Hace mucho tiempo en medio de un bosque llamado «Encato» vivía una bruja llamada «Jabru», que era cruel y despiadada, que se comía a los niños. Pero no se los comía como todas las otras brujas que los ponían en un horno o en una olla, sino que los agarraba del pelo, los ponía en una mesa, luego los amarraba, les tapaba la boca y los ojos y con un cuchillo muy filudo los empezaba a cortar vivos, luego de haberlos cortados los ponía en un plato y se los comía crudos; y más aún hacía un embrujo para que todos lo que conocían a ese niño se olvidaran de él.
Después de cuatro meses sin comer, la bruja estaba hambrienta de comer niños, entonces dijo: -¡Tengo mucha hambre y ganas de comerme a unos sabrosos niños, voy a ver en mi olla si hay algunos chiquillos por ahí…!
Entonces la bruja empezó a ver por su olla y vio a tres niñas llamadas Constanza, Amanda y Camila. Todas eran muy amigas y se cuidaban como si fueran hermanas. Constanza, Amanda y Camila tenían 11 años y vivían en una ciudad llamada «Arique». En los lugares donde estaba el campo estaba lleno de flores, plantas, árboles, etc.; también habían tres bosques, el primero se llamaba «Lucero», el segundo «Encato» y el tercero «Fantasía». En el centro de la ciudad habian edificios, casa, oficinas, supermercados, tiendas.
La bruja hizo que las niñas fueran al bosque e hizo que se perdieran:
– ¡Estamos perdidas, perdidas para siempre! -dijo Camila-.
– ¡No!, encontraremos el camino. No te desesperes Camila, si estamos juntas no nos pasará nada -dijo Amanda-.
Y así siguieron conversando, pero a la vez siguían avanzando. Luego de unas horas llegaron a un lugar donde había una gran casa, entoces ellas tocaron la puerta y la bruja les abrió diciéndoles:
– Hola niñas qué hacen por aquí tan tarde, pasen, pasen.
– No gracias, queríamos preguntarle si sabe dónde está el camino hacia la ciudad -dijo Constanza-.
– No, lo siento. No sé dónde queda el camino, pero se pueden quedar esta noche y mañana siguen su camino, ya está haciendo frío y está oscureciendo… -dijo la Bruja-.
– No gracias, debemos seguir caminando para encontrar el …
– Yo sí me quedo, tengo frío y hambre y no pienso quedarme allá afuera en el bosque -interrumpió Camila-.
– ¿Y tú Amanda, te quedas o te vas conmigo?
– Yo me quedo
– Bueno, yo me quiero ir de aquí, espero que mañana encuentren el camino. Chaoo…
Muere Evita