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Por diferentes razones, algunas religiosas, otras de Estado y también sentimentales, durante parte de los siglos XV y XVI la Iglesia católica sufrió una de sus grandes crisis con la aparición de la Reforma. Este movimiento intentó convencer al papa y a los altos dignatarios de la curia romana de volver a las fuentes del cristianismo más primitivo y puro y de seguir al pie de la letra la palabra de Dios, tal y como estaba escrita en la Biblia.

Uno de los primeros en atacar a la Iglesia fue Martín Lutero, quien con sus famosas 95 tesis desafió el poder del papado, dándole a la Reforma un sustento doctrinal que le permitió poner en aprietos a un sistema religioso con más de mil años de antigüedad.

Menos espiritual, pero no por eso menos eficiente, fue la participación de Enrique VIII, rey de Inglaterra, en la expansión de la Reforma a sus territorios, separándose de la influencia de Roma y sentando las bases de la Iglesia anglicana. La causa: el rechazo del papa Clemente VIIa la petición de divorcio que le solicitó el monarca para buscar el tan ansiado heredero varón de su dinastía en otra esposa.

Sin embargo, sería Juan Calvino, con sus conocimientos, estudios y notables dotes organizativas, quien jugaría un rol fundamental en la definitiva expansión del protestantismo por el mundo, consolidándolo como una nueva religión, aunque con su propio sello: el calvinismo.

El Sacro Imperio Romano y la dieta

El Sacro Imperio Romano fue un organismo político que abrazó la mayor parte de Europa central desde el año 962 hasta 1806. Se le llamaba romano porque pretendía ser la continuación de la Roma imperial: y sacro porque originalmente pretendía una soberanía sobre toda la cristiandad.

La dieta (en alemán: Reichstag) del Sacro Imperio Romano era una asamblea deliberativa o legislativa convocada irregularmente. El emperador Carlos V la organizó en tres cuerpos: electores, príncipes y representantes de las ciudades imperiales.

Teóricamente, el jefe del Sacro Imperio Romano era elegido por los electores. En un comienzo fueron siete, pero con el tiempo su número subió hasta nueve.

Martín Lutero

Datos biográficos

Martín Lutero nació en 1483, en Sajonia (parte de la actual Alemania). Era hijo de un leñador pobre; sin embargo, gracias a un mecenas, a los 22 años pudo ingresar a un monasterio para convertirse en sacerdote dos años más tarde.

Contra la Iglesia católica

Lutero viajó a Roma en 1510 y quedó desilusionado por el lujo y relajo que vio en la clase sacerdotal. De regreso en su tierra se doctoró en teología e inició sus clases en la Universidad de Wittenberg, donde afirmó que, según la Biblia, la salvación estaba solo en la fe en Jesucristo.

Eso significaba, para Lutero, que la Iglesia se había apartado del evangelio implantando la mediación de sacerdotes entre el hombre y Dios, por sobre la única de Cristo, y que muchas de las prácticas que imponía eran inútiles.

Las indulgencias

Para financiar la construcción de la basílica de San Pedro, el papa León X ideó vender indulgencias, es decir, permitir que los fieles compraran el perdón de sus pecados a la Iglesia.

Fue como protesta contra las indulgencias que Lutero clavó sus 95 tesis (proposiciones) en las puertas de la iglesia de la Universidad de Wittenberg en 1517, acción que dio comienzo a la Reforma.

Asimismo, el monje alemán redobló las críticas contra la organización de la Iglesia y la autoridad del papa y negó sus dogmas. Cuando el papa lo excomulgó en 1520, Lutero quemó la bula de excomunión en la plaza de la Universidad de Wittenberg.

Preocupación imperial

Lutero también enfrentó en 1521, en Worms, a Carlos V, emperador de Alemania y rey de España, el cual era un ferviente católico y estaba preocupado porque las ideas de Lutero podían dividir su imperio. Sin embargo, como el monje no se arrepintió, fue condenado, lo que significaba que podía ser enviado a la hoguera.

El fraile fue rescatado por el elector Federico de Sajonia, que ya antes lo había protegido, y ocultado en el castillo de Wartburgo. Mientras se encontraba allí, Lutero tradujo la Biblia al alemán corriente, lo que popularizó este libro entre la gente más sencilla y marcó un hito en la consolidación del idioma alemán.

Muerte de Lutero

Cuando Lutero salió de Wartburgo, su doctrina se había extendido ampliamente y había sido adoptada por señores poderosos. Por ello, Carlos V aceptó el luteranismo (nombre dado en honor a su fundador), aunque sin dejarlo extenderse más, en una resolución acordada en la Dieta de Spira, en 1529. Al protestar los luteranos, pasaron a ser conocidos como protestantes.

Para evitar una guerra religiosa, Carlos V convocó a la Dieta de Augsburgo en 1530, la cual fracasó, pero obtuvo de los luteranos la sistematización por escrito de los principios básicos de su fe (que fue conocida como la Confesión de Augsburgo). Sin embargo, los luteranos se agruparon en una coalición militar: la Liga de Esmalcalda (1531). Esta liga se alió con los reyes de Francia y de Dinamarca contra Carlos V, dando origen a una serie de guerras.

Entretanto, Martín Lutero, que se había casado en 1525 con Catalina von Bora, una monja que había dejado el hábito, continuó promoviendo la Reforma hasta 1546, fecha de su muerte en Eisleben, la misma aldea donde había nacido.

Enrique VIII

Datos biográficos

Enrique VIII era hijo del rey Enrique VII y de Isabel de York. Nació en 1491, en Greenwich, Inglaterra. Recibió una completa educación que abarcó tanto los deportes como las artes, lo que le permitió componer música y escribir versos. Su juventud fue relajada, aunque se dedicó a estudiar teología. Con posterioridad, usó su talento y gran personalidad para atacar a Lutero, lo que le valió el título de defensor de la fe católica, que le otorgó el papa León X. En 1509 asumió como rey de Inglaterra ante la muerte de su padre.

Su ruptura con Roma

A pesar de que el monarca inglés era considerado un garante de la fe católica, esta situación cambiaría en forma radical. Enrique VIII necesitaba de un sucesor para continuar con la dinastía Tudor, a la cual él pertenecía. Su primera esposa, Catalina de Aragón, viuda de su hermano Arturo, no había tenido hijos varones, por lo cual decidió separarse de ella en 1527 (argumentando que existía un parentesco previo entre ellos) para casarse con Ana Bolena. Sin embargo, el papa Clemente VII no quiso anular su matrimonio, debido en gran parte a la presión que ejerció sobre él Carlos V (emperador de Alemania y rey de España), profundamente católico y sobrino de Catalina. Luego de varios años evitando un conflicto con el papado, en 1531, y aprovechando el desencanto de los sacerdotes ingleses que no pertenecían a ninguna orden religiosa o que no vivían en monasterios, por la riqueza acumulada por el resto del clero y por la excesiva fiscalización del papa, se hizo reconocer jefe de la Iglesia de Inglaterra, rompiendo con Roma. Ya con el poder político y religioso concentrado en su persona, Enrique nombró al sacerdote Thomas Cranmercomo arzobispo de Canterbury. Este anuló su primer matrimonio en 1533 y confirmó el que ya se había realizado en secreto con Ana Bolena. Al año siguiente, el parlamento inglés aprobó el Acta de Supremacía, por la cual Enrique VIII quedaba de manera oficial como jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra o Anglicana, consumando en forma definitiva la separación de la Iglesia de Roma y sustrayendo de esa manera su país del dominio económico y político del papado.

Persecuciones

Con el fin de lograr el control absoluto sobre los bienes eclesiásticos y solucionar problemas económicos, el rey clausuró cientos de monasterios y se apropió de sus tierras. Sin embargo, mantuvo los dogmas católicos fundamentales, lo que no impidió que quemara a los protestantes por heréticos y ahorcara a los católicos que mantenían fidelidad al papa por traidores, entre estos al destacado humanista Tomás Moro y al obispo de Rochester, John Fisher. Su consejero, Thomas Cromwell, odiado por el pueblo, fue el principal ideólogo de esta campaña del terror.

Muerte de Enrique VIII

Aparte de dejar echadas las bases de un nueva iglesia en Inglaterra y de ser un monarca despótico y cruel, este rey fue también un hábil estadista. Fortaleció el poder real, el Parlamento fue su instrumento político aunque, a la vez, el órgano representativo del reino. Extendió la influencia de Inglaterra en Europa, aumentó su poderío naval y buscó el equilibrio entre las demás potencias, primero luchando contra Francia aliándose con Carlos V, y después combatiendo contra él cuando consideró que había incrementado mucho su poder, para lo cual se unió con su antiguo adversario Francisco I (rey de Francia). Además, incorporó al País de Gales y a Irlanda a Inglaterra e incursionó con éxito contra Escocia, aunque no la pudo agregar a su reino. Sin embargo, a finales de su período las tensiones religiosas se agudizaron y se desarrolló una profunda crisis socioeconómica. Enrique VIII murió el 28 de enero de 1547 en Londres y lo sucedió en el trono su hijo Eduardo VI, quien todavía era un niño.

Sus esposas

Enrique VIII fue famoso también por sus numerosos matrimonios. Su segunda esposa, Ana Bolena (la primera fue Catalina de Aragón), que le había dado una hija, la futura Isabel I, fue decapitada acusada de adulterio en 1537. La tercera esposa fue Jane Seymour, quien tuvo un hijo varón, pero ella murió en el parto. Posteriormente, Enrique se casó con Ana de Cleves, solo para aliarse con los alemanes protestantes, y a quien repudió después de seis meses; con Catherine Howard, a quien mandó a ejecutar por alta traición y, finalmente, con Catherine Parr, la que le sobrevivió.

Los jóvenes reyes

A comienzos del siglo XVI, Francia, Inglaterra y España eran monarquías rivales, las mayores de Europa, ricas y centralizadas, y las únicas capaces de poner en pie ejércitos poderosos.

En 1516 estos tres grandes reinos estaban bajo el gobierno absoluto de tres muchachos: Enrique VIII, rey de Inglaterra, de 25 años; Francisco I, rey de Francia, de 21 años, y Carlos V, rey de España, 16 años. Las rivalidades de estos tres jóvenes fueron las que decidieron el destino de Europa.

Juan Calvino

Mientras que una parte de Alemania y otros Estados, como los reinos escandinavos, adoptaban la Reforma de Lutero, una reforma más radical se predicaba por el francés Juan Calvino, y se aplicaba por primera vez en Suiza, en Ginebra.

Calvino había nacido en la ciudad francesa de Noyón, en 1509. Estudió literaturas clásicas y teología, pero no fue sacerdote. La lectura de unos sermones de Lutero lo conquistó a las nuevas ideas religiosas. Pero en vez de ser un seguidor cualquiera, concibió un sistema personal de teología, dentro del marco del protestantismo. En 1553, como Francisco I empezase a perseguir a los reformados, huyó de París, y se refugió en Basilea (Suiza). Allí fue donde concluyó y publicó su célebre obra Sistema de la religión cristiana, dedicada a Francisco I.

El rasgo más importante y característico del calvinismo es su concepto extremado y rígido de la predestinación. Según él, desde la eternidad, desde antes de la creación del mundo, Dios eligió, por su gracia y amor, a un cierto número de sus criaturas para salvarse; nada, ni pecados repetidos, ni esfuerzos heroicos hacia la virtud, podrían jamás modificar esta voluntad divina. Calvino no admitía más que dos sacramentos: el bautismo y la comunión. Suprimía todas las ceremonias del culto, el altar, el crucifijo y toda jerarquía entre los sacerdotes -él decía los pastores o los ministros-, elegidos por los fieles y encargados de decir las oraciones y de predicar.

Calvino en Ginebra

De Basilea, Calvino fue llamado a Ginebra para enseñar allí teología. Tenía entonces veintiséis años y un carácter autoritario, áspero e inflexible. Trató de imponer sus creencias a los ginebrinos y reformar tanto sus costumbres como su culto. Los ginebrinos lo expulsaron al cabo de dos años. Pero los partidarios de sus doctrinas obtuvieron que fuese vuelto a llamar en 1541. Desde entonces fue el dueño de Ginebra, y reinó allí como un tirano. Duro consigo mismo, fue duro con los demás. Según él, era preciso procurar la salvación de los ginebrinos aunque estos se opusieran. Vigilaba la vida privada de cada uno, reglamentaba la manera de vestir y de cubrirse o adornarse la cabeza, y condenaba con multas a los que oraban en latín, jugaban a los dados o reían en un sermón. Enviaba a la muerte a cualquier que le combatía o no participaba de sus creencias. El teólogo y médico español Miguel Servet, descubridor de la circulación de la sangre, que había publicado un libro donde negaba la divinidad de Cristo, fue preso en Ginebra y quemado vivo (1553).

Bajo la dirección de Calvino, Ginebra llegó a ser la Roma del protestantismo. La Academia que Calvino creó allí, fue el gran seminario de donde salieron los misioneros de la nueva religión, animados de la más ardiente fe. De Ginebra, más bien que de Alemania, fue de donde se repartió el protestantismo en Francia, y después en los Países Bajos y Escocia.

La condena a Servet

Uno de los episodios más tristes en la vida de Calvino fue la condena a muerte que impuso a Miguel Servet, un prestigioso teólogo y médico español. Servet había publicado un libro donde negaba la divinidad de Cristo porque no creía en la doctrina cristiana de la trinidad.

Sin embargo, lo que influyó más en Calvino para tomar su decisión fue el documento que elaboró Servet describiendo la circulación de la sangre en los hombres, tema que el humanista francés reprobaba de manera tajante. Es así como Servet, huyendo de la Inquisición católica, buscó refugio en Ginebra. Pero allí fue juzgado por Calvino y condenado a morir en la hoguera.


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