Actualmente, Chile vive un momento privilegiado en el desarrollo espacial. A diferencia de lo sucedido durante la confrontación soviético-norteamericana conocida como la Guerra Fría, las experiencias y conocimientos alcanzados en ciencia y tecnología espacial mundial se encuentran al alcance de todos los científicos.
Ello significa que podemos emprender proyectos espaciales de alta tecnología más seguros, más económicos y eficientes.
Por otra parte, no tenemos necesidades de hacer grandes inversiones en la construcción de cosmódromos desde los cuales efectuar los lanzamientos al espacio, ni de fabricar nuestros propios cohetes transportadores de satélites, ya que existen numerosos países que prestan comercialmente estos servicios a costos razonables.
Considerando lo anterior, la Fuerza Aérea de Chile lanzó al espacio nuestro primer satélite, el FASat ALFA y, posteriormente, el FASat BRAVO, el cual se encuentra operando exitosamente.
Pero, para que nuestro país alcance el nivel espacial que efectivamente contribuya a aumentar el bienestar y calidad de vida de los chilenos, es indispensable contar con una Política Espacial de Estado, una Agencia Espacial Nacional y la formación de una masa crítica de científicos, técnicos y administradores capacitados en las ciencias, tecnologías y técnicas espaciales, con el propósito de incentivar y financiar investigaciones espaciales que den origen a un programa espacial que propenda a la excelencia de la educación científica chilena.
Las mejores expectativas espaciales nacionales se ubican en programas destinados a producir y explorar satélites de comunicaciones, de detección y, especialmente, de investigación científica.
Cualquiera sea el programa espacial, será fundamental basar los proyectos en investigaciones que avalen la idoneidad y conveniencia de dichos proyectos para el desarrollo y seguridad de nuestro país.
Fuente: Centro de Estudios Aeronáuticos y del Espacio
