Skip to main content

Érase una vez un rey llamado Eduardo, más conocido como Edú.  A este rey le fascinaba el oro, y un día iba caminando por su gran y hermoso patio y se acostó un rato en el pasto para ver las estrellas.  De pronto las estaba viendo relajadamente, y pasó una estrella fugaz y él pidió un deseo y ese deseo era que todo lo que tocara se convirtiera en oro.

Al otro día en la mañana su mayordomo le llevó el desayuno, el rey sin recordar el deseo que pidió tocó a su mayordomo y en cosa de segundos se convirtió en una estatua de oro puro, su majestad tomó su bandeja para desayunar y la bandeja y todo lo que ella tenía se convirtieron en oro.

El rey salió de su palacio a caminar y pensar sobre el deseo que pidió la noche pasada y se arrepintió. Una semana después el pueblo donde él gobernaba parecía un pueblo fantasma.  El rey empezó a recordar los momentos alegres que vivió con su gente y se puso a llorar.  Las lágrimas que caían eran de oro. A la noche siguiente el rey vio pasar un estrella fugaz y pidió otro deseo: que todo lo que tocara vuelva a la normalidad y se cumplió.  El rey tocó todo lo que estaba convertido en oro y… ¡Todo volvió a ser normal!

El monarca pidió perdón a su gente y prometió que nunca más sería ambicioso, ya que la ambición no permite ser feliz.


Warning: Invalid argument supplied for foreach() in /www/wwwroot/www.icarito.cl/wp-content/themes/icarito-v1/template-parts/content-relacionadas.php on line 13