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Nació en Alcalá de Henares, alrededor de 1530, y probablemente murió hacia 1592. Hijo de Bartolomé Sarmiento y de María de Gamboa, dedicó sus primeros años al estudio de la Matemática, Astronomía y Latín.

En 1550 inició sus servicios al Rey y en 1555 estaba en el Perú, donde se dedicó a la navegación. En 1564 y 1575 fue acusado, detenido y procesado por la Inquisición, que lo responsabilizó de afirmar que cuando en la ciudad de Lima eran las doce del día, en España era ya de noche, proposición que fue considerada una herejía.

La inesperada visita de Francis Drake a las costas del Pacífico americano demostró la necesidad de controlar el acceso al Estrecho de Magallanes, si se quería mantener ese océano como un mare nostrum español, pero en esos momentos lo más urgente era detener al corsario inglés.

En Lima, se decidió preparar alguna naves que partieran en su busca, y la dirección de esta empresa se le encargó a Sarmiento de Gamboa. Sin embargo, el corsario ya había recorrido mucho camino y no se le pudo ubicar.

A Sarmiento se le envió a practicar un reconocimiento del Estrecho, buscando posibles asentamientos extranjeros y los puntos más apropiados para construir fuertes que controlaran el paso. Además, debía levantar una carta geográfica de los lugares que recorriera.

Primer viaje de reconocimiento

Las dos naves preparadas para el viaje al Estrecho – una al mando de Sarmiento y la otra a cargo de Juan Villalobos -, zarparon del Callao el 11 de octubre de 1579. A fines de enero siguiente, debido a una tempestad, tuvieron que separarse y Villalobos partió hacia Valdivia.

La nave comandada por Sarmiento, Nuestra Señora de la Esperanza, alcanzó la boca occidental del Estrecho y en febrero llegó a la Península de Brunswick donde desembarcó, y se celebró la primera misa en esa región. El 12 de febrero de 1580 tomó posesión del lugar y enfiló la proa hacia España.

El difícil asentamiento

En España, Sarmiento se entrevistó con el Rey, a quien presentó un proyecto de colonización del Estrecho de Magallanes, el que fue aprobado por el soberano, enviándose 18 naves y dos mil colonos. En septiembre de 1581, la expedición comandada por Sarmiento de Gamboa salió de San Lúcar de Barraneda. El trayecto no fue fácil, pues los viajeros tuvieron que enfrentar todo tipo de dificultades: tormentas, pérdida de naves, extensos períodos de calma – ausencia de vientos – ataques de los ingleses y fiebres tropicales que fueron contraídas por los tripulantes durante los 7 meses que debieron permanecer en Brasil, en espera de que mejoraran las condiciones de navegación.

Sólo en febrero de 1583 pudieron arribar a la desembocadura del Río de la Plata, pero nuevas tempestades les impidieron entrar al paso interoceánico, debiendo regresar a Río de Janeiro. A inicios de 1584, se llevó a cabo otro intento que terminó con la fundación del poblado Nombre de Jesús, en la desembocadura oriental del Estrecho. En marzo se estableció la aldea Rey Don Felipe.

Capturado por ingleses y franceses

Ya en invierno, Sarmiento viajo rumbo a Nombre de Jesús, pero una tormenta lo arrojó al Atlántico. Partió a Río de Janeiro, desde donde intentaría enviar en repetidas ocasiones socorros para las fundaciones y, finalmente viajó rumbo a España. En este trayecto fue capturado por naves inglesas. Los amplios conocimientos de Sarmiento causaron buena impresión entre sus captores. En Inglaterra pudo entrevistarse con la Reina Isabel I, con la que habría conversado en perfecto latín, según cuentan, ella lo trató con deferencia, lo liberó y le facilitó su retorno a España.

Sin embargo, la mala suerte parecía un sino inevitable para Sarmiento. En su paso por Francia, camino a España, fue capturado por los hugonotes – protestantes calvinistas que se encontraban en guerra con los católicos – cuando llegaba a la frontera. Los captores solicitaron un rescate al Rey de España, el que primero se negó por lo alto del monto, pero una rebaja en lo pedido terminó liberando al prisionero.

La triste suerte de las colonias

Por más que Pedro Sarmiento trató de enviar auxilios a los colonizadores, todo resultó imposible. La suerte corrida por los habitantes de Rey Don Felipe y Nombre de Jesús sólo se conoce gracias al testimonio de Tomé Hernández, quien fue rescatado por el corsario inglés Thomás Cavendish, en enero de 1587. Según el sobreviviente, las provisiones se agotaron a mediados de 1584 y durante dos años pudieron mantenerse gracias a la recolección de mariscos.

En 1585, quedaban sólo 50 pobladores en Nombre de Jesús y a la llegada de Cavendish, 18.
Hernández fue el único que aceptó ser rescatado. En la colonia Rey don Felipe, el corsario inglés no encontró más que cadáveres.


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