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¿Su hijo pasó los primeros meses de clases con bajas notas, complicado con una asignatura o condicional?  No es de extrañar que los padres recurran a múltiples artimañas para que repunte en el segundo semestre.

Pese a que las vacaciones de invierno suelen parecer el escenario ideal para que los niños repasen sus ramos, los expertos llaman a dejarlos descansar, pero dejándoles claro que, a la vuelta a clases, tendrán que adecuarse a un nuevo plan de estudios, que puede involucrar profesores particulares, pero cuya base debe estar en un diagnóstico, junto con el colegio, de dónde está el problema y una mayor participación de los padres.

«Si no, los escolares llegarán igual de cansados, lo que afecta el rendimiendo y la autoestima. Porque le dicen indirectamente ´no creo en ti´», dice Antonietta Ramaciotti, académica de la Facultad de Educación de la UC.

El rol de los padres debe ser activo: primero, haciendo, junto con el estudiante, una reflexión para que éste se de cuenta dónde falla; luego recurriendo al profesor jefe para que dé su diagnóstico; y tercero, elaborando una estrategia consensuada con el alumno para el regreso a clases. A la vez, los padres deben revisar cuadernos y tareas. Incluso, si los hijos son adolescentes.

«El diagnóstico debe partir junto con el colegio: ver si aplica un método de enseñanza que se ajuste al menor, si los contenidos son muy complejos o sus conocimientos no lo facultan para asimilar la nueva información», dice Natalia Salas, psicóloga del Centro de Desarrollo Cognitivo de la UDP.

El próximo paso es aplicar acciones concretas como designar en qué horarios se repasarán asignaturas y realizarán tareas, fijando las más difíciles primero, y elaborar un calendario de pruebas, a fin de ayudar al menor a organizarse.

¿Estudiar con los hijos? Los expertos lo recomiendan sólo hasta antes de la adolescencia. Después, sólo deben supervisar el proceso. «Cuando la familia se involucra en los estudios se contamina la relación. Por ejemplo, los padres suelen tener menos tolerancia si el hijo no entiende», dice Virginia Seyler, sicóloga del Preuniversitario Pedro de Valdivia.

En caso que se recurra a un profesor particular, lo recomendado es  para dos ramos como máximo y en sesiones de 1,5 horas dos veces por semana.

Premios

Hay consenso entre los sicólogos y sicopedagogos en que no se deben pedir metas inalcanzables, como un promedio seis si no se superó el 5, ni ofrecer regalos materiales a cambio de modificar el rendimiento o la conducta. Si hay estímulos, éstos deberían enfocarse en el disfrute de salidas en familia.

¿Castigos? Tampoco se recomiendan. Éstos se deberían reservar sólo para cuando el menor no cumple los compromisos que él mismo adquirió, como estudiar. «En los adolescentes, cuando los castigos son sucesivos, los jóvenes terminan adoptando una actitud desafiante y se mezclan los temas escolares con los afectivos», dice Ramaciotti.

El último recurso

Si la fórmula apoyo y disciplinano funcionan, lo ideal es consultar a un especialista. «Hay casos complejos que necesitan una reestructuración de los hábitos y del sistema escolar. Para eso, hay que analizar los métodos de estudio o si hay dificultades cognitivas», explica Salas.

Cuando hay déficit atencional, el colegio debe  ajustar sus mecanismos de evaluación para adecuarlos a la realidad del menor. «Por ejemplo, para evaluar un libro, pedir que haga un power point del texto, en vez de una prueba escrita», agrega Ramaciotti.

Si al final del semestre, el año escolar es insalvable, los especialistas recomiendan que los padres sigan apoyando al menor y que hasta finalizar el año, éste siga estudiando y reforzando habilidades. De esta forma, no enfrentará un nuevo año con las mismas debilidades y se disminuirá la frustración y ansiedad.

¿Cómo influye el factor PSU?

Si a esta altura del año el alumno aún no ha preparado la PSU, puede presentar una baja de 20 y 30 puntos al enfrentar la prueba. Lo recomendable es organizar el tiempo que queda: ordenar los temarios que hay que ensayar,  calendarizar para enfrentar las materias. Además, es necesario estudiar con distintas estrategias de aprendizaje: resúmenes y esquemas, por ejemplo. Es el mecanismo ideal para retener los contenidos por más tiempo. Lo aconsejable es realizar un ensayo cada 15 días, porque la práctica eliminará las sorpresas ante la PSU; también da la posibilidad de chequear en qué materias el joven está más débil.


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