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Fecha de edición: 13.02.2008

Es considerada la investigación más acabada que se ha realizado al respecto. Durante dos años, expertos de la Universidad de Cambridge analizaron en profundidad la situación de las escuelas en Inglaterra, incluyendo las materias que contempla el programa oficial, la forma en que se instruye y las evaluaciones que se aplican desde primero hasta el último grado de primaria (12 años), y comparó estos ítemes con lo que ocurre en los sistemas escolares de otros 21 países desarrollados. El estudio, bautizado como Primary Review, arrojó la semana pasada sus primeros resultados, provocando un revuelo mediático y académico de proporciones.

Una de las principales conclusiones es que los niños ingleses son los más sobreexigidos del mundo desarrollado. Pese a que sus resultados a nivel internacional no los ubican entre los mejores. De hecho, los investigadores señalan que los estándares de rendimiento en lenguaje y matemática de los escolares británicos se han mantenido estables desde los años 50′, aunque las exigencias se han incrementado fuertemente durante las últimas dos décadas. Uno de los aspectos con el que ejemplifican los expertos británicos es la aplicación de las pruebas estandarizadas, similares al Simce chileno, que miden cuánto del contenido de los programas oficiales son impartidos en cada nivel.

Demasiadas pruebas

Según describen en su reporte, en Inglaterra los escolares son sometidos a cinco exámenes estandarizados entre segundo y séptimo grado, es decir, a los siete, ocho, nueve, diez, y once años. Eso los convierte en el país que más evalúa a sus escolares. En naciones como Francia, Alemania, Japón o Nueva Zelandia -algunas con las que se compara en el estudio- este tipo de evaluaciones son escasas.

En Alemania, por ejemplo, no existen; en Francia y Japón, se aplica sólo una vez en primaria, y en Nueva Zelandia, sólo en dos oportunidades casi al finalizar este período. Todos estos países, sin embargo, tienen un desempeño similar e incluso superior al Reino Unido en test internacionales como el de Pisa, que no sólo mide conocimientos sino habilidades y cuyos últimos resultados se dieron a conocer en enero pasado. Nueva Zelanda, por ejemplo, superó a Inglaterra en 15 puntos en Ciencias, en 27 puntos en Matemáticas y en 26 puntos en Lenguaje.

«Comparada con los sistemas de otros países, la evaluación inglesa es más estresante, más profusa y comienza a una edad más temprana. Ningún otro país parece estar tan preocupado por los estándares nacionales», aseguran los investigadores.

El factor prestigio

El problema que identificaron los investigadores es que, si bien este tipo de evaluaciones no tiene más alcances que conocer el estado de la educación, se han convertido en un importante elemento de presión de las escuelas hacia sus alumnos por obtener buenos resultados.

Esto ha provocado que en los últimos años los profesores se concentren cada vez más en preparar estos exámenes, dejando de lado las materias que no están incluidas.

«La costumbre de publicar los resultados de los colegios en un ranking hace que muchos padres consideren este puntaje como el factor más importante para elegir. Y los establecimientos responden a eso», señala el reporte.

Un fenómeno del cual Chile no es ajeno. En el país, el Simce se aplica a los escolares de cuarto y octavo en educación básica, lo que corresponde a niños entre nueve y 13 años. Y, durante los últimos años, éste y otros exámenes nacionales como la PSU, están condicionando la enseñanza en algunos establecimientos, fundamentalmente en los de mayores recursos (ver recuadro).

La Tercera


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