Había una vez un niño que quería ir al espacio, y un día el padre le dice:
– Hijo, encontré una lámpara vieja, ¿la quieres?
– No la quiero, gracias.
– Pero hijo la puedes vender y ganar dinero.
– Bueno, dámela y veo lo que hago con ella…
El niño cuando volvió del colegio, comenzó a limpiar la lámpara, y de repente salió un polvo brilloso y un genio, y le dijo:
– Te concederé un deseo
– Bueno, quiero ir al espacio en una nave espacial y recorrer el sistema solar.
Entonces el genio lo llevó a una nave espacial y el niño estaba muy contento por lo sucedido. Y empieza el conteo para despegar: 10, 9, 7, 6, 5, 4, 3, 2,1 y despegue. Como la nave estaba creada por el genio, se demoraron muy poco en salir de la tierra ya que la nave iba muy rápido. Hasta que llegaron al espacio.
– Esto es muy grande -dice el niño-.
– Espérate, aún no has visto nada, prepárate.
Y como la luna estaba al lado, decidieron explorar.
Bajándose de la nave el niño se cayó a un cráter de la luna. Él quedó maravillado con la luna.
– Que hermosa es la luna -dijo el niño-.
– Sí, es muy hermosa.
Él quería llevarse un recuerdo.
– Por qué no te llevas una piedra de la luna -dijo el genio-.
– Buena idea, la llevaré como un recuerdo muy valioso para mí. Entonces despegando de la luna, vi todos los planetas y fui a cada uno de ellos, y de cada planeta traje un recuerdo.
Estaban de vuelta a la tierra y de repente, un meteorito los choca y los arroja a Marte.
El niño estaba muy asustado, frotó la lámpara y el genio apareció. Y él pregunta al niño:
– ¿Qué pasó ahora?
– Chocamos con un meteorito y nos arrojó a Marte, ayúdame.
– Te concederé el último deseo.
– Deseo llegar a la tierra.
Y de repente por arte de magia el niño apareció en su habitación.
El padre le pregunta:
– ¿Dónde estuviste?
– Afuera, ¿Por qué?
– No, por nada.
Entonces el niño fue corriendo a contarles a sus amigos lo sucedido.
– Mi papa me regaló una lámpara y yo la limpié para venderla, y de repente apareció un genio y me dijo, te concederé un deseo, y yo le respondí que quería ir al espacio, entonces aparecí en una nave, era muy rápida, recorrí la luna y todos los planetas, y traje un recuerdo de cada planeta, y cuando volvimos a la Tierra chocamos con un meteorito, y caímos a Marte.
Le pedí, un deseo volver a la Tierra, y de repente aparecí en mi habitación.
El amigo hizo lo mismo, frotó la lámpara, y le sucedió exactamente lo mismo.
Entonces le contó a su madre y la madre no le creyó.
Y la madre le dijo:
– No tienes que mentir, acuérdate que mentir es muy malo y dañino. Entonces entre todos decidieron quemar la lámpara e hicieron una fogata con ella, después de lo sucedido estaban tan contentos que dijeron:
– ¿Por qué no vamos al Mall?
– Muy buena idea -respondieron todos-.
Entonces el papá de su amigo dijo:
– Yo invito con los helados.
– Eeeeeeeeeeeeeh.
Al día siguiente, todos prometieron que si volvía a aparecer otra lámpara la quemarían todos juntos.
Entonces todos estuvieron de acuerdo.