Había una vez, un chancho muy cochino, que vivía en la granja de Don José, en donde también había un gallo.
Ellos eran muy amigos, pero siempre hacían travesuras cuando jugaban.
Un día decidieron jugar a destrozar la granja. Don José se enfureció y no les dio comida, porque se habían portado muy mal y los encerró en sus corrales.
A la semana siguiente, se portaron bien y Don José decidió que les daría su comida favorita: al chancho le dio sus verduras preferidas y al gallo le tocó maíz. Los animales comieron hasta reventar.
Don José quedó tan triste al ver que habían reventado, que tuvo que asarlos y así alimentar a los trabajadores de la granja.