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El SIDA

El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, SIDA, es un trastorno clínico (cuando presenta manifestaciones evidentes y que se pueden medir, y que inducen a pensar que se trata de una determinada enfermedad) grave y mortal, que se identificó como un síndrome definido e independiente en 1981. El síndrome representa la última etapa clínica de la infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), que por lo común daña en forma progresiva el aparato inmunitario y otros sistemas, en especial el sistema nervioso central.

En un período que va desde unas semanas a varios meses después de la infección por el virus, la persona puede manifestar síntomas inespecíficos, como fiebre, dolor de cabeza y fatiga. Después de ese lapso, quienes se contagian pueden permanecer sin mostrar síntomas durante varios años antes de que aparezcan otras expresiones clínicas, como infecciones oportunistas y síntomas generales y neurológicos. Por lo regular, la gravedad de la enfermedad causada por el VIH guarda correlación directa con el grado de disfunción o alteración del sistema inmunitario.

El comienzo del cuadro clínico suele ser engañoso, con síntomas como anorexia (falta de apetito), diarrea crónica, pérdida de peso, fiebre y fatiga. Sin embargo, dicha constelación de síntomas específicos por lo general no basta para confirmar el diagnóstico de SIDA.

Aun así, se han identificado más de una docena de infecciones oportunistas y algunos cánceres que constituyen indicadores suficientemente específicos de la inmunodeficiencia como para ser incluidos en la definición de casos de SIDA.

EL VIH ha sido encontrado en la sangre, esperma, saliva, lágrimas, tejido nervioso, leche materna, y secreciones del tracto genital. Sin embargo, está probado que, de estos, son la sangre, el esperma, las secreciones del tracto genital y la leche materna las que transmiten la infección a otros. El traspaso del virus ocurre mediante el contacto sexual; por medio de la sangre, mediante transfusiones o agujas infectadas; y en mujeres embarazadas al feto, o al dar de mamar al bebé.

Desde 1985 se cuenta en el comercio con métodos serológicos -basados en el suero- para descubrir anticuerpos contra el VIH. La prueba de detección inicial más utilizada (enzimoinmunoensayo o ELISA) es muy sensible y específica. Sin embargo, si el examen muestra reactividad, debe confirmarse con otro más específico, como el de Western Blot.

El Sida

El virus del Sida ha causado la muerte de millones de personas desde que fue identificado en los ’80.
No hay cura para esta enfermedad que gradualmente destruye el  sistema inmunológico. Cócteles de medicamentos llamados terapia
antirretroviral altamente activa (HAART por su sigla en inglés)  pueden controlar las infecciones y mantener a los pacientes  sanos.
El Sida se contagia comúnmente a través del contacto sexual entre un hombre y una mujer. También puede pasar de hombre a hombre, por agujas infectadas o sangre, y de una madre a su bebé.

Las muertes mundiales a causa del sida llegaron a un estimado de 2 millones en el 2007, menos que las 2,1 millones del 2006. Alrededor de 33 millones de personas vivían con el virus el año pasado, de las cuales la mayoría habitan en África, de acuerdo al último informe de las Naciones Unidas sobre la epidemia del Sida.


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