Un día cuando me bajaba de mi estante me sentí sola, no sé por qué pero sentí que era solo una baratija, me sentí desechada. Me estaba bajando y yendo hacia el estante de primavera, mi mejor amiga, pero cuando iba se me ocurrió un estupendo plan, me iría lejos a buscar nuevos horizontes.
Cuando le conté el plan a primavera ella se lo contó al resto de los juguetes, pero cuando llegó a oídos de la sabia María todo mi plan se arruinó. Todos me intentaron convencer pero yo ya estaba en el marco de la ventana cuando miré para atrás.
Hay estaba la pequeña cabecita durmiente de mi ama la que me quería y me cuidaba todos los días. La que me trensaba el pelo antes de acostarse. Y a veces cuando su mamá no se daba cuenta dormía conmigo. Me dio demasiada pena, no lo podía soportar, no podía abandonar a la persona que me había cuidado todo este tiempo, le rompería el corazón.
Así que me volví a mi estante y le pedí perdón por todo el show que había armado. Así nunca más me sentí inútil o indeseada.
Sorpresa de Yerbas Buenas