuvo en 1934 por parte del Presidente de la República y le concedieron ese año el cargo de miembro del Consejo Nacional de Educación y el puesto de profesor de Ética y Deontología en la Escuela Oficial de Periodismo.

En los años posteriores a la guerra muchos obispos de toda España le llaman para dirigir ejercicios espirituales a sacerdotes de su diócesis. También predica a religiosos, entre ellos a los agustinos de la comunidad del Monasterio de El Escorial,   y también a muchos laicos.

Desde 1941 se desarrolla la «Sección femenina» dentro de la Obra, con una estructura similar a la de los hombres, pero estrictamente separada de la sección masculina.

Expansión del Opus Dei

Después de finalizada la II Guerra Mundial, en 1946, Escrivá descubrió que las cuestiones de futuro para él y para el Opus Dei no estaban en Madrid sino en Roma. Según otros biógrafos, ese viaje se ha de ver en otra perspectiva: Ya en 1936, tenía proyectado comenzar la labor del Opus Dei en París, pero la Guerra Civil española, primero, y la II Guerra Mundial después habían impedido la expansión del Opus Dei en el extranjero. Su primer viaje a Roma tenía como finalidad inmediata conseguir del Vaticano una aprobación de derecho pontificio que asegurase la secularidad de los miembros del Opus Dei. En Roma recibió en 1947 el título de prelado doméstico de Su Santidad, lo cual le daba derecho al tratamiento de monseñor, y a utilizar sotana ribeteada de rojo y, sobre todo, dejaba claro que el Opus Dei no está relacionado con las órdenes religiosas, pues los miembros de éstas no pueden recibir esos títulos honoríficos.

Por aquellos años se le diagnosticó una fuerte diabetes. Sus crisis de salud fueron muy frecuentes a partir de 1944. Como diabético insulinodependiente, Escrivá sufría constantemente cansancios, trastornos de la vista y se mantenía en pie gracias a las inyecciones y a una dieta estricta.

El ciclo fundacional parecía terminado. La primera fundación, la sección de varones, tuvo lugar entre 1935 y 1936; la segunda fundación, la sección de mujeres, entre 1941 y 1942; la tercera fundación, la sección de sacerdotes, entre 1943 y 1944; la cuarta fundación, la incorporación de supernumerarios, formada en su mayoría por hombres y mujeres casados, además de la admisión de cooperadores (que podían ser no creyentes o de otras religiones), tuvo lugar entre 1947 y 1948. A partir de entonces, la organización iba a presentar su fisonomía definitiva. Hubo, sin embargo, algunos retoques posteriores, como la sustitución de los nombres de oblata y oblatos por los de agregadas y agregados o el de numerarias sirvientas por numerarias auxiliares, en los estatutos de 1982.

Escrivá inició operaciones jurídicas para el reconocimiento del Opus Dei por parte del Vaticano. En 1947 y 1950, obtuvo la aprobación del Opus Dei como Instituto Secular de derecho pontificio, siendo aprobados sus estatutos en 1950, en los cuales los laicos hacían, si bien de forma privada, los tres votos clásicos: obediencia, castidad y pobreza.

En 1947 tuvo lugar la adquisición en Roma de una amplia casa en el número 73 de la calle Bruno Buozzi para la construcción de la casa central de la Obra y sede del Colegio Romano del Opus Dei, que duraría trece años, hasta 1960. A partir de la casa originaria se levantaron ocho edificios. Una estructura compleja e interconectada formada por ocho edificios, con doce comedores y catorce oratorios, algunos de los cuales eran subterráneos, dando cabida, el mayor de los oratorios a más de doscientas personas.

Escrivá recibió el nombramiento de miembro honorario de la Pontificia Academia de Teología. Obtiene el doctorado en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense, y es nombrado consultor de dos Congregaciones vaticanas.

Sigue con atención los preparativos y las sesiones del Concilio Vaticano II (1962-1965), y el Secretario General del Opus Dei, Álvaro del Portillo, jugó un papel relevante en los preparativos del Concilio.

Últimos años

A causa de la diabetes y de las complicaciones asociadas a ella, la salud de Escrivá se fue deteriorando gravemente. A pesar del deterioro de su salud, Mons. Escrivá siguió estimulando y guiando en esos años la difusión del Opus Dei por todo el mundo. Con el mismo objeto, a partir de los años setenta Escrivá comienza a recorrer el mundo en lo que él denominaba «correrías apostólicas» y también «campañas de catequesis». Durante el verano de 1974, Escrivá estuvo tres meses en Sudamérica de los cuales permaneció enfermo más de diez días en Perú guardando cama. En Quito, permaneció entre el 1 y el 10 de agosto sin poder ver a nadie ni llevar al cabo plan alguno. El 15 de agosto se trasladó a Venezuela, había llegado todavía enfermo y como su estado físico empeoró en Caracas, por lo que se decidió acortar el largo viaje de catequesis del fundador del Opus Dei.

Monseñor Escriba fallece en Roma el 26 de junio de 1975. Tras su muerte, la Santa Sede recibió miles de cartas, entre ellas, las de un tercio del episcopado mundial y 41 superiores de órdenes religiosas, solicitando la apertura del proceso de beatificación y canonización. Finalmente, su causa se introdujo en 1981 y el 17 de mayo de 1992, Juan Pablo II beatifica a José María Escrivá de Balaguer en la plaza de San Pedro, en Roma.

El 6 de octubre de 2002, es canonizado por Juan Pablo II en Roma, apoyado por las cientos de miles de personas que asistieron a los actos. Durante la ceremonia de su canonización, Juan Pablo II animó a todos a buscar la santidad en medio del mundo, en el trabajo y la vida ordinaria, tal como lo enseñaba el nuevo santo y siguiendo su ejemplo.
En la actualidad hay más de ochenta mil miembros del Opus Dei, como se indica en el Anuario Pontificio, que se actualiza periódicamente.

Es autor de libros de espiritualidad difundidos en los cinco continentes. El más conocido y popular es Camino, que cuenta con cerca de cuatro millones y medio de ejemplares en 43 idiomas.


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