El agua y la atmósfera
En la atmósfera se encuentra una cantidad variable de vapor de agua que aproximadamente corresponde al 4% del volumen total del aire. Algunos autores como Marck Lvovich, calculan que el vapor atmosférico alcanza los 14.000 km3, lo que representa el 0,001 % del volumen total de la hidrósfera.
El vapor de agua es «transportado» por la acción del viento, a grandes distancias hasta trasformarse en agua líquida y se precipita (de diversas formas) sobre la superficie de la Tierra.
La presencia de vapor de agua en la atmósfera da origen a la mayor parte de los fenómenos meteorológicos, como por ejemplo: las nubes, la lluvia, la nieve, el granizo, el rocío, el arcoiris, los tornados y huracanes, las tormentas eléctricas, entre otras.
El agua y la litósfera
El suelo, es la capa superficial de la litósfera, donde se efectúan parte importante de los procesos bioquímicos que sustentan la vida en el planeta; en ellos el agua y la humedad del suelo desempeñan un importante rol.
La humedad del suelo representa, aproximadamente, el 0.005 % del volumen total de la hidrósfera. Se le considera una zona activa de intercambio enérgetico con la atmósfera vía evapotranspiración – precipitación.
El agua, al incorporse al suelo, tiene una estrecha vinculación con:
– Los procesos biológicos (solución acuosa de sustancias nutritivas que absorben las plantas a través de sus raíces);
– Las reacciones químicas (formación de nutrientes, disolución de minerales,
y formación de sales);
– Facilita la actividad bacteriana de los «descomponedores de la materia orgánica».