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Alarma provocó en los Estados Unidos los resultados de un estudio realizado por especialistas de la Universidad de Carolina del Norte, que vincula a las bebidas gaseosas con la obesidad, en un país donde se estima que alrededor de un 16 por ciento de los niños de 6 a 19 años son obesos.

Es por ello que la industria de la bebida, la Fundación Clinton y la Asociación Cardiológica Americana, aunaron esfuerzos para conseguir que se limite el expendio de bebidas gaseosas en los colegios. Esta medida se considera un importante avance en la lucha contra la obesidad infantil, ya que afecta a un mercado de 35 millones de escolares.

Incluso el científico Barry Popkin, quien dirigió el estudio, pidió a las autoridades de salud que sea obligatorio el anuncio explícito de las desventajas en el peso que las bebidas ocasionan, su riesgo eventual para la salud, tal como se ha realizado con el tabaco y el alcohol, sugiriendo aumentar los impuestos a estos productos.

La iniciativa recibió el fuerte impulso del ex presidente Bill Clinton –a través de la fundación Clinton con sede en Nueva York-, quien se ha definido a sí mismo como un ex «niño gordo». Clinton ilustró cómo podría ayudar esta nueva iniciativa diciendo que un niño de 8 años que reduce 45 calorías diarias de su dieta sería 9 kilos más liviano al momento de graduarse de la secundaria.

En Estados Unidos la obesidad se ha duplicado en los adultos en los últimos 30 años y se ha triplicado entre los niños. Según los últimos estudios, en la actualidad alrededor del 60% de la población  sufre sobrepeso o es obesa. Es por ello que Clinton –quien padeció en los últimos años dos cirugías relacionadas con problemas cardíacos debido al sobrepeso que tuvo de niño- convirtió a la obesidad infantil en uno de los principales temas de política pública desde que dejó la Casa Blanca en el 2001.

La industria acordó aplicar los nuevos límites en un 75 por ciento de las escuelas públicas y privadas del país, antes del ciclo escolar 2008-2009, para luego extenderlo a la totalidad de las instituciones educativas nacionales en el período siguiente.

Las escuelas primarias venderán sólo agua, jugos sin agregados de azúcar en envases pequeños, así como también leche libre o con bajo contenido de grasas. En el caso de las escuelas secundarias, funcionarán las mismas restricciones, aunque se permitirá la venta de envases más grandes, mientras que en la educación media la mitad de las bebidas disponibles serán agua y jugos y gaseosas de bajas calorías o sin calorías.

Se estima que en el año 2009 deberían estar todas las escuelas libres de bebidas con azúcar: las lightse venderán sólo en escuelas secundarias.

Para el presidente de la Asociación Cardiológica de EE.UU., Robert Eckel, “esto es el comienzo de un gran esfuerzo para  modificar la obesidad en el sistema educativo”, pues en apoyo a esta campaña los fabricantes de bebidas gaseosas acordaron vender sólo agua, jugos de fruta sin azúcar, leche descremada en las escuelas para preescolares y enseñanza básica.

Además de las bebidas, otro problema que preocupa a los estadounidenses es la venta de comida chatarra en los colegios. Si bien la obesidad es un problema multifactorial (falta de actividad física y hábitos poco saludables, entre otros), el consumo de snacks (papas fritas, chocolates o galletas) es altísimo y es nefasto.

En Chile

En Chile, la epidemia de obesidad también va en alza y un 17,2% de los niños que ingresan a primero básico son obesos. Si se suma el sobrepeso resulta que un 50% de estos menores está afectado por kilos de más. Para revertir esta situación se han comenzado a implementar medidas, aunque opciones como la estadounidense no están en agenda.

Así lo reconoce la autoridad la subsecretaria de Salud Pública, doctora Lidia Amarales, al indicar que la estrategia para reducir la obesidad “no apunta a políticas de prohibición, sino a realizar un cambio cultural en los niños y sus padres sobre formas saludables de alimentarse y hacer ejercicio”.

En EE.UU. fueron las embotelladoras las que llegaron a este acuerdo motivadas por las gestiones de varias  organizaciones. En Chile, la Asociación Nacional de Bebidas Refrescantes (Anber) descartó una iniciativa similar en lo  inmediato. “No es una medida que se haya considerado en el corto plazo: no está en la Estrategia Global contra la Obesidad y no está entre las cosas que la autoridad ha planteado”, indicó Jaime Gatica, gerente general de Anber.

En todo caso, la doctora Amarales reconoce el impacto que tienen las gaseosas: “Un vaso de 200 cc de bebida azucarada  contiene 80 calorías, mientras que una manzana tiene sólo 35 y alimenta más”. Esto, porque la fruta contiene minerales, vitaminas y fibra que la hacen muy saludable.

Según esta autoridad, el 45% de las escuelas en Chile están acreditadas en cuanto a cambios saludables que han realizado, como son el aumento de la actividad física y la implementación de los llamados “quioscos saludables”, que incorporaron en su oferta productos como aguas, leches descremadas, yogures y frutas.

Sin embargo, son los colegios particulares pagados los que más han avanzado en mejorar la oferta de alimentación a sus alumnos. Según Walter Oliva, presidente de la Corporación Nacional de Colegios Particulares (Conacep),  establecimientos como el San Ignacio o el Santiago College lo han normado, no permiten comida chatarra o han eliminado las golosinas de lo que se ofrece en sus recintos”.

Para Oliva, en los particulares subvencionados falta mucho por hacer y asegura que la medida tomada en EE.UU. “es un  buen ejemplo a seguir en nuestro país”.

Finalmente, aunque todos concuerdan en que el retiro en EEUU de las gaseosas azucaradas es un paso positivo, hasta ahora el tema no se ha hablado. “Nosotros estamos dispuestos a conversar con quien sea, incluida la industria de bebidas, para colaborar en la reducción de la obesidad”, dice Amarales.
En Anber muestran igual disposición. “Podemos ser parte de la solución del problema de la obesidad, porque estamos conscientes de que existe. De hecho, hemos sumado productos como aguas, bebidas light y jugos de fruta, los que han aumentado en consumo. Esto es un cambio positivo”, advierte.

Algunos datos

– 111 litros de gaseosas consume en promedio al año cada chileno, versus 30 a nivel mundial.
– 150 son las calorías promedio que contiene una lata de bebida refrescante.
– Cuatro manzanas regulares equivalen a 140 calorías, y además aportan vitaminas y fibra.


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